capítulo 32

459 34 9
                                    

Alexander Norris

Estaba molesto. Más que molesto la verdad. Años de confianza se comenzaban a desmoronar en un segundo y necesitaba respuesta.
¿Por qué lo haría? Con su propia hija, ¿Por qué entregarla como si fuera un maldito trozo de carne?

Esto no es algo que me imaginaba que Robert hiciera, pero al parecer no conocía tan bien a mi mejor amigo.
Detengo el coche frente a la casa de los Russell y me bajo cerrando con fuerzas la puerta. A zancadas grandes avanzó hasta la casa, tocó solo dos veces hasta que esta se abre y Estela aparece con un rostro neutro.

_ Necesito hablar con Robert - es todo lo que digo.

Estoy molesta con ella, por atacarme en la oficina utilizando mis inseguridades y miedo, pero sé que lo hizo por cuidar a su hija, aun así no deja de doler.

Estela suelta un suspiro con fuerzas y se hace a un lado dejándome pasar. Esto fue más fácil de lo que pensé.

Ingreso a la casa y avanzo para ir a la segunda planta, cuando veo que Robert no está en la sala, pero la voz de Estela me detiene.

_ Alexander - me llama y me giro para mirarla - no sé realmente por qué vendrás. Robert ya me ha contado todo lo que ha hecho para juntarlos con Madie - ella desvía la mirada haciéndome ver qué es algo que desaprueba totalmente - No lo comparto, aun después de que me dijera que ella siempre... - niega con su cabeza, dejándome con la incertidumbre. ¿Ella qué? Quiero preguntar, pero continúa hablando - Robert, no puede pasar mucho estrés, ni emociones de alto nivel, por favor no pelees con él.

Observó a Estela y respiró profundo. Quizás si deba calmarme un poco. Es cierto que hace solo tres semanas que él salió del hospital, con una operación al corazón, debo controlar mi temperamento.

_ No te preocupes, Estela, solo hablaré con él - digo finalmente y ella asiente.

_ Gracias - susurra. Asiento con mi cabeza y me giro para seguir subiendo, pero vuelve a llamarme - Alexander - guarda silencio por unos segundos - Lo lamento - suelta finalmente. Volví a mirarla y en su rostro noto la vergüenza - No debí atacarte de esa manera aquella vez, fue muy bajo de mi parte, no estuvo bien. Sé lo difícil que ha sido para ti salir con tus hijos sin Julia. No quise lastimarte, tampoco quise lastimar a Madie, pero terminé haciéndolo de igual modo. Lo siento.

No esperé escuchar una disculpa de su parte, no cuando lo que había dicho aquel día no había estado tan equivocado. Aun así había dolido y había creado un pequeño resentimiento hacia ella. Sabía que lo hacía para proteger a su hija. Lo comprendía, pero también se sentía como una traición de su parte.

_ Está bien - es lo único que puedo decir por el momento.

Estala asiente con su cabeza un poco desanimada porque no dijera más, pero es que tampoco sé qué más decir. La muerte de Julia y la llegada de mis hijos causaron grandes inseguridades en mi vida y ella las atacó sin importar nada.

Continuó subiendo las escaleras, dejando a Estela abajo y tragando las emociones que quieren salir a flote.
M Llego a la segunda planta y mis ojos inevitablemente van hacia la recámara de Madie y no sé si estará en ella y, aunque me encantaría verla, sé que no es a eso a lo que he venido y también sé que vernos no nos hará nada bien, así que por nuestro bien, hablaré con Robert y me iré de inmediato.

Llegó a la habitación de Robert y golpeó un par de veces, escuchó su voz dando el pase e ingresó, viéndolo acostado en cama con la televisión prendida en algún canal de fútbol.
Robert gira su rostro para ver quién ha entrado y cuando se topa conmigo, puedo ver la sorpresa.

El Amigo de Papá Donde viven las historias. Descúbrelo ahora