Capítulo 24. ELENA LANDAM

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Elena Landam

Sabía que tendría problemas en cuanto llegue a casa, que, si bien fui recibida por un abrazo y un beso de mi madre, luego fui ignorada épicamente. Mamá tenía muchas más ganas de atender a Angela, en cuanto la vio llegar tan pálida me arrebato a mi novia de entre mis brazos y se encerró con ella en la habitación.

Si es que resulta que hasta cocinó para ella.

__ ¿Le contaste sobre lo que paso? __ es lo que le pregunto a Tony después de dar vueltas por toda la sala, desesperada y cociéndome en mi propio miedo mientras mi madre sigue encerrada con mi novia.

__ Claro que no, solo le hable del desmayo __ eso me calma solo un poco __ pero sabes bien quien es la única a la que no le puedes preguntar nada y te suelta toda la verdad.

No puede ser.

Mi vista recae en Valentina, quien se encuentra tranquila de la vida tecleando en su laptop, según ella trabajando.

__ ¿Le contaste a mi madre de mis problemas con Angela?

Valentina levanta la mirada y se encoge de hombros.

__ Ella preguntó porque Angela podría sentirse mal y yo le dije que ella no es muy buena controlando el estrés, luego preguntó que podría estar estresándola tanto y yo solo le di opciones.

Mamá va a matarme, ahora entiendo la mirada de reproche. A veces la sinceridad extrema de Valentina llega a ser problemática.

__ Es oficial, estoy muerta, me mataste, Valentina.

__ Que diosito de mamá Rosa te acompañe.

Y se burla, ¿Quién decía que Valentina era un alma pura e inocente? Es solo su mascara, hay maldad dentro de ella, pura maldad.

Ni siquiera tengo tiempo de responder o de reclamar, porque entonces la puerta de mi habitación se abre y el rostro serio de mi madre aparece. No es muy común ver a mi madre así, ella normalmente no se enoja con nada, y cuando lo hace, de verdad necesito ponerme a rezar ahora.

__ ¿Me dejarían un momento a solas con mi hija, chulas? __ Valentina asiente y Tony pasa a mi lado dejando leves palmadas en mi espalda, como de "ánimo, mucha suerte". Tan pronto como ellas desaparecen basta una mirada de mi madre para que yo tome asiento en el sofá, puedo sentir mis piernas temblar y ella queda frente a mí con las manos en la cintura, en posición de jarrón.

__ Puedo explicarlo.

__ No __ ella me silencia y yo aprieto los labios __ ¿Sabes lo que pensé el día que me presentaste a Angela? __ niego con la cabeza __ creí que estabas jugando, esperaba en casa a una mujer y tú me llevaste a una niña, y yo dije ¿Que le puede ofrecer una chamaquilla a mi hija? No entendía que viste en ella, pero fue tu decisión, y ni tu padre ni yo te hemos reprochado nunca nada. Pero esa niña se interesó en las cosas que ninguna antes lo había hecho antes, y se levantaba temprano para ir a criar gallinas con tu padre mientras tu babeabas la almohada, platicaba con las vacas y siempre tenía miedo de que la pata hubiese olvidado algún patito por ahí así que los contaba cada hora para asegurarse de que seguían completos. Nunca fuiste una mujer de campo, nunca te gusto el mundo en el que creciste, y nosotros hicimos todo porque salieras de ahí y cumplieras tus metas. Y luego llegaste y nos regalaste a Angela, me regalaste una nuera que adoraba observar las plantas tanto como a mí, le regalaste a tu padre una compañera que lo ayudara a bañar a los cerdos y a cepillar a los caballos, le enseñamos todo lo que tú nunca quisiste aprender.

Conozco muy bien el esfuerzo de Angela por ganarse a mis padres, aunque ella parecía ni siquiera intentarlo, su gusto por los animales parecía tan genuino, y en muchas ocasiones me causo risa escucharla hablar con ellos.

Entendido, Profesora 2: EL INTERCAMBIO (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora