Amor, lealtad y amistad son tres palabras que definen a Han Jisung toda su vida tenido que cambiarse de casa por el trabajo de su madre pero esta vez su destino le deparará muchas cosas y entre ella conocerá a Lee Minho, aquel chico que con sólo una...
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— No se me ocurre una mentira creíble. — me resigné. — Si soy gay. — confesé por primera vez en voz alta.
El pelirrojo se acercó a mí y espere que me dijera que me odiaba o que le daba asco.
— Tranquilo no soy homofóbico ni nada por estilo. — dijo.
Suspire tranquilo al escuchar que decía eso.
— Menos mal porque tenía miedo de que te alejaras — dije.
El pelirrojo dejo la computadora en mi escritorio y se sentó en mi cama.
— Amor es amor, no tienes por qué tener miedo por lo que dirán, es tu vida y si alguien tiene problema con eso es esa persona la que está mal — sentí alivió ante sus palabras. — Lo importante es realmente que la persona que te guste no te haga mal, mi madre tenía un novio que era un imbécil violento que me usaba como saco de boxeo, prefería recibir los golpes porque no quería que golpeara a mi madre. — la voz de Sunno dejaba en evidencia que estaba enojado.
Me senté a su lado y coloque mi mano sobre su mano.
— ¿Y tu madre no lo detuvo? — cuestione.
Este negó de inmediato, no alejo mi mano de la suya.
— Ella lo amaba tanto que decía que la culpa era de nosotros por provocarlo. — murmuró.
No sé cómo pudo aguantar eso, yo no podría.
— Lo siento por todo lo que tuviste que pasar, me imagino que fue una pesadilla. — dije mientras entrelazaba nuestras manos. — Pero ahora estas acá y somos tu familia, no dejaremos que nadie te haga daño. — exclame.
Le estaba tomando cariño y ya sentía que en estos pocos días ya se había vuelto parte de la familia.
— Lo sé. — admitió este más tranquilo.
Apretó mi mano pero no la alejo.
— ¿Y porque estaba viendo porno? — me pregunto.
Sentí mis mejillas arder, Sunno me miraba con burla.
— Tienes algo que me hace imposible mentirte. — admití al ver sus ojos azules mirarme con diversión. — Quería aprender a hacer sexo oral para colocarlo en práctica con el chico que me gusta — confesé.
El pelirrojo me miro sorprendido antes de reírse lo cual solo me hizo avergonzarme más.
— Ese chico te debe gustar mucho como para querer aprender esas cosas. — me molesto Sunno.
Aparte mi mano de la él al sentir mi piel arder, estaba seguro que estaba rojo.
