Veintiocho

349 43 45
                                    


-¿Cómo va la convivencia? -Emiliano preguntó casualmente, dando por iniciada la sesión.

-Excelente -el rostro de Lisandro se iluminó, como cada vez que hablaba de Cristian.

-¿Excelente, nada más? -su terapeuta insistió -antes eras un poco más descriptivo, Lisandro.

-Es que... odio ponerme empalagoso, Emiliano -se excusó- ¿me crees si te digo que es lo más lindo que me pasó en la vida? Me encanta despertarme con Cristian abrazándome, cocinar juntos, compartir la rutina... es hermoso.

Se hizo un silencio un tanto incómodo, en el que Emiliano no intervino para preguntar más nada. Había aprendido a conocer los gestos de su paciente casi de memoria e intuía que había algo más.

-¿Qué? -Lisandro frunció el ceño, casi a la defensiva.

-Continua... sé que hay algo más que no me estás diciendo -su terapeuta le indicó con su tono calmo característico.

Lisandro se rascó la barbilla con nerviosismo. ¿Cómo había podido adivinar que quería decir algo más, cuando ni siquiera había terminado de formular la idea en su mente? No dejaba de asombrarse de la capacidad de intuición que poseía su psicólogo.

-Es que... a veces pienso que todo está siendo tan hermoso que seguramente algo lo va a terminar arruinando -se removió incómodo en su asiento.

-¿Pero...? -Emiliano lo invitó a continuar.

-Pero después me digo a mí mismo que tengo que disfrutar lo que tengo ahora, en el presente. Si algo pasa en el futuro, ya veré cómo lo resuelvo... pero no tiene sentido preocuparme ahora por lo que mi cabeza imagina, porque siempre termino pensando lo peor.

Su psicólogo se quedó en silencio, procesando las palabras de su paciente. Una sonrisa se dibujó en su rostro, y en su mirada Lisandro pudo notar una mezcla de ternura con orgullo.

-¿Te das cuenta todo lo que avanzaste, Lisandro? -Emiliano le preguntó con dulzura.

-¿Te parece? -Lisandro sonrió con timidez, minimizando la situación.

-Claro que me parece. Estoy orgulloso de tu progreso, de verdad... el chico asustado que cruzó la puerta de mi consultorio hace casi tres años era incapaz de lograr todo esto.

-Sin vos no lo hubiera podido lograr.

-Lisandro, yo sólo fui una guía -Emiliano le replicó -vos tenés todas las herramientas para crecer y avanzar.

Lisandro supo que lo que le decía su psicólogo era absolutamente cierto. Por primera vez en su vida se sintió capaz de poder hacerle frente a cualquier adversidad que se le presentara. Era perfectamente consciente de que tendría que lidiar con su ansiedad y sus pensamientos negativos por el resto de su vida, ya que eso era un rasgo característico de su personalidad, pero tenía todas las herramientas necesarias para no dejarse paralizar por los problemas.

-Yo creo que ya no me necesitás más... -su psicólogo continuó, sacándolo de sus pensamientos -¿qué te parece?

-¿Me estás echando, Emiliano? -bromeó -yo creo que siempre te voy a necesitar... pero también creo que puedo intentar solucionar mis problemas sólo.

-Las puertas de mi consultorio van a estar abiertas siempre para vos, lo sabés, ¿no?

Lisandro asintió con una sonrisa.

-Antes de terminar la sesión... ¿qué planes tenés para el futuro?

-Al final me anoté en el posgrado que te había comentado -explicó – no sé cómo me voy a organizar para seguir estudiando con el trabajo... pero creo que voy a poder.

-Por supuesto que vas a poder, Lisandro -Emiliano lo alentó -te sobra la capacidad.

Los quince minutos que faltaban para terminar la sesión los usaron para hablar de trivialidades: fútbol, tiempo libre... Lisandro no quería pensar en la falta que le haría Emiliano en su vida, ya que en todo ese tiempo había aprendido a tomarle un profundo cariño. Era la única persona en el mundo que conocía sus fantasmas más oscuros, sus temores, sus más profundos deseos... por momentos no se sentía capaz de afrontar la vida sin su ayuda, pero también quería probarse a sí mismo que él podría enfrentar cualquier situación que se le presentara.

-Bueno, Lisandro... ya estamos sobre la hora -Emiliano se puso de pie, invitándolo a hacer lo mismo.

-Te voy a extrañar... -no quiso mirarlo para que no notara las lágrimas de emoción y gratitud que comenzaban a acumularse en sus ojos -¿te puedo dar un abrazo?

Emiliano se sintió profundamente conmovido por el pedido de su ya ex paciente y aceptó, envolviéndolo en sus enormes brazos con ternura. Para el Lisandro del pasado hubiera sido impensado mostrar afecto de esa manera a otro hombre, pero el nuevo Lisandro estaba profundamente agradecido por la enorme ayuda que había recibido de Emiliano.

-Espero que disfrutes mucho de tu nueva versión -le dijo el psicólogo mientras se soltaban del abrazo -y ahora que no sos más mi paciente, ¡cuando quieras armamos un partidito de fútbol con tus amigos!

Lisandro soltó una risita, para evitar derramar lágrimas de emoción. Salió del consultorio sintiendo una extraña sensación de libertad mezclada con nostalgia. Sin dudas, la persona que salía hoy de ese lugar era completamente distinta a la persona que había llegado hacía años antes, lleno de miedos y dudas. Agradeció a la vida por haberse decidido a comenzar terapia, ya que sin dudas conocer a Emiliano lo había salvado. Ahora era un hombre libre, seguro y decidido a disfrutar su vida con la persona que amaba, sin importarle lo que opinaría nadie más que él mismo.




N/A: y así despedimos al mejor psicólogo que pueda existir <3 (basado en hechos reales: mi psicólogo jajajajsj) 

Burning Desire (Cuti x Licha AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora