Recuerdos

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Baran dejó dormida a su esposa mientras, confuso y aún temblando por el beso que ambos habían compartido, se dirigió al porche de la pequeña casa de Seher.

Él la había besado en su corazón multitud de veces, pero el sabor de sus labios era mil veces mas dulce de lo que se había imaginado. Se llevó la mano a los ojos tratando, desesperado, de borrar la ternura y el amor que sentía por Dilan. ¿Cómo iba a reaccionar ella cuando recuperase la memoria? Le había dejado muy claro que todo había sido un juego de venganza contra él.

Pero...

Aún así...

Lo que había sentido era real. Dilan no podía haber fingido esta noche entre sus brazos. Lo sentía dentro de su corazón. Y entonces, empezó a preguntarse si toda su historia había sido de verdad como lo había sido ese beso. La Dilan de su compromiso, de su boda, era la misma que esta noche llena de magia le había besado

Se llevó las manos al corazon, que le latía apresurado. Había ido a Mardin con el propósito de dañarla, de divorciarse de esa embustera, pero... se había encontrado con un amor inmenso. El que ambos habían creado y por el que habían peleado tanto, incluso ante ellos mismos.

Solo había una persona que podía darle respuestas sobre Dilan y su llegada a Mardin.

Seher Samir le debía explicaciones.

**********

Dilan despertó con el canto de la mañana y sonriendo perezosamente, recordando el beso de anoche, le buscó a su lado. Y no lo encontró. Alarmada, se despertó con una angustia muy fuerte en su pecho, de nuevo, sintió la sensación de peligro. Debía protegerle... pero... de qué?

Todo era muy confuso en su interior. Recordaba detalles fugaces, sólo él, y sus caricias las veía nítidamente, le llegó la imagen de ambos tumbados en la hierba buscando formas en las nubes, y sonrió cuando vió los maravillosos ojos de Baran poniendole una corona de margaritas hecha por él.

Eran esos detalles, esos instantes, los que le hacían temblar.

Y recordó su maravilloso beso. Él había sido tan dulce y tímido con ella... Baran la amaba de forma delicada, aunque se sonrojó cuando recordó el momento en el que la puso de espaldas y profundizó su beso. También era apasionado.

Y ella ardió recordandolo. Necesitaba más. Mucho más de él.

Intuía que este era el primer beso de ambos, sabía que una emoción como la de anoche nunca hubiera podido olvidarla.

Se levantó buscándolo por la casa de Seher. Había estado tan concentrada en Baran, que no se había percatado que llevaba sin verla desde hacía tres días. Debía hablar con Seher. Necesitaba que le contase la verdad de porqué estaba en Mardin sin él. Ella había querido protegerla y no le había contado toda su historia. Pero ahora necesitaba conocer cada detalle.

La sensación de peligro era constante. Un hormigueo cosquilleó su nuca, y se giró mirando en esa dirección. No vio a nadie, pero la sensación de ser observada era intensa. Aunque desechó ese pensamiento. Lo buscó por toda la casa, pero no lo encontró, hasta que percibió un ruido en el establo, y sonrió.

**********

Baran observó con cara de pocos amigos a Blanquita. Y le retó frente a frente con su temible mirada. La vaca, totalmente indiferente a él, le miró con reproche. Era su hora de ordeñe, y el humano debía cumplir. Fin de la discusión.

Y así encontró Dilan a su esposo. No pudo evitar sonreir. Sabía que era serio y reservado, pero verle frustrado con una vaca, le provocó una burbujeante risa en el pecho...

KaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora