Capitulo 9. ANGELA MAREL

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Angela Marel:

No podía creer que realmente estaba el aquí.

El llevaba cerca de una hora hablando con Catalina, o más bien, siendo interrogado y fuertemente reprendido por ella, yo estaba atrás de mi jefa, anotando todos los puntos importantes y mirándolo de reojo de vez en vez. En ocasiones, él también me miraba a mí.

Ninguno de los dos había dicho nada sobre nuestro parentesco.

Llevaba tanto sin verlo, y realmente el nunca paso por mi cabeza en los dos años que llevo viviendo con Elena.

__Angela, ve por el administrador por favor que necesitamos aclarar unos puntos con el señor Marel.

__Sí, señora. __ Salí de la oficina.

No me había dado cuenta de lo tensa que estaba hasta que el aire fue expulsado de mis pulmones, y pude respirar con libertad de nuevo.

No debería temerle, el ya no tiene manera de hacerme daño. Elena y yo estamos juntas, estamos bien y somos totalmente libres gracias a la señora fuego.

El administrador era un señor algo mayor, quizás de la misma edad que Catalina, el no llevaba traje, pero si tenía unos pantalones de vestir y una camisa de botones color negra, era manga larga y estaba perfectamente abotonada. Era formal y serio. Tanto que se negó a acompañarme en ese momento, pero con la promesa de pasarse más tarde.

Cuando estuve de vuelta en la oficina me di cuenta de que los libros contables estaban ahora sobre el escritorio, mientras Catalina señala los múltiples errores que se supone mi padre debió de haber notado y señalar durante la auditoria.

Estaba tan distraída que no me di cuenta del par de libros que había en el piso, y como lo torpe en mi es algo que nunca me va a abandonar terminé tropezando con uno de ellos y perdiendo el equilibrio.

Pero mi cuerpo no llego a tocar el piso, aunque si escuché un estruendoso ruido, cuando abrí los ojos me di cuenta de que Catalina estaba frente a mí, sujetándome por la cintura muy cerca de su cuerpo, sus ojos claros observaron mi rostro un par de segundos y sentí mi piel erizarse cuando la descubrí mirando mis labios.

Mis manos estaban sobre su pecho, mi corazón era traicionero porque no paraba de tamborear sin parar, y debido a nuestra cercanía, comencé a sentir temor de que ella fuera capaz de escucharlo.

__ Señora __ Quise llamar su atención cuando la vi acercar lentamente su rostro al mío, e incluso ladeó un poco la cabeza, como si estuviera dispuesta a besarme __ Muchas gracias por su ayuda __ tuve que empujarla un poco hacia atrás, ella pareció volver en sí y sus manos comenzaron a soltarme lentamente.

__Ten más cuidado.

__Lo siento __ Entonces vi la tableta en el suelo boca abajo. ¡Mierda! Así que eso fue lo que hizo aquel ruido.

No, no, no. Que no esté rota, por favor, por favor. Ni siquiera es mía, es de la empresa, ahí se va a ir todo mi sueldo si Catalina me hace pagarla.

Así que terminé alejándome de mi jefecita y arrodillándome frente a la tableta como si fuera un hijo mío agonizando, rezando y con las manos temblorosas la levanta y le di la vuelta con temor de encontrarme la pantalla quebrada.

¡Eureca! Al parecer no hay ningún rasguño, el alma me vuelve al cuerpo, y cuando la enciendo parece seguir funcionando perfectamente.

Levanto el rostro emocionado hacia mi jefecita, que me mira incrédula, como si no procesara que acabo de darle más importancia a la tableta sin vida que a ella y su tentadora cercanía.

Entendido, Profesora 2: EL INTERCAMBIO (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora