IV

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sᴏɴʀɪs ϙᴜᴇ ᴇɴᴀᴍᴏʀᴀ

Mi reproductor de música hacía sonar a Green Day  desde mi ducha cantaba como podía entender lo que hablaba en inglés. Termine de lavar mis rostro y cerré la regadera. Abrí la cortina y asomé mi cabeza para agarrar la toalla amarilla que estaba colgada. Cubrí mi diminuto cuerpo y salí de allí.

Me secaba el cuerpo mientras canturreaba y baila al ritmo de la música que cambiaba. Sujeté unos pantalones blancos rectos y un crop top negro. Me observé al espejo revisando que tal se me veía las prendas. Ese día estaba de buen humor, tendríamos mi curso favorito, literatura, la maestra tenía una forma de enseñar muy bonita, me gustaba lo que nos mandaba a leer y hacer las reseñas. Puedo decir que era muy buena en su curso.

Colgué un collar plateado al rededor de mi cuello, agarré mi chaqueta rosa pálido y me lo coloqué. Moví ligeramente mi cabello que estaba secándose al natural. Tenía una actitud muy positiva ese día, estaba con ánimos de iniciar la mañana. Apagué mi reproductor y guardé el móvil en mi mochila, lo último que sujeté fueron mis llaves y corrí hacia la sala para el desayuno.

Mi padre estaba sentado tomando café y escuchando las noticias matutinas, mamá salía de la cocina dejando un plato con tortilla de hotdog y espinaca. Escuché los pasos de mi hermana bajando la escalera.

—buenos días. —saludé mostrándoles una sonrisa y me acomodé en el asiento.

—¿Cómo amaneciste, mi enana? .—papá cortaba su pan y me miraba de hito en hito.

Desde muy pequeña recuerdo que papá me decía ese apodo con cariño y no por ser la hija menor, por ser de estatura pequeña. Descubrí que mido un metro cuarenta y cinco, era la única chiquita de la familia, supongo que faltó ponerle un poco de esfuerzo a eso... ajá.

Las personas me veían con ternura por ser menuda. Para tener dieciocho años, mi cuerpo es delgado y con pequeñas curvas, siento que aún parezco una adolescente en formación. ¿En qué momento cae el cuerpo de leche? Pregunta seria, porque no sé cuándo me veré y me tratarán como una joven en la sociedad.

Muchas veces he discutido con algunos establecimientos por no dejarme ingresar y pensar que soy menor de edad, hasta que les enseño mi identificación, algunos ocultan una sonrisa burlona cuando me miran. Además de intentar llegar a los espacios altos y demás situaciones, me reconforta decir que lo mejor viene en frasco pequeño.

Terminaba de tomar mi desayuno mientras hablaba con mi papá sobre las ideas que están dando para la graduación, mamá comentaba que teníamos que empezar a buscar vestido para esa noche, les comenté también sobre mi nuevo profesor de inglés y fue cuando mi hermana dejando de tomar su jugo de naranja intervino.

—¿Estás aprendiendo o ese profesor también es malo enseñando?

—extraño al profesor Soto, el nuevo maestro nos habla en toda la clase en inglés. —corté mi tortilla y lo clavé con mi tenedor para llevarlo a mi boca.

—¿Cómo es posible que mi hija no pueda con el inglés?...—soltó mi padre  fingiendo decepción.

—lo gracioso es que a todos nos gustan los idiomas menos a esta enana. —comentó mi hermana entre burla.

La miré frunciendo mi cejas.

—sabía que eras adoptada, ya díganle la verdad. —comentó mi hermana mirando a mis padres.

Love me like you do ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora