𝘗𝘦𝘳𝘥𝘪𝘥𝘰𝘴 𝘦𝘯 𝘭𝘢 𝘰𝘴𝘤𝘶𝘳𝘪𝘥𝘢𝘥

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Advertencia: contenido maduro +18
Disfruten



Narrador omnisciente.

La carrera había llegado a su fin, la gente gritaba eufóricamente a los ganadores, que habían raramente desaparecido de la nada.

Gustav junto a sus dos grandes amigos, los buscaban estúpidamente, en medio de toda la multitud.

—¿Donde carajos se metió el trenzudo?— chillo Gustav, alzando sus brazos.

Bill daba pequeño saltitos, tratando de visualizar, algo de su hermano, pero nada.

—¡Bill tu instinto de gemelos actívalo!— ordeno Georg, Bill simplemente le enseño su dedo del medio.


Rodó los ojos—No hay que ser muy inteligentes para saber donde se metió o mejor dicho— miro sus  exóticas uñas —¿donde la fue a meter?— burló Bill.



Nessa Pérez.

Tom me estampo en la puerta de aquel baño, sin dejar de besarme desesperadamente, apretaba mi trasero, logrando que mis bragas se empapen, jadeos incontrolables salían de mi boca.

—Este traje me la puso tan dura apenas te vi— gruño besando mi cuello, rei, abriendo el cierre de sus pantalones desesperadamente.


—Estoy tan caliente Kaulitz— murmuré, empujándolo a la pared del baño, finalmente se encontraba solo en bóxer, lamí mis labios, bajando lentamente, hasta quedar de rodillas frente a mi hombre.

Comencé a subir mis manos, por encima de su bóxer, jueguetando con bajeárselos o no, Tom jadeaba y ¿como no?, si su pene estaba duro apuntándome.

—Mierda Nessa bájalo— gruño tomando mi cabello fuertemente.


Hice un puchero negando con mi cabeza, mirando hacia arriba, —Ruégame— burle.


—Vete a la mierda— río, ahogando un suspiro —Abre tu puta boca y mete mi polla ahora— su agarre fue más fuerte en mi cabello.


—Que desesperado— comencé a bajar sus bóxer, encontrándome, con lo duro que estaba, lamí mis labios, dejando caer su bóxer.


Mis manos fueron directamente, tomando su longitud, moviéndolas lentamente, de arriba a bajo, Tom lamia sus labios sin dejar de mirar mis movimientos.

Acaricie la punta, con mi dedo pulgar, haciendo que un gemido salga de su hermosa boca, sonreí , me encantaba ponerlo así, tenerlo así frente de mi, que yo solamente le provoque esto.

—¿Solo me miras a mi amor?— pregunté con un tono inocente, Tom asintió, haciendo que suelte su longitud, abrió lo ojos de golpe —Responde— ordene.

—Sss... Solo a ti nena— sonreí, poniendo su polla en mi boca, lamí lentamente, sabia que eso lo enloquecía, sus manos hicieron una coleta, haciendo hundir más su gigante longitud en mi boca.

—¡¡Lo haces tan bien!!— gruño, guiando mis movimientos, aun más rápido, las lagrimas no tardaron en aparecer, sentía como su líquido preseminal, disgustaba mis papilas gustativas.


HOTEL ROOMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora