La Princesa Del Sur #1© [Borrador]

Capítulo 29.

Mi padre aún no ha regresado.

Mi madre está preocupada.

Amy está con Lorient y yo no sé ni en qué pensar para distraerme.

La carta que recibí permanece en mi memoria. La leí solo una vez pero parece que hubiese sido muchas veces más.

Mantengo los ojos en el suelo mientras escucho la conversación entre mi madre y Josiah. Sonrío con los malos chistes que hace mi caballero, si fuese bufón estaría en la calle.

El señor Williams aparece en el salón.

—¿Hay noticias?—pregunta la reina.

—No, majestad.

Mi ilusión se desvanece. Esperaba un sí como respuesta.

—Quizá estén apilando los cuerpos de los fallecidos para hacerles una ceremonia de honor.—dice Josiah.

—No creo que Magnus sea capaz de ensuciar sus manos con otras personas—las palabras salen llenas de veneno.

Madre mira al señor Williams de reojo para luego hacerlo conmigo, mirándome mal. No debí haber dicho eso frente al noble señor.

—Lo siento—me disculpo.

—No se preocupe, princesa. Su majestad suele crear ese tipo de reacciones en las personas.

—Señor, disculpe mi intromisión pero tengo curiosidad de saber, ¿Cómo puede usted estar al lado de alguien como su rey?—pregunta Josiah, tímido.

Le doy un pequeño manotazo. No es adecuado preguntarle eso al consejero de un rey.

—Tengo curiosidad.—me susurra, excusándose.

—He estado con él desde su nacimiento—responde—.Espero que esa sea la respuesta que esperaba. 

—No pero soy conformista.—se encoge de hombros.

—Josiah, por favor—suspiro. 

Tose antes de quedarse en completo silencio. 

—¡Majestad!—me pongo de pie al escuchar la voz de Lizzie—¡Majestad! 

—¿Qué sucede?—pregunta mi madre, alarmada. 

—El rey ha vuelto.—informa. 

Se apresuran hasta la entrada, en cambio, prefiero quedarme a esperar aquí pues algo dentro de mí límita mis acercamientos a cualquier lugar donde pueda estar el rey Skragen. No me apetece e incluso, no me parece correcto.

 Escucho muchas voces, resisto de avanzar hasta ellos. 

Camino de un lado a otro hasta que los escalofríos vuelven al oír pasos fuertes acercarse. El señor Williams se mantiene a mi lado sin inmutar palabra, existe silencio y agradezco al cielo que se mantenga así para poder estar en paz así sea por unos momentos, pero mi deseada paz ha desaparecido gracias a la imponente presencia del rey supremo en el norte. 

—¿Se encuentra bien, majestad?—se apresura el hombre hasta él—¿Necesita algo en especial? ¿Desea descansar? 

Busca un pañuelo blanco para mojarlo con el agua de una de las copas puestas en una pequeña mesa, el señor Williams se acerca pero su majestad levanta la mano. 

—No necesito ayuda.—gruñe. 

Me ignora, al parecer no ha notado que estoy aquí. 

—¿Necesita algo, majestad?—vuelve a preguntarle.

—Sí, solo...—corta las palabras. Volteo hacia una de las ventanas cuando me mira—No necesito nada, Williams. Sólo partir de inmediato de vuelta a Skyeen—vuelve a enfocar sus ojos en Williams.