🐇12. Algo diferente🐇

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Si le preguntabas a Jungkook que era lo que le gustaba, lo más probable es que meses atrás te hubiera dicho que leer comics, ver sus series y armar teorías de las próximas temporadas.

Pero eso ya había quedado a segundo plano, ahora lo que más le gustaba y encantaba era la presencia de Jimin.

Y es que el guapo pelinegro ni siquiera se había puesto a pensar en cómo Jimin había entrado a su vida tan repente, encajando con facilidad, otorgándole más que placer y dinero.

Básicamente la palabra era felicidad.

Pero él no lo diría porque aún no se daba cuenta de cómo las cosas habían cambiado, de cómo la relación de ambos ya no era solo sexo apenas llegaran a casa.

Jimin simplemente no lo notaria hasta más adelante, haciéndose el despistado con sus sentimientos. Sabiendo muy bien lo que es, pero ignorándolos para simplemente "no volver a ser lastimado".

Cada quien tiene su propio concepto de amor y felicidad. El lindo universitario aun no terminaba de descubrir la suya, pero no tardaría.

Jungkook se mantenía en su habitación, aunque más bien casi poniéndolas de cabeza

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Jungkook se mantenía en su habitación, aunque más bien casi poniéndolas de cabeza.

Al llegar de sus clases había tomado su habitual ducha, comiendo un poco de lo que Jimin había preparado esa mañana, recordando que debía darle comida a su pequeño conejito.

Pero cuando subió a su habitación no estaba, ni en la jaula o el baño. Jungkook siempre dejaba la jaula abierta para que pasara por la gran habitación.

Tenía casi veinte minutos buscando al peludo, sin rastros de él, lo busco por el pasillo, sala, cocina y baños de invitados. No era posible que saliera, el único lugar que quedaba era la habitación de Jimin.

El pelinegro solo entraba a la habitación del rubio cuando este estuviera allí. Jimin era bastante ordenado por lo que el pelinegro creía que si entraba arruinaría algo y Jimin se molestaría. Pero esto era una emergencia, su pequeño bebe no aparecía y el último lugar donde podría era esa habitación.

Al entrar sintió un leve aroma, el de Jimin. Esa combinación de sus jabones líquidos neutrales, su zampo de coco y cremas para la piel con olor avena.

Suspiro, sus latidos al entrar a la habitación eran acelerados, pero cuando sintió esos olores todo su cuerpo se relajó y la tensión bajó.

Después de diez minutos el cuarto del mayor estaba patas para arriba con Jungkook buscando hasta por debajo de los zapatos costosos de Jimin en su gran armario.

—Esponja... ¿Dónde estás pequeño? —pregunto con su cabeza metida entre los abrigos del mayor.

—¿Jungkook? —El mencionado creyó palidecer. No creía que las horas pasaran tan rápido.

Saliendo de su escondite miró al rubio, quien lo miraba con una ceja alzada.

—Jiminie...

—¿Qué estás haciendo? —Pregunto en un tono normal pero serio. —¿Por qué todo esta desordenado? —Todo había estado bien hasta que el pelinegro vio que se cruzó de brazos.

—¡No estoy haciendo nada malo! —dijo alzando sus manos. su desesperación volvió al saber que no encontraba a su pequeño peludo. —esqueesponjadesaparecioyyo...yo —tomó aire. —no lo encuentro, no lo veo.

Jimin no estaba enojado, para nada. Solo quería saber qué hacía para causar tanto desorden, pero entendía que algunas veces su rostro podía ser muy seria y demostrar molestia.

—Oye, oye. —Tomando las mejillas del menor le dio un corto beso. —Tranquilo Kookie, lo vamos a encontrar. —Le dio una pequeña sonrisa.

Sus manos fueron hasta su coleta, soltándola para volver hacerla. De tanto estar de aquí para allá se había despeinado.

Jungkook lo miró desde arriba con sus ojos brillantes, atento a sus expresiones mientras que Jimin lo peinaba.

Justo cuando Jimin terminó lo abrazo, necesitaba sentir su aroma y calor para estar relajado. Era demasiado cómodo.

El rubio sonrió, correspondiendo a la muestra de afecto. —Me duele mucho la cabeza. —Jungkook dejo de abrazarlo y lo miro con un pequeño puchero.

Jimin tomó su mano y lo saco del armario. Sentándolo en la cama busco algo dentro de su mesita de noche, tomando una de las botellas de vidrio que siempre dejaba cerca para la noche, entregándola al menor junto a unas pastillas.

—Es para el dolor de cabeza.

—Gracias. —Le sonrió al rubio, quien acariciaba su cabello y lo miraba como si... ¿fuera especial?

Jungkook no sabía cómo describirlo, muchos sentimientos eran nuevos para él, pero podía decir que esa mirada en Jimin nunca la había visto. Era algo entre dulce y brillante. Como si sus ojos pudieran sonreír.

—Acuéstate un rato, luego seguiremos buscando. Solo debe estar por ahí escondido.

—¿No te vas acostar conmigo? —Preguntó al ver como el rubio estaba por Salir de la habitación.

Las mejillas de Jimin se tornaron rojas. Otra cosa que Jungkook jamás había visto, se veía realmente lindo.

Normalmente llegaba a verlo serio, coqueto, con una sonrisa, algunas veces riendo o simplemente neutral, pero jamás ruborizado. Le gustaba.

—Está bien. —Al acostarse a su lado Jungkook lo jaló, casi dejándolo debajo suyo.

Jungkook dejó su cabeza sobre el pecho de Jimin, sintiendo su aroma y su cómodo cuerpo ser abrazado a su cuerpo. Realmente no había notado cuanto necesitaba aquello.

Jimin lo miraba desde arriba, había soltado su coleta para peinar sus mechones y poder masajear su cabeza. Así el estrés que estaba sintiendo se pasaría, aunque no espero que el pelinegro se durmiera.

Se veía demasiado cómodo, tanto como él se sentía.

Aunque eso le diera mucha paz y calma, también le traía recuerdos de hace mucho tiempo. De los cuales él ya había superado. Era un hombre que se había superado y ahora tenía todo lo que deseaba.

Bueno, casi todo.

El dinero si da felicidad, Jimin jamás lo negaría. Pero desde joven siempre deseo tener una persona con quien contar, a quien abrazar, que fuera su complemento, que lo quisiera con todos y sus defectos.

El rubio río pensando en sus propios pensamientos.

—Que carajos digo, yo no tengo defectos —se dijo más para sí mismo.

Sobre él, Jungkook se movió haciendo que Jimin se acomodara para estar más cómodo. El pelinegro se subió un poco más, quedando en su cuello.

Jimin simplemente se dejó hacer y se durmi0 siendo rodeado por los brazos de Jungkook.

En medio de la noche, cuando ambos chicos dormían a gusto, un pequeño peludo salió debajo de la cama en busca de comida. Jungkook había buscado en toda la habitación, menos debajo de la cama. 


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💜TAM💜

Mi Juguetito [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora