Amor, lealtad y amistad son tres palabras que definen a Han Jisung toda su vida tenido que cambiarse de casa por el trabajo de su madre pero esta vez su destino le deparará muchas cosas y entre ella conocerá a Lee Minho, aquel chico que con sólo una...
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El viernes llego rápido lo que significaba una cosa, la fiesta de manilla era hoy.
No había logrado hablar con Minho porque había muchas cosas que hacer, ayudar a Yeji organizando la fiesta, hacer maquetas y trabajos los cuales solo logre terminar a tiempo gracias a la ayuda de Sunno y su padre.
No lo podía negar a veces sentía un poco de celos porque ahora me tocaba compartir la atención del tío Sunghoon con Sunno pero se me pasaba al recordar que ahora era momento del que él tuviera el cariño que no tuvo.
— Me veo bien. — pregunte.
Llevaba puesto un pantalón azul oscuro con una camisa blanca y unos zapatos blancos.
— Hoy pareces hijo mío. — exclamo mi madre.
Sunno se levantó del sofá y desabotono dos botones de camisa.
— Así está mejor. — dijo el pelirrojo.
Agradecí antes de que se escuchara la bocina del auto del chofer de Félix.
— Ten, convencí a tu madre de que te levantara el castigo también pero con responsabilidad hoy nada de alcohol. — me advirtió el tío Sunghoon mientras me entregaba mi celular.
Mi tío es el mejor, ya me estaba volviendo loco sin mi celular.
— Me voy, los quiero y no se duerman tan tarde viendo películas. — dije antes de salir de mi casa.
Entre en el auto y salude a Félix de inmediato, él había peinado sus rizos y vestía un pantalón negro con una camisa de mangas larga negra y encima una camisa blanca de mangas cortas además de sus botas negras.
— Wow usando blanco primera vez que te veo que no vas todo de negro. — lo felicite.
Se veía súper bien, le quedaba muy bien ese estilo retro.
— Mi madre me obligo. — confesó.
Me lo imagine, no entiendo como no puede utilizar ropa de colores.
Luego de varios minutos hablando sobre una serie que le estaba recomendando a Félix llegamos a la escuela, saque mi manilla y me la coloque, Félix hizo lo mismo antes de despedirse de su chofer.
— Hola chicos se ve hermosos como siempre. — Nos halago Yeji.
Ella estaba deslumbrante con ese conjunto negro que dejaba al descubierto sus piernas perfectas y sus cuervas de infarto.
— Como tú. — le devolví el cumplido.
Entramos a la fiesta y de inmediato busque a Minho con la mirada porque él dijo que mejor nos esperaba adentro, había muchos estudiantes bailando y hablando entre sí.
— Al fin los encontre. — dijo Chan al vernos.
Este nos miró con asombró aunque su mirada fue principalmente para Yeji y Félix.
— Linduras total. — nos dijo.
Mi atención se fue al chico el rubio que vestía demasiado bien a mi parecer.
Este llamo mucho la atención y de inmediato se le acerco una chica de cabello castaño de atributos delanteros muy notables.
Me mordí el labio con rabia, la música de fondo se sentía cada vez más alta.
— Ahora vengo. — dije antes de dirigirme a donde estaban las bebidas.
No quiero ser un extra en tu vida, Minho.
Me serví aquel líquido rosa que no sabía que era y me acerque a la chica de cabello castaño y "accidentalmente" regué mi bebida en su vestido gris.
— Lo siento no te vi. — me disculpe intentando disimular mi felicidad.
La chica se fue casi corriendo para el baño.
— Vamos a bailar, me encanta esta canción. — dije antes que este mencionara algo.
Lo arrastre a la pista de baile, coloque sus manos en mi cintura y yo coloque las mías en su cuello.
Me encanta bailar bachata y "un beso" de Aventura es una canción perfecta para mostrar uno de mis encantos.
— Espero que bailes bien. — me advirtió Minho mientras agarraba mi cintura con firmeza.
Me acerque a él más y comencé a mover mi cadera al ritmo de la canción.
Lentamente comenzamos a movernos, me deje llevar totalmente, mis pies se movían al compás de los de él.
— No hablo, demuestro. — susurre en su oído antes de alejarme de él y acercarme nuevamente con sensualidad.
Nuestros pechos se pegaron y sus manos bajaron con descaro a mi trasero, nuestras caderas se movieron peligrosamente lentas.
Estábamos tan envueltos en nuestro mundo que no notamos que las miradas estaban sobre nosotros.
— Solo por un beso se puede enamorar. — cante en su oído antes de darme la vuelta y pegar descaradamente mis caderas a las suyas al compás de la música.
Los dos seguíamos perfectamente los pasos con naturalidad.
Lo único malo de nuestro baile fue cuando la canción se terminó.
— Tengo sed, vamos por algo de beber. — le dije.
Este me siguió y cogimos dos vasos de las bebida rosa que al parecer era gaseosa.
— Me sorprendiste no sabía que bailaras tan bien. — me hágalo.
Me acerque más a él y le susurre al odio.
— No es lo único que hago bien, me se mover bien en muchos sentidos y lo sabes. — le dije con malicia mientras pasaba mi lengua por mis dientes.
Este agarro mi cintura y me pego a él, gemí ante la sorpresa de su movimiento por suerte estábamos en una parte que no era un punto visible para los demás por lo oscuro del lugar.
— Sigue así y conseguirás que te folle aquí. — su mirada reflejaba deseo.
Me deseas tanto como yo a ti aunque intentes negarlo.
— ¿Y si eso es lo que quiero? — le susurre en los labios.
Él acerco su rostro a mi cuello antes dejar un recorrido de besos en mi cuello.
— Vámonos de aquí y hagamos eso que tú quieres. — me susurró.
Me acerque a su oreja y chupe con lentitud antes de morderla.
— Y que tú también. — le recordé con malicia.
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