Amor, lealtad y amistad son tres palabras que definen a Han Jisung toda su vida tenido que cambiarse de casa por el trabajo de su madre pero esta vez su destino le deparará muchas cosas y entre ella conocerá a Lee Minho, aquel chico que con sólo una...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Félix
— Les puedo dar dinero pero déjeme ir — comencé a decir desesperado.
Mis ojos estaban vendados, mis manos y pies atados a una cama, mi cuerpo temblaba porque podía escuchar los pasos de personas al mi alrededor.
— Sólo te enseñaremos una pequeña lección — susurro alguien en mi oído no pude evitar sentir asco no me gusta esto, quiero irme de aquí.
— Es lindo, déjame jugar con él antes — sentí ganas de llorar yo no quiero estar aquí, yo no tengo que estar aquí.
Intenté soltar las ataduras de mis manos y pies pero solo lograba lastimarme.
— ¡AYUDA SAQUEME DE AQUI! — Grite.
Mi garganta ardía y mi voz cada vez perdía fuerza, no pude evitar gritar de nuevo cuando sentí una corriente atravesar todo mi cuerpo.
— No es un juguete, nuestro trabajo es solo enseñarle a no meterse en el camino del señor Jackson — murmuró un hombre a mi lado.
Las lágrimas caían por mis mejillas, no veía nada, las corrientes pasaban una y otra vez por mi cuerpo y por más que suplicara que se detuviera no lo hizo.
Sentí pánico cuando alguien comenzó a quitar mi ropa, algo mojo todo mi cuerpo y luego vino otro toque de electricidad más a mi cuerpo.
— Creo que ya fue suficiente — dijo otra voz en la habitación.
Mis súplicas se volvían susurros, ya no tenía voz pero no me iba a detener hasta acabar con este sufrimiento.
¿Por qué a mí? Yo no le he hecho nada malo a nadie...
El frío apoderó todo mi cuerpo no podía evitar temblar, lo que menos me importaba ahora era el hecho de que estuviera desnudo solo quería que esto parará, quiero salir de esta pesadilla.
— No lo es, el jefe dijo que solo nos podemos detener cuando el bastardo no recuerde su nombre — aquella voz desconocida solo hacía que mis lágrimas aumentaran — Esto es solo el comienzo — exclamó este con malicia.
Mi cuerpo ya no podía mas, mi mente menos, mis ojos se comenzaron a cerrar y mi dolor comenzó a desaparecer.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.