Lupita: ¿Tu papá te firmó el permiso? ¿Enserio? ¿Ni siquiera preguntó por qué? - pregunta incrédula.
Roberta: No, ya te dije, creo que piensa que pasó algo con Diego o algo así...
Lupita: ¿Qué? ¿Él sabe de Diego? - pregunta aún más confundida.
Roberta: Ayer pasaron muchas cosas - digo sin querer explicar mucho.
Lupita: ¿Y no me piensas contar?
Roberta: No, realmente - admito.
Lupita: Okey - alarga incómoda - Creo que me voy a mi clase, nos vemos en el almuerzo.
No era por nada, pero no confiaba mucho en las personas desde lo sucedido con Mia, aún no sabía qué tenía con Diego, pero claramente no era nada sano. Hoy comenzaba con mi nuevo horario, y la primera clase del día era álgebra, sencillo. Aunque, sinceramente, planeaba más hacer amigos que prestar atención, como iniciar un nuevo ciclo.
Me encamino hacia el aula, que era un taller especializado para usarlo con matemáticas, aún no había hablado con Diego desde ayer, y no sabía cómo estar por eso. Entro al aula, incómoda por las nada discretas miradas. Tomo asiento en los pupitres del frente, al lado de una chica que se veía realmente simpática.
Roberta: Hola, soy Roberta - me presento alegre ante aquella chica.
- Lujan - dice con una sonrisa - ¿Qué te trae por aquí? No mal interpretes, pero esto es álgebra avanzada, y muy pocos se inscriben por gusto.
Roberta: Con que por eso las miradas - digo en voz baja sólo para mí.
Lujan: ¿Disculpa?
Roberta: Nada. Pues, me gustan las matemáticas y no se me hacen tan difíciles, así que, ¿por qué no? - explico.
Lujan: Tú eres la novia de Diego Bustamante, ¿cierto? - pregunta.
Roberta: ¿Qué? ¡No! ¿Quién dice eso?
Lujan: Todos. Dicen que te dejó porque te vio engañándolo con otro chico.
Roberta: Él me engañó a mí - digo antes de siquiera poder evitarlo - ¡No! No quise decir eso...
Lujan: Entonces, ¿sí salían?
Roberta: ¡No! Quiero decir que...
Lujan: ¿Y por qué dices que te engañó?
Roberta: Es algo complicado...
Lujan: ¿Tú lo engañaste?
Roberta: ¡Nadie engañó a nadie! ¡Nadie rompió con nadie! ¡Y nadie salía con nadie! - aclaro harta de sus acusaciones.
Lujan: Lo siento - dice avergonzada - Ya veo por qué te dejó - murmura.
Fulmino con la mirada a Lujan antes de cambiar de asiento, sentándome junto a un chico de cabello peculiar. Él ni siquiera se inmuta por mi presencia, no dirigiéndome la mirada en ningún momento, a diferencia de las otras personas.
Roberta: Hola - susurro tímida.
- Hola - dice sorprendiéndome, pues no esperaba que hablara.
Roberta: Soy Roberta.
- Santos.
Roberta: Y... ejem...
Santos: Lujan es algo desconsiderada, no es su culpa - dice mirándome por primera vez y es cuando puedo notar el hermoso color de sus ojos, lo cual no evito decirle.
Roberta: Tienes unos ojos hermosos - digo mirándolos.
Santos: Esa es mi frase para conquistar... ¿Acaso estás seduciéndome? - bromea.
Roberta: - río fuertemente - No - niego aún riéndome.
Saca su labio inferior hacia afuera e infla un poco las mejillas, haciendo un puchero, creo.
Santos: Eso no se le dice a un chico, rompes su corazón - mete una mano a su camisa y aprieta su pecho, como si le estuviera dando un ataque.
Río y así pasamos el resto de la clase, haciendo bromas malas y tratando de no reírnos demasiado alto.
Santos: Así que, cambiaste todos tus horarios, por un chico - repite incrédulo.
Roberta: Ya sé que suena estúpido, pero tú no conoces a Diego.
Santos: ¿Diego Bustamante?
Roberta: ¿Es que todos lo conocen? - pregunto retóricamente - Sí, sí es él.
Santos: ¿Quién dice que no lo conozco? - pregunta metiéndose un papa frita en la boca.
Roberta: ¿Lo conoces?
Santos: ¡Somos amigos!
Roberta: No te creo - suspiro cansada.
Santos: ¿Qué tienes? - pregunta riendo.
Roberta: Que todos los que conocen a Diego son unos cretinos.
Santos: ¿Y yo lo soy?
Roberta: Pues, no, pero...
Santos: ¿Pero? - pregunta divertido.
Roberta: Pero... ¡él sí lo es! - reclamo como niña pequeña.
Santos: Ahora estás haciendo berrinche - ríe.
Roberta: Lo sé - admito avergonzada.
Santos: ¿Quieres ir al cine hoy en la tarde?
Roberta: Claro - acepto - Espera... no puedo, voy a salir con alguien.
Santos: ¿Una cita? - pregunta con tono de burla.
Roberta: Sí - alargo divertida.
Santos: De acuerdo, tal vez otro día, si es que no estás besándote con alguien por ahí - dice burlón.
Río y golpeo su hombro, no inmutándolo ni un poco
Todo estaba saliendo perfecto. Había hecho un nuevo amigo, lo cual era el propósito de éste cambio, hoy tenía una cita con Miguel y ni siquiera Diego lo arruinaría, que por cierto, no lo había visto en todo el día, algo que apreciaba. Mientras todo siguiera así, nada podría salir mal.