Nueve

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El rayo de sol que entraba por la ventana apuntaba directo a su cara, forzándolo a despertarse. Se removió en su cama con fastidio, no tenía ganas de salir de la cama ni de pensar en todo lo que había ocurrido la noche anterior, pero estaba obligado a abrir los ojos. Le ardía el estómago y tenía la boca reseca, además de sentir punzadas en la cabeza, producto de la bestial resaca. Por desgracia, no había tomado lo suficiente como para olvidarse de todo lo que había hecho.

Estiró su brazo para llegar a su celular, que estaba apoyado en su mesa de luz. Vio que el reloj marcaba las 12:12 del mediodía. "Pedí un deseo", pensó con ironía, ya que, claramente, lo único que deseaba no iba a ocurrir. No tenía notificaciones ni mensajes, lo cual lo sorprendió, aunque en parte se lo esperaba.

Casi instintivamente abrió Instagram y comenzó a pasar rápidamente las historias de algunos de sus contactos, hasta que encontró las de Cristian. Había subido varias dentro del boliche, nada que no supiera. Hasta que encontró lo que hubiera preferido no ver... una foto resposteada de la cuenta de Giovani, donde se los veía a ambos bailando muy pegados. "Dónde es el after?" decía el breve texto que Cristian había escrito. Presionó el botón de bloqueo y arrojó el celular sobre la cama, sintiendo como una bola de furia creía en su estómago.

Se llevó las manos a la cabeza y cerró los ojos, intentando ordenar los sentimientos contradictorios que brotaban sin parar. Por un lado, ardía de celos de imaginarse a Cristian con el otro. Por otro, se sentía terriblemente culpable por haberlo rechazado después de que finalmente se besaran tras estar acumulando tensión sexual toda la noche (y toda la semana, y todo el mes). Era uno de esos momentos en los que deseaba dormirse y desaparecer del planeta.

Decidió por primera vez en mucho tiempo no dejarse ganar por su orgullo e intentar remediar un poco la situación:

-Buen día, Cris
-Dormís? Querés hacer algo hoy?

Con un poco de suerte, quizás el moreno había estado lo suficientemente ebrio como para no recordar cómo había terminado todo.

Las horas pasaban y no obtenía respuesta, lo que lo empezó a poner extremadamente nervioso. Volvió a abrir su chat y descubrió que las odiosas tildes azules estaban allí presentes, para recordarle que había sido ignorado olímpicamente.

-Perdón por lo de anoche
-Estaba muy borracho

Pero, a pesar de sus disculpas, Cristian tampoco respondió.

...

-Buen día, Cris -Lisandro intentó disimular los nervios mientras abría la puerta de la oficina que ambos compartían -¿cómo estás? ¿cómo amaneciste?

Había pasado el resto del fin de semana intentando comunicarse con Cristian sin éxito, ya que él había ignorado cada uno de sus mensajes.

-Hola -le respondió el moreno secamente, sin despegar la vista de su computadora.

-Traje algo para que desayunemos... -el teñido dijo con tono conciliador, mientras dejaba sobre su escritorio un paquete con medialunas recién horneadas, que había comprado especialmente en la panadería favorita de Cristian.

-Ya desayuné -el cordobés continuó con su actitud distante. El fuerte ruido de sus dedos al presionar las teclas al tipear delataba que estaba fastidioso.

Durante el resto de la mañana Cristian no le habló salvo para lo estrictamente necesario, mientras que el teñido intentaba constantemente sacarle temas de conversación, a lo que respondía de mala gana y con monosílabos.

La ironía de la vida había ubicado a Lisandro en el lugar opuesto al que tenía cuando habían comenzado a trabajar juntos: hacía unos meses era Cristian quien intentaba de todas las maneras posibles llegar a él, y ahora era él quien lo trataba con desdén. A pesar de que en parte se lo esperaba, no pudo evitar sentirse decepcionado por su actitud. Había imaginado que ablandarlo sería más fácil.

Burning Desire (Cuti x Licha AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora