Elizabeth Salazar es una chica con un solo objetivo: su trabajo. Pasa de estar en la industria farmacéutica a la venta de drogas. Ambos negocios familiares.
Hasta que una venta ilícita sale mal con el "comprador estrella" que la llevará a tomar much...
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Hailee Steinfeld's POV
–Si, ahí –gimo de placer mientras que Lizzy está comiéndome abajo y haciéndome suya con sus dedos–. Ahí más rápido, por favor –suplico tratando de no ser ruidosa.
Mis manos están aferradas a las sábanas, como si eso pudiera evitar gemir con fuerza, pero esta vez no quiero hacerlo, es temprano y todos duermen, sería vergonzoso que nos escucharan.
Estoy a punto de tener un gran orgasmo y viene tan fuerte que ya lo siento atorado en la garganta.
–Aún no cariño –Lizzy lo siente y detiene su trabajo con la lengua y sacando los dedos.
Pensaba reclamar pero en eso se sube a mi cuerpo, coloca su vagina en una de mis piernas y vuelve a penetrarme.
–Ahh –sale un gemido repentino con fuerza.
–Shh cariño, los vas a despertar –susurra cerca de mi oído.
Me penetra con fuerza pero retomando la velocidad anterior, lo hace brusco y apasionado, también ella mueve sus caderas para frotarse en su vagina con mi pierna, puedo sentir toda su humedad y me encanta.
–Más fuerte mi amor, por favor –vuelvo a suplicar cuando me siento al borde del colapso.
Elizabeth lo hace a como se lo pido, ella también gime pero más bajo que yo.
Estos son los mañaneros que me gustan, justo antes de que cada quien vaya a sus actividades del día, porque después nos interrumpen y hacerlo así me mantiene de mejor humor.
Estamos cerca y aunque Elizabeth no se ha detenido, me empieza arder ahí abajo.
–Ah... aah... aah
–¿Qué sucede, cielo? –pregunta preocupada.
–Ah... me duele, pero no te detengas –vuelvo a suplicar aferrándome a su espalda, mi esposa se llena más de lujuria y vuelve a penetrarme haciéndome ver las estrellas–. Aaah... me voy a orinar.
Elizabeth pone su mano libre en mi boca y continúa dándome duro.
Unas cuantas embestidas más y llego a un jodido y espectacular orgasmo haciendo empapar las sábanas debajo de mi, gimiendo su nombre en silencio por la mano que detuvo mi grito.
