Catorce

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-¿De qué querés que hablemos hoy? -Emiliano se colocó sus anteojos, mientras abría la pequeña libreta donde solía tomar notas durante las sesiones.

-Tengo que contarte algo... -Lisandro se cruzó de piernas, relajado -algo sobre Cristian.

Su psicólogo lo miró con curiosidad. Ya habían pasado casi quince sesiones en las que su paciente había avanzado a pasos agigantados. Tan sólo con observar su actitud y su lenguaje corporal podía notar que el chico aterrorizado y confundido que había conocido comenzaba a sanar.

-Adelante -lo invitó amablemente a continuar.

-Julián me convenció de hablar con él -comenzó el teñido, para luego hacer una pausa para tantear la actitud de su terapeuta.

-Eso es muy bueno, Lisandro -Emiliano lo animó. En verdad era un gran avance que comenzara a intentar poner en palabras sus sentimientos.

-Sí, pero no me quiso escuchar.

-Bueno, eso está dentro de las posibilidades... -el más alto escribió un par de palabras en su libreta -vos estás en todo tu derecho de querer hablar con él, pero él también tiene derecho a no querer escucharte.

La expresión de Lisandro se puso seria de golpe. Secretamente esperaba que Emiliano le diera la razón, aunque no la tuviera.

-¿Y ahora qué tengo que hacer? -protestó como un niño pequeño, provocando la sonrisa cómplice de su psicólogo -si no me quiere escuchar, ¿ya está?

-Lisandro... yo no estoy acá para decirte lo que tenés que hacer. Vos ya sabés lo que tenés que hacer, yo sólo estoy acá para guiarte a que vos mismo lo descubras.

-Pero, ¿si no me quiere hablar más? -continuó el teñido -¿y si se terminó para siempre?

-Y si se terminó para siempre, podés agradecerle a Cristian por haberte traído hasta acá -Emiliano respondió sin perder la calma -si no lo hubieras conocido, quizás nunca hubieras intentado sanar todos tus traumas del pasado.

...

En ese último tiempo, Lisandro había intentado salir y conocer nuevas personas, tanto hombres como mujeres, pero nada se comparaba con lo que Cristian le había hecho sentir. Nada lograba distraerlo ni hacerlo olvidarse del otro, que parecía ignorar por completo su existencia.

Durante el día, en el trabajo, ponía todo su empeño en fingir indiferencia ante la incipiente relación del moreno con Giovani, pero la realidad es que cada vez que los veía juntos sentía un dolor profundo en el pecho que le quitaba la respiración. Nunca en la vida había experimentado semejante tristeza ni frustración, porque tenía muy en claro que el único culpable de que las cosas hubieran llegado a tal extremo era él mismo. Sin embargo, ya se había resignado a que lo suyo con Cristian nunca podría ser.

La semana previa a las vacaciones de invierno, que coincidían con la feria judicial (momento donde no trabajarían por dos semanas), se le presentó una última oportunidad de intentar enmendar las cosas. Según lo que le habían contado Julián y Paulo, Giovani había pedido adelantar sus vacaciones para un viaje que tenía programado, lo cual significaba que Lisandro podría tratar de acercarse nuevamente a Cristian.

-Les dije mil veces que no, ya está -el teñido resopló con fastidio, mientras terminaba su almuerzo. Junto a él, Paulo y Julián insistían a que aprovechara la oportunidad de intentar hablar con él.

-¿Y si planeamos que se queden encerrados en nuestra oficina? -Paulo propuso como si fuera un adolescente planeando una travesura.

-Me gusta la idea, eh -Julián asintió -no le va a quedar otra que escucharte.

Burning Desire (Cuti x Licha AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora