II

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ᴛᴇᴀᴄʜᴇʀ

Todos nos quedamos mirando al profesor que tenía unas hojas en su mano, veía de hito en hito su laptop y las hojas. Algunos murmullos comenzaron a tomar espacio en el salón, todos nos sentíamos nerviosos después de su presentación tan inesperada.

—tengo entendido que el profesor Soto ya no volverá. —dejó las hojas en el pupitre y levantó la mirada.

Nadie se animó a responder su comentario, estábamos confundidos por las noticias que estábamos recibiendo.

—¿ha muerto?

Se escucha una voz masculina al fondo del salón, todos giramos a mirar a nuestro compañero y siseamos su pregunta.

El profesor lo miró confundido y negó. —claro que no. El profesor Soto no volverá a la preparatorio, es todo lo que sé. —comenzó a caminar por el salón. Su sola presencia daba vibras fuertes, tenía un aspecto muy varonil, toques de seriedad en sus facciones, su aroma era fuerte, colonia fresca que quedaba en el aula cuando pasaba cerca.

En esos momentos, tenía un extraño sentimiento de tristeza porque el profesor Soto ya no volvería. Nos habían cambiado de maestro de un día a otro. Apenas estaba llevándome bien con él y tratar de entender su forma de explicar la clase para que de pronto llegara alguien nuevo. Dejé descansar mis brazos a la mesa mientras miraba al nuevo maestro.

¿Podré aprender con él?, Me pregunté sin dejar de mirarlo.

—yo me presenté, ahora quiero conocerlos a ustedes.—giró y miró como todos comenzaron a ponerse nerviosos. Mostró una pequeña sonrisa. —jóvenes, están preparándose para ir a la universidad, quiten el miedo de pararse en frente y decir una pequeña presentación de ustedes. Así que. —señaló a la fila del medio—. Todos los de esta fila serán los primeros.

Mis nervios oscilaron en mi interior desde que mi compañera se levantó para caminar al frente y presentarse. Giro medio cuerpo para mirar a Rose que me sujeta de uno de mis hombros y me susurra un tranquila, para que mis nervios se alejen un poco. Solo asentí y esperé mi turno.

Tenía pánico escénico desde muy pequeña. Por alguna extraña razón, mis mejillas se ponían coloradas y me trababa, mi mente se volvía blanca y olvidaba lo que tenía que decir. Aún recuerdo cuando mi mamá aceptó que en inicial participe del show de las vocales. Me tocó la O, me preparó mi vestuario que consistía en una falda rosa y un poncho de cartulina blanca con la vocal en medio del mismo color de la falda. Llevaba dos coletas porque mamá decía que me veía bonita así. En plena actuación me quedé inmóvil, observaba como todos los presentes me miraban, escuché a mi madre repetir muchas veces "Luana, camina, vamos, baila en medio", sentía mi rostro caliente y solo salí corriendo con miedo. Desde entonces no participé en algún show de la escuela, y sobre las exposiciones tenía nota muy baja porque terminaba leyendo mis papeles escritos con mi parte del tema.

Sentí un pequeño empujón en mi hombro. Desperté de mis pensamientos y vi que todos mis compañeros me miraban.

—Luana, es tu turno. —me susurró la primera compañera en presentarse.

Asentí de inmediato, me levanté y caminé nerviosa. Tomé una bocanada de aire y miré a todos mis compañeros.

—MellamoLuanaHolman.—mi voz sonó casi indescriptible. Me quedé pensando qué más podía decir de mí. El salón se hizo silencio otra vez, mordí mi labio inferior nerviosa, después de unos segundos comenté—:me gusta dibujar y leer...

—la señorita "le arrojó una bolita de papel al profesor", se llama Luana Holman. Felizmente pude entender su nombre, nadie le está persiguiendo señorita, tranquila.

Sentí mis mejillas carmesí, miré al profesor pero sus ojos pardos me intimidaron y cambié de dirección.

—usted se apareció, no fue mi culpa. —refuté. Después de unos microsegundos me di cuenta que le había respondido al maestro, intenté disculparme por mi atrevimiento pero él habló.

—¿aún juega con bolitas de papel, señorita?. —inquirió jocoso.

Mis compañeros comenzaron a reírse por lo bajo.

fruncí mi entrecejo, volví a mirarlo y esta vez retuve su mirada.—nunca se debe perder al niño interior, ustedes los maestro que saben de diversión..

El profesor asintió varias veces mientras se acercaba a mí. Las voces de mis compañeros murmurando mi falta de respeto me pusieron nerviosa de nuevo. Mis manos sudaban y sentí un frío recorrer mi cuerpo al tener la mirada de todos en la escena que había protagonizado por no querer perder en ese juego de palabras.

El joven de ojos pardos se puso detrás de mí, sentí ambas manos sobre mis hombros y me sentí pequeña. —señorita Luana, la escogeré como mi delegada.

—¿qué?. —solté confundida. Me alejé un poco para mirarlo, él solo me mostró una sonrisa muy bonita.







Terminaba de guardar mis cuadernos en mi mochila, solté un suspiro cansino, había sido un día extraño y cansado.

—¡adiós querida delegada!. —exclamó un compañero antes de salir del salón.

Cerré mis ojos y respiré profundo.

A nadie le gustaba ser delegado de los cursos, era demasiada responsabilidad. Recoger cuadernos, cuotas para copias, exámenes y ayudar a los maestros en el curso cuando sea necesario. Siempre escogen a Paul por ser el brillante del salón, no sabía cómo debía ser una buena delegada para mi curso favorito. Notase mi sarcasmo.

—quiero al profesor Soto de nuevo. —comenté colocándome la mochila en mi espalda, mostré un mohín de tristeza a mis amigos, que sujetaron mis hombros y me empujaban con suavidad hasta la salida.

—no eras la favorita del profesor, parece que ahora sí lo serás, delegada.—Rose soltó lo último casi en una burla.

—Luana, a ti se te ocurre responderle al profesor. —comentó Jaz acomodándose sus cabellos oscuros y larguísimo, mientras intentaba no dañarlo al colocarse su mochila en la espalda.

—no creo que te vaya tan mal como delegada de tu curso favorito. —comentó el de cabello enroscado, Therrence, caminando delante de nosotras.

Andamos despacio por los pasillos de la preparatoria mientras conversabamos. El viento que corría era fuerte, mi cabello se desordenada e intentaba quitarlo de mi rostro. Me detuve intentando arreglarme, cuando observé que el profesor caminaba al frente de nosotros dirigiéndose a la cochera de la preparatoria. Unas alumnas iban detrás de él conversando y coqueteándole descaradamente.

—era de esperar que las alumnas comiencen a perseguirlo.—comenta Therrens negando el comportamiento de algunas alumnas que coquetean a los profesores por ser simpáticos.

—siento que nos llevaremos bien con el teacher, nos a mostrado ser muy conversador y buena onda. Creo que eso atraerá al alumnado.—comentó Jaz.

—¿Te gusta el profesor?. —pregunta Therrence mirando a Jaz dubitativo.

Jaz lo mirá negando. —es solo un cumplido, pero nada más.

—¿Quién se fija en los profesores?.—pregunté al aire, incrédula.

Un auto negro se detiene a nuestro costado, todos miramos la ventana polarizada bajarse y encontrarnos con el rostro del profesor.

—cuidense alumnos, directo a casa, no se vayan a perder, eh...—comentó el profesor mostrándonos una sonrisa.

Mis amigos sonríen, le responden afirmativamente al unísono y el auto desaparece en la pista. Vuelco los ojos ante el comportamiento del profesor intentando ser buena onda con adolescentes.

Love me like you do ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora