XVI

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ʙᴜsᴄᴀɴᴅᴏ s ᴍɪʀᴀʀ

Me encontraba sentada en unos banquillos de improviso en el campus, todos los alumnos de la preparatoria estaban con camisetas blancas y ropa deportiva con un brazalete de color en la muñeca que ayudaba a diferenciar el grado. Había globos y serpentinas de decoración por toda la universidad, eran fechas de olimpiadas.

Observé mi brazalete verde, lancé un suspiro cansino. Escuchaba alentar a mis compañeros que mostraban una banderola con la sección. Éramos la letra "C" y estábamos compitiendo con el "B" en voleibol. Rose y Jaz estaban jugando para el equipo, podía verlas desde mi asiento. Decidí no participar en voleibol, soy malísima para eso, casi en todos los deporte.

Estaba alicaída para levantarme y alentar, mis amigos me animaron a ser porrista pero Meiggs era la que armaba las coreografías y no quería estar en el mismo lugar. No tenía cabeza para pensar en esto, estaba dejando de prestar atención a mis clases por tener el corazón dolido.

Desde hace semanas el profesor de inglés parecía... ¿Evitarme? ¿Ignorarme? No sé cómo explicarlo. De un día a otro, comenzó a hablarme con distancia, las clases que me dictaba eran más serias, ya no sonreía con mis comentarios, no lo encontraba por ningún lado y me saludaba distinto, como lejano.

Quizás se dio cuenta que era aburrido hablar conmigo.

Me levanté del asiento, arrastré mi cuerpo con pesadez hasta el salón de clases, quería estar un momento a solas. Subí las escaleras a duras penas, más parecía un alma en pena. Empujé la puerta del salón y al levantar la mirada me sobresalté.

—lo siento... —musite mirando al profesor de inglés sentado en su pupitre revisando los cuadernos de su área.

—¿No debería estar en el campus, señorita? —preguntó sin mirarme. Siguió revisando algunos cuadernos

—quería descansar un poco... —caminé hacia mi asiento.

El salón estaba en completo silencio, era incómodo tenerlo cerca y no conversar como estábamos acostumbrados.

Usé mis brazos como almohada y allí me quedé, mirándola la nada, pensativa.

—señorita Holman

Levanté mi cabeza y lo miré.

Sí, ahora era Holman para él

—ya está revisado todos los cuadernos, se los hace presente a sus compañero. — Se levantó del asiento.

Asentí y volví a recostar mi cabeza. Mi corazoncito parecía tener pequeñas punzadas, solo quería escuchar la puerta cerrarse para poder dejarme caer. Estaba ocultando mucho en toda la semana, intentaba buscarlo, conversar, estás detrás de él pero parecía que algo había cambiado o quizás fui la ingenua que creyó en que él sentía algo por mí.

Estoy aterrizando...

—¿No irá a participar en las olimpiadas? —Escuché su voz aún en el salón.

Negué sin levantar la cabeza

—¿Se quedará aquí?

—sí, profesor

Escuché sus pasos acercarse, levanté la mirada cuando lo vi de cuclillas cerca a mí. Sus ojos pardos eran algo mágico, me torturaban. Decidí levantar la cabeza y mostré una sonrisa lánguida.

—debería animarse a participar. —Dijo eso y volvió a su postura normal.

—estaré en atletismo...

Love me like you do ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora