Serpiente¹ - Minsung

9 - Chicle viejo

— Cásate conmigo, mira yo te mantengo pero cocíname toda una vida. — me reí al escuchar la propuesta de Yeji.

Félix había traído petit de fresa casero que estaban perfectamente decorado con chispas de colores alrededor del vaso.

— Con el único que se va casar va ser conmigo. — dijo Chan mientras abrazaba a Félix y comenzaba a darle besitos en el cuello.

Ya me había acostumbrado a ver como este era muy cariñoso con Felix aunque al principio pensé que ambos se gustaban luego me di cuenta que Chan naturalmente era cariñoso con él tal vez eso era lo que le daba esperanza a Félix .

— Déjame. — alejo el chico de ropa negra a Chan.

Félix estaba rojo y nervioso siempre se ponía así cuando Chan lo andaba toqueteando.

— Ahora regreso. — me levante de la mesa y me acerque aquel chico de ojos verdes.

Le ofrecí el postre, este me miro sin entender, aunque el postre era una delicia a mí no me gustaban tanto las cosas dulces pero había notado que a Minho sí.

— Pruébalo. — le ofrecí.

Me senté a su lado y mire con atención su rostro al probar el postre.

— Petit de fresa. — susurró ante de probarlo. — Esta muy rico. — sonreí al ver que este
disgustaba el dulce con satisfacción.

— Sabia que te iba a gustar el otro día te vi comiendo dulces en clases. — me incomode al sentir varias miradas en nosotros.

Me separe un poco de él al recordar lo que habíamos hecho ayer, otra vez nos habíamos detenido en el mejor momento y lo peor del asunto es que mi madre me castigo.

— En general todo lo que sea dulce me gusta. — respondió.

Hoy me tocaba acompañar a mi madre a una conferencia como castigo así que tendré que escuchar a alguien hablar de política por dos horas.

— A mí me gusta más las cosas saladas. — podía comer las cosas dulce pero no con la misma satisfacción. — Tengo que hacer algo hoy lo cual significa que no podremos vernos más tarde así que quiero hacerte la pregunta ahora. — dije al recordar que podía preguntarle lo que yo quisiera.

— Pregunta a ver. — murmuro mientras terminaba de saborear el postre.

Había pensado toda la noche en lo que le iba a preguntar, había muchas cosas que quiera preguntar.

— ¿Porque todos dicen que eres peligroso y te tienen miedo? Desde que he llegado he escuchado muchos rumores de ti y advertencias para que no me acerque. — sé que algo escondía.

Pero también sé que no es mala persona, no conozco toda su vida pero me en cruzado con gente mala y Minho no se comportaba como ellos.

— ¿Y crees lo que dicen de mí? — me miro.

Sonreí, me encantaba sentir sus ojos en mí, sentir que su atención solo estaba en mí.

— Solo creí una cosa. — me acerque a su oído. — Que eres mal polvo. — mentí con malicia.

Este agarro mi cintura y me acerco a él sin importarle que la mayoría estuviera mirándonos.

— Cuando quieras te demuestro lo contrario. — susurró en mi oído.

Me sonroje y lo aleje cuando sentí que éramos el centro de atención en la cafetería.

— Responde mi pregunta. — no iba a permitir que invadiera contestar.

El chico mostro su perfecta dentadura, ¿Acaso todo en él es perfecto? Verlo sonreír me encanta.

— Todo es por mi padre, no es para nada una persona amigable y ha hecho muchas cosas fuera de los límites. En resumen todos piensan que soy como él aunque en parte si lo soy por eso deberías alejarte. — sus barreras volvieron y su sonrisa se fue.

Me acerque a él no me gustaba que estuviera así.

— No me importa quién es tu papá o lo que digan de ti. — quería estar cerca de él, desde que lo vi solo sentí la necesidad de saber todo de él. — No te libraras de mi tan fácil. — exclame.

— Mocoso no sabes en que te estas metiendo. — no lo sé pero me quiero arriesgar.

Me levante de la mesa y lo mire, este hombre era demasiado hermoso.

— Tu tampoco, mi madre dice que soy un chicle viejo que nunca se despega y para tu mala suerte ya me pegue a ti. — le saque la lengua antes de irme a sentarme a la mesa donde estaban mis amigos.

Estos me miraron pero no se atrevieron a decir nada lo cual agradecí mentalmente.

Maratón 1/5