XXIII

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𝗔𝗯𝘀𝘂𝗿𝗱𝗮


—puedo hacerlo sola, papá —comenté mientras él me llevaba de la mano hacia el ingreso de la preparatoria. Volteó y depositó un beso en mi frente. —avísame si te sientes mal, cualquier cosa, enanita

Yo asentí. —si papá, no te preocupes. Ya me siento mejor —intenté mentirle para que no se preocupara. Aún me dolía un poco los músculos por el golpe de la caída pero ya podía movilizarme.

–¡Luana!

Iba a voltear cuando los brazos de Paul rodearon mi cuerpo con delicadeza. Sentí su perfume varonil y fresco, era agradable. Sonreí cuando me miró.

—buenos días señor —extendió su mano para saludar a papá

—buenos días muchacho ¿me haces un favor?

—claro dígame

Lance un suspiro cansino sabiendo lo que papá iba a pedirle.

—ayuda a mi enana a llegar al salón de clases, cuídala por mí, muchacho

Paul sonrió al escuchar como me decía papá de cariño, asintió. —no se preocupe, Luana estará a salvo conmigo

Se dieron un apretón de manos y volvió a despedirse de mí dándome un abrazo. Le dije que vaya con cuidado. Después que lo observé caminando con su portafolio en la mano hacia el paradero, empecé a caminar junto a Paul que me ayudaba sujetándome de la muñeca.

—puedo caminar Paul, no estoy coja ni nada

—¿estás segura? ¿No te duele nada? —me miró preocupado

—si fuera así, no estuviera aquí. Estuve en reposo tres días, no fue tan grave como pensé. Felizmente no tuve alguna ruptura, golpee de cabeza o algo interno. Supongo que era mi día de suerte.

—eres muy distraída para caminar, Lu, debes tener más cuidado

—no recuerdo haber pisado mal... no recuerdo mucho —me rasqué la nuca

Caminamos en silencio por el pasadizo, los afiches del baile de graduación ya estaban pegados en las paredes, se iba tornando el ambiente festivo para la llegada de las últimas semanas de clases.

—Lu... por cierto —pasó su mano por su nuca, parecía algo nervioso. Nos detuvimos cerca al salón de clases, él tomó de mis manos mirándome con timidez. —¿te gustaría ir al baile conmigo? –su rostro estaba cerca al mío, tenía un pequeño brillo en sus ojos, parecía esperanzado en una respuesta asertiva.

En ese momento no me salían las palabras para negarme, las yemas de sus dedos acariciaban mi mano con mucha delicadeza,

—¡vivan los novios! —la voz desesperante de aquel chico de peinado Punk hizo que tome distancia con Paul. Él se nos acercó y posó sus brazos en nuestros hombros. —¿te dijo que sí?

Paul aclaró la garganta alejándose un poco. —Hola Chris

—hola bro, hola Holman ¿te recuperaste? —intenta acercar su mano hacia mi mejilla pero me aparto y empujo su mano.

—hey, solo intento ser amable. —me muestra una sonrisa jocosa. —oye, acepta a mi buen amigo Paul, es buen muchacho, te conviene.

—Christopher, detente —Paul lo sujeta del brazo mientras sus mejillas se tornan rojizas

—hermano, ya dile que te diga que sí

—es sobre el baile —susurra Paul nervioso

—ahhh... pensé que esta...

Love me like you do ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora