Huída

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Dilan despertó con un rayo de sol cubriendole el rostro. Por un fugaz instante creyó que quien le acariciaba el rostro era la mano de su amor, y resultó ser ese sol que anunciaba un nuevo día de tortura sin él. Se movió y posó su mano en el lugar de Baran. Y no pudo evitar recordar las noches que durmió abrazada a su esposo en esa misma habitación donde rememoraba una y otra vez su declaración de amor. Guardaría esos recuerdos como si fueran oro, en ellos, su amor seguía vivo.

Agotada, se puso sus viejos vaqueros, su camisa de flores y se recogió el pelo, debía enfrentarse a la tía Berivan y a sus preguntas para luego, proseguir un viaje eterno hasta Mardin, allí sabía que nadie la buscaría. Lanzó una plegaria por Seher, una de las pocas amigas que conservaba de su infancia errante y que iba a acogerla durante un tiempo hasta que pudiera valerse por sí misma. Nunca había hablado con Baran de Seher y la única que la conocía era Zümrüt. Su vieja amiga era una desconocida para los Karabey asíque sabía que alla, en Mardin, tenía su refugio. Una punzada de anhelo recorrió su corazón, no solo le dejaba a él, sino también a todos sus seres queridos... sus padres, su hermano... papá Kudret, Cihan, Gül y Kader... los llevaría siempre con ella, aunque sabía que solo se merecía su desden.

Muy triste, bajó a la cocina donde allí cacharreaba tía Berivan. El autobús salía esa misma noche, pero omitiría ese detalle, sabía que nunca la dejaría marchar y conociendola, ya habría llamado a Baran para buscar su reconciliación. Sabía de sus buenos sentimientos y lo que luchaba por verlos unidos, pero esta vez él nunca la alcanzaria, estaba demasiado lejos de Estambul para llegar a tiempo.

El olor a pan horneado impregnaba la cocina y de nuevo un aluvión de recuerdos le vinieron en cascada... Baran pelando pimientos... Baran haciendo sopa... Baran cogiendola en sus brazos para evitar que se dañara un pie con los cristales del vaso roto... cerró los ojos deseando volver a ese tiempo, pese a que aún ella misma no era consciente de cuanto lo amaba. Gimió bajito mientras abrazaba por detrás a la tía Berivan y ésta le palmeó su mano mientras era consciente del dolor de su muchacha.

-Mi bella Dilan, es hora que cuentes a esta anciana lo que te pasa, sabes que nunca te juzgaré, pequeña.

-Lo se, Tía Berivan. Pero debes prometerme que nunca se lo dirás a Baran, es su vida la que corre peligro.

La mujer se dio la vuelta y la miró con ojos alarmados, sabía que Dilan tenía poderosos motivos para llamar a su puerta buscando su ayuda, pero nunca creyó que la situación fuese tan grave.

-Cariño, vamos a sentarnos, ni por un momento me creí la patraña que me contó Kader sobre que te habías escapado para vengarte de Baran, se cuanto lo amas...- Dilan cerró los ojos, sabía que la Tía ya había lanzado el aviso de que estaba allí.

-Baran llegará en poco tiempo, pero yo ya me habré ido, solo espero que puedas ayudarme.

-Lo haré. Siempre que me convezcas que tu sitio no está al lado de tu esposo. Y créeme que no hay un lugar más seguro para tí que sus brazos.

Dilan sollozó mientras recordaba su odio. Cómo le había dado la espalda ante su desmayo, o cómo sus lágrimas ya eran incapaces de llegar a su corazón. Había jugado el papel asignado por Sabiha y lo había interpretado tan bien, que Baran odiaba ahora hasta su propia respiración. Tenía que asumirlo, ella era quien había matado ese amor.. pero... seguiría siempre vivo para ella. Lo amaría hasta el final.

-Tía Berivan, ahora... él... ya no es un lugar seguro para mí, estoy protegiendolo de la maldad de la mujer que me tuvo encadenada tres meses. Quitándome del medio, todo se termina y dejará de usarme para hacerle daño. Yo....- Dilan se levantó y se dirigió hacia el gran ventanal de la cocina...- me conformo con saber que esta vivo, y quizá, él... algún día sea capaz de olvidarme y volver a enamorarse de alguien... necesita sanar de las heridas que le causé.- y derrotada, dejó caerse al suelo y lloró  lágrimas de sangre que tantas veces se había reprimido durante este infierno que le había tocado vivir.

KaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora