"No debiste venir"
Esa frase llena de desaprobación martirizada a Serap. Apenas probó bocado durante la cena familiar. No solo por la tensión que intuía en Baran, sino por los reproches cargados de odio que Azade había gritado a Dilan. Ahora sabía que la abuela de Baran la había utilizado. Su presencia sólo buscaba un fin. Y era dañar a Dilan ... y ella... como una estúpida, había vuelto a caer en la trampa de Azade.
Pero su loco corazón iba por libre. Siempre le amó. Y creyó que tras esa noche en la presentación de las joyas Karabey algo había cambiado... pese a que él había sido explícito con ella y siempre le dejó claro que necesitaba una amiga de verdad para acompañarle esa noche. Nunca le dió esperanzas. Ella ya lo sabía. Porque conocía el profundo amor que Baran sentía por Dilan.
Y sin embargo... volvió a caer en su viejo sueño imposible cuando Azade le aseguró que él repudiaría a su esposa y necesitaría un hombro amigo. Y como una idiota, se presentó en Mardin sin la invitación expresa de Baran, que esa noche, la miraba con desden. Pese a sus tontos sentimientos ella le quería cómo amiga, y le dolía haberle causado problemas.
Porque ahora lo sabía. Se lo había dicho Kerem.
La tribu Karabey buscaba argumentos para hacer daño a la esposa de Baran y con su presencia... iba a ocasionar una guerra interna en la familia. Cerró los ojos al ver la dulce y tierna mirada que Baran dedicó a su esposa ¡cuánto la amaba! y con una rápida disculpa se levantó de la mesa donde toda la familia cenaba para retirarse a su habitación aunque bruscamente se desvió a las caballerizas. Era una excelente amazona, pero cepillar los caballos la calmaba. El olor a heno le dio la bienvenida y acarició el cuello negro azabache de uno de ellos mientras con lágrimas en los ojos debido a la decepción, se prometía a si misma que debía arrancarlo de su corazón... él nunca fue para ella.
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Dilan observó de lejos a la joven mujer que había causado la vuelta de parte de sus recuerdos. Su mirada triste, y su incomodidad eran obvios. Serap estaba enamorada de su marido. Pero analizando a Baran, que estaba molesto con ella, sabía que los sentimientos nunca fueron correspondidos. Suspiró. Pese a saber que esa mujer sentía una atracción por su esposo, no pudo evitar sentir cierta empatía por ella. Estaba sufriendo. Asique cuando se levantó de la mesa, ella también lo hizo y la siguió hasta las caballerizas. Y la escuchó sollozar.
-¿Estas bien?.- notó que la muchacha se tensaba al escuchar su voz.- yo... te vi entrar, siento si te he molestado.- Serap dirigió su mirada llorosa a la esposa de Baran. Siempre había sido amable con ella y tras conocerla meses atrás sabía que no había mejor mujer para Baran pese a todos los problemas que habían pasado, por eso la vergüenza fue mas atroz.
-Ssi, Dilan, yo... siento que mi presencia pueda incomodarte a tí o a Baran.. nunca fue mi intención, me marcharé por la mañana...- Dilan se acercó a la joven y también acarició el caballo azabache.
-Serap... no te vayas. Se que eres una gran amiga de Baran, y que has estado con él en momentos muy duros... él... también te quiere, aunque a veces puede ser muy duro. No me gustaría que perdieseis vuestra amistad.
Serap sonrió con tristeza. Siempre comprendió a Baran. ¿Cómo no querer a una mujer tan especial?
-Dilan... se que tuviste un accidente, quizá... quizá no lo recuerdes pero... yo... bueno yo...
-Lo se todo, Serap. No tienes que justificarte ante mí. A veces el corazón va por libre... pero quiero que sepas que para Baran eres alguien muy especial. Solo espero que algún día tú seas capaz de quererle de esa misma forma.
Y Serap no pudo evitar abrazar a Dilan. Esa muchacha era la compañera perfecta para él. Su dolor no impedía que viese la realidad, y la opresión en el pecho que sentía desde que sabía que le había decepcionado, se diluyó.
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Kader
RomanceEn lo más profundo de la antigua Mesopotamia, aún se arraigan eternas historias de amor infinito y el destino para los amantes, siempre es el mismo, la búsqueda de su amor por las montañas mágicas de Mardin. Esa poderosa magia espera a ser despertad...