ᴏᴊᴏs ᴘᴀʀᴅᴏsTamboreo la carpeta con mi lápiz mientras mi mirada confundida sigue la figura del maestro que camina por todo el aula hablándonos en inglés. Fruncí mis cejas al ver que todos se reían por algo gracioso que él dijo. Pasé mi mano por mi nuca y seguí intentando entender la clase.
La diferencia de la forma de enseñar del profesor Soto con la del profesor Evans eran demasiadas. El primero no hablaba toda la clase en inglés, no exigía que le respondamos en inglés o pedir permiso de esa forma para cualquier cosa que quisiéramos.
Giré mi cuerpo para preguntarle a Rose lo siguiente—: ¿Cómo se decía "puedo ir al baño, profesor?".
Rosé me miró con sus ojos avellana y respondió—: may i go the bathroom, please?
Asentí y le agradecí en susurro. Cuando el profesor terminó de escribir algo en el pizarrón y se fue a sentar en su pupitre, me levanté de mi asiento, susurraba las palabras que me había dicho Rose hasta que me detuve al frente del pupitre. Elevó su rostro y sus ojos pardos me quedaron mirando, intenté hablar pero me quedé muda.
Tomé una bocanada de aire y volví a intentarlo.
—mei go...batrrun...¿Plis?. —mis manos hicieron señas mientras hablaba intentando que entendiera lo que quería decir.
El maestro enarcó una ceja, bajó el rostro y asintió. Agradecí y me alejé rapido de allí. Mis mejillas seguramente estaban carmesí, porque ya sentía el calor apoderarse de mi rostro por la vergüenza de intentar hablar en inglés y sonar tan mal.
Al regreso me puse a copiar lo que había dejado de tarea para la clase, de alguna forma tenía que presentarlo y no había entendido nada. Las dos páginas de mi libro estaban llenándose de respuestas, estaba por terminar hasta que la voz del profesor cerca a mi oído me hizo sobresaltar en mi asiento. Giré mi rostro y me encontré de nuevo con ese color de ojos hipnotizantes.
—¿Por qué aparece como un fantasma, profesor?. —refuté, dejé de mirarlo, intenté cubrir mi libro con mis brazos para no notase que estaba copiando.
—teacher—. Trata de corregir la forma en que lo nombré.
—salud—. Elevé mi mirada y le sonreí.
Ignora lo que dije y comenta—:señorita, dentro de poco termina la clase, recoja todos los libros y los lleva a mi área.
—¿a dónde?
—¿conoce el área de inglés?
—no conozco, pero perdiéndome aprendo.
—deja todo los libros en mi pupitre, yo le avisaré cuando estés corregidos para que también los recoja y les entregué a todos sus compañeros. —diciendo esas órdenes se fue caminando con sus manos escondidas en sus bolsillos mientras miraba cada fila observando que todos trabajen.
Solté un suspiro cansino, froté ambas manos en mi rostro. Por estas cosas no me gustaba ser nombrada delegada. El timbre de cambio de hora apareció, no había terminado de copiar todas las respuestas del libro y tenía que levantarme para recoger el trabajo de los demás. El maestro sujetó su maletín, me hizo una seña de llevar lo que me ordenó y solo asentí levantándome del asiento.
Di mi ronda para recoger todos los libros, los coloqué en fila y di el aviso que ya iba a llevarlos. Levanté la fila de libros y caminé hacia la salida, algunos corrían poniéndolos apurados antes de salir, otros me buscaban apurados en el pasadizo.
Tengo entendido que el área de inglés está por el salón de profesores, en una de los pequeños espacios que les brinda la preparatoria para sus recesos y reuniones. Caminé por el final del pasadizo, con la punta de mi pie empujé una puerta medianamente grande y me encontré con algunos maestros tomando café, otros leyendo o conversando de algún tema. Ingresé y nadie me tomó en cuenta, di vueltas por aquel espacio sin encontrar el área de inglés.
Me dolían los brazos de cargar todos los libros y tenía que apurarme para terminar de copiar todas las respuestas. Me acerqué a una de las maestras a consultarle sobre el área de inglés, una de ellas sin dejar de hablar con la otra me señaló una puerta oscura, agradecí y caminé hacia donde indicó.
Giré la manilla maniobrando que la pila de libros no se me caiga, ingresé y cerré la puerta despacio con mi pie.
El espacio era pequeño, no se podía respirar en este lugar con tantos cuadernos y hojas en los estantes y armarios. Dejé los libros en el pupitre y busqué el mío para terminar mi trabajo.
Lo único bueno del lugar era el silencio, podía concentrarme en lo que hacía. Susurraba las respuestas para no equivocarme en escribir hasta que la punta de mi lápiz se rompió al escuchar que alguien aclaraba la garganta detrás de mí.
Cierro los ojos apenada, volteó y me encuentro con el profesor sujetando una taza de café.
—¡profesor!.—lanzo mi lápiz a cualquier lado tratando de fingir que no estaba haciendo nada.
—teacher—. Vuelve a corregir
—¿salud?
—¿qué se supone que hace señorita Luana?—. Camina hacia su pupitre.
—profesor, ¿le han dicho que bien se ve hoy con ese color de camisa azul? Le hace resaltar sus...ojos pardos—. Posé mi diestra en el pupitre y le mostré una sonrisa.
Me mira unos segundo.— and like you that have pretty eyes
Me quedé mirándolo un par de segundos confundida..
—me di cuenta que estaba copiando desde la clase de inglés. —se acomodó en su asiento y dio un pequeño sorbo a su vaso.
—me agarró con las manos en la masa, por eso no debería ser su delegada...
Él sonrió negando. —estoy seguro que podrá con la responsabilidad.
—escogió a la alumna más responsable y que ama inglés —comenté con sarcasmo.
—la vida se trata de aprender, señorita.—en eso estoy...—me encogí de hombros—. Por algo estoy en la preparatoria, para aprender.
—recuerde que no todo debe dejarlo en las manos de la preparatoria, también debe poner de su parte.
Inflé mis mejillas y me quedé en silencio.
—¿porqué no se busca un profesor particular y mejora sus notas?
Lo miré confundida. —¿Cómo...cómo sabe?
El mismo se señala.—soy el profesor, he revisado los promedios de todos mis alumnos.
En ese momento no supe donde esconder mi rostro, de alguna forma que él los vea me generaba mucha vergüenza.
—tiene un bimestre para poder subir sus notas, señorita Luana.
Asentí, cerré mi libro sin haber terminado de contestar las últimas líneas que me faltaban.
—adiós profesor. —me despedí, giré en mis talones para caminar hacia la puerta.
—teacher...
—salud...
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Love me like you do ©
RomancePor extrañas circunstancias de la vida, se pueden cruzar dos personas sin imaginarse lo que les depara el destino. Tienen diferencia de edades, etapas de vida y diferentes roles en la preparatoria. ¿pero qué tienen en común Marcus y Luana?, el amor...