Capitulo 74.1. Gusto culposo (opcional leer)

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Pongo de nuevo la advertencia (wiru wiru wiru 🚑 -diría la comadre-).
Este capítulo no afecta en nada si no se lee, solo es para quienes quieran leer a detalle lo que pasaron en la noche las mejores y grandes amigas 🥰 (sarcasmo).

O sea es pura cochinada 🔥

Así que continuamos...

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Regina Montoya's POV

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Regina Montoya's POV

Continuamos besándonos por unos minutos, para mi esto era una putada, quería llevarlo tranquilo y pausado pero la cabronaza de mierda besa demasiado bien que mi excitación sube como espuma y quería volverme salvaje follándola de todas las maneras que siempre me imaginé, pero exploraré el terreno y dejaré que Elizabeth tome por un rato el control.

Sus besos son demasiado calientes, lujuriosos, como aquella persona que se le ha abstenido al sexo por años y busca como saciar su hambre y eso me pone cada vez más. El sentirme deseada por Elizabeth era el mejor sentimiento que sentía hasta ahora.

Eli recorre cada centímetro de mi cuerpo, a pesar que aún tengo la bata puesta un escalofrío no dejo de sentir cada que pasa su mano por mis áreas sensibles.

El aire empieza a escasear y cortamos el beso pegando nuestras frentes para recuperarnos un poco. Elizabeth no deja de ver mis ojos, ni yo los de ella; esto era algo nuevo para mi pero me encantaba tener su mirada depredadora, sus mejillas rosadas y sus labios rojos por tanto besarnos.

–Quiero verte –dice erótica con voz rasposa.

–Puedes ver todo lo que quieras –la incito con una sonrisa coqueta.

Elizabeth sonríe de lado y procede a desamarrar el nudo de mi bata, si supiera las ganas que tengo de quitarla, arrancarle la ropa y tirarla a la cama, no lo haría tan lento como lo hace ahora.

La castaña si que sabe tomarse su tiempo desamarrando la bata, primero la abre y observa mi cuerpo que aún tiene ropa interior, luego lentamente pasa sus manos por mis hombros para que caiga por sí sola. Su delicado toque recorre mis brazos, también la clavícula pasando por mis bubis arriba del brazier, eso me hizo suspirar y cerrar mis ojos para disfrutar más. Sus manos llegaron hasta mi abdomen, pasan por mis caderas hasta llegar a mis gluteos dando un apretón a cada uno.

Una melodía al corazón - con Hailee SteinfeldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora