Veintiseis

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-No quiero ir, Emiliano -protestó Lisandro como un niño pequeño, cruzándose de piernas -¿es necesario?

-Y... es un compromiso laboral, Lisandro -la respuesta de su psicólogo era la que imaginaba -creo que no te vas a poder seguir escapando.

Hacía casi un mes que había pasado el episodio de Giovani "escrachándolo" con todos sus colegas y, desde entonces, el teñido había mantenido un perfil lo más discreto posible. Tras darle un par de días de licencia para que se repusiera del mal momento, su jefe Lionel se había encargado de desmentir la falsa noticia entre sus colegas y de dejar en claro que Giovani había decidido dejar la empresa por sus propios medios. Sin embargo, Lisandro no encontraba su paz. Habían decidido junto con su terapeuta aumentar la frecuencia de las sesiones, reuniéndose dos veces por semana, ya que sus pesadillas y sus pensamientos autodestructivos no cesaban; a pesar de que la relación con Cristian seguía por buen camino, el teñido no paraba de autosabotearse constantemente.

Lo que lo tenía profundamente preocupado era saber que, inevitablemente, la próxima semana tendría que enfrentarse personalmente a todos sus colegas, incluido Giovani. La conferencia nacional de abogados era la cita obligada a la cual todos debían asistir, y no deseaba nada más en el mundo que poder evadir el compromiso y, si era posible, desaparecer del planeta.

-Tengo un poco de miedo -murmuró apenas audiblemente, mientras pasaba nerviosamente sus manos por sus piernas sin parar.

Y era cierto: cada vez que pensaba en el evento, su mente se ponía alerta y se le disparaban todos los odiosos síntomas de la ansiedad. Su imaginación le regalaba con lujos de detalles los miles de escenarios posibles de lo que podría ocurrir, y en todos ellos era él quien terminaba siendo ridiculizado y avergonzado.

-A ver, Lisandro... -Emiliano se rascó el entrecejo, pensativo -¿qué es lo tan terrible que podría pasar?

-No sé... ¿que todo el mundo me reconozca como el trolo roba novios? -su respuesta estaba cargada de ironía y frustración.

-Bueno... creo que Giovani ya se encargó de esparcir el rumor por todos lados, ¿o no?

-Andá a cagar -el teñido rodó los ojos, claramente fastidiado.

Emiliano, lejos de ofenderse, soltó una carcajada genuina. Ya había pasado el suficiente tiempo como para que tuvieran una relación de confianza en la que pudieran expresarse con total honestidad.

-Lo que quiero hacerte entender es que nada peor de lo que ya pasó puede llegar a pasar -su terapeuta no perdía jamás su tono calmo y pausado -además, si la intención de Giovani es aislarte y avergonzarte, ¿le vas a dar el gusto perdiéndote el evento más importante de tu trabajo?

...

La noche anterior al evento casi ni pudo conciliar el sueño gracias a los nervios. Esa noche le había pedido especialmente a Cristian que no se quedara en su casa a dormir ya que estaba casi seguro de que la ansiedad le daría insomnio, como cada vez que tenía que enfrentarse inevitablemente a alguna situación que lo angustiara mucho.

Cuando sonó el despertador, sintió que el cuerpo le pesaba toneladas. Apenas había dormido algunas horas que no habían sido lo suficiente. Se obligó a ducharse, arreglarse y tomarse aunque sea un café, pese a que un nudo en el estómago le había quitado completamente el hambre desde el día anterior.

Al llegar al lugar de la conferencia, que se organizaba en el Colegio Público de Abogados, intentó pasar lo más desapercibido posible. Buscó tímidamente con la mirada a sus compañeros y a Cristian, pero no los encontró. Se paró contra una pared y se dispuso a hacer lo que siempre hacía cuando no quería ser visto por los demás: sacó su celular y fingió estar extremadamente concentrado en la pantalla, ajeno al mundo exterior. Sintió que alguien le posaba una mano en el hombro, intentando llamar su atención. El hecho lo sobresaltó.

Burning Desire (Cuti x Licha AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora