VII

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ɪɴɢʟᴇ́s

Me miré al espejo una vez más antes de salir de mi habitación. Quería verme bien, hoy desperté de buen humor y decidí buscar un atuendo bonito. Encontré un pantalón palazo rosado,una blusa y un cinturón blanco delgado, un blazer negro que le robé a papá y lo corté a la cintura, además de una de sus tantas corbatas.  En accesorios le robé una boina rosada a mi hermana y mis botines blancos de plataforma completaban el look para este día.

Hoy quería un atuendo más maduro y que refleje un poco de seriedad pero combinando colores vivos para no opacar el como me sentía. Llevé conmigo el libro que ayer compré para leerlo en mis ratos libres.

Ayer fue una noche bonita, estaba acompañada del profesor de inglés, me invitó una dona de chocolate, conversamos un poco de nuestros gustos. En ese momento sentí que no éramos profesor—alumna, éramos Marcus y Luana, hablando y riendo sobre las cosas de la vida. Sin duda él tenía más conocimientos de ciertas cosas y eso hizo que piense un poco en si debería verme mayor.

Desde hace unos días estuve pensando en él, en todo lo que estaba haciéndome sentir. Sabía que no era normal emocionarme porque se acerque a hablarme, por verlo unas pocos segundos y cuando habla en inglés siento un cosquilleo en mi interior. Él tiene una forma de hablarlo con esa voz grave, conmigo lo hace más suave, como si estuviera diciendo algo entre líneas que no entiendo.

Entre toda esta confusión de emociones y sentimientos, llegué a la conclusión que me gusta mi teacher.





—hoy te noto feliz Lu ¿sucede algo?. —Therrence jugaba con mis lapiceros.

—hoy desperté animada, tengo pensando en mejorar mi inglés.

Las manos de Rose hacen que gire nuevamente mi cuerpo y mirarla.

—¿Luana Holman, eres tú?.

Me alejé de ella. —sí, sólo quiero ser....

Mi mirada se queda perdida en la figura del profesor ingresando al salón dando los buenos días. Estaba con un traje negro, su blazer en la mano junto a su portafolio, el color de su camisa era blanca y quedaba muy bien con el chaleco que llevaba puesto, ceñía más su contextura.

—hi teacher. —Gigí caminó hacia su asiento mostrándole una sonrisa coqueta, se acomodaba sus cabellos sin dejar de mirarlo con descaro.

El profesor la saludó y la ignoró en segundos, lo cual hizo que me ría mentalmente. Seguía saludando a todos cuando sus ojos pardos se cruzaron con los míos. Sentí que había diferencia en esa mirada, un brillo y una sonrisa enigmática...o será que yo estoy alucinando.

Comenzó con la clase, nos pidió que abramos una página del libro, comenzó a escribir algunas palabras en el pizarrón. Preguntó si alguien deseaba pasar y completar la primera oración con las palabras que faltaban. Algunos alumnos levantaron la mano y en orden fueron a completar la tarea.

No podía faltar Meiggs que con su movimiento ululante de caderas se dirigió al pizarrón, sujetó el plumón acariciando ligeramente la mano al profesor que reviro incómodo.

—señorita Luana. —sujeta otro plumon de su carpeta y me lo extiende—. Haga el último.

Fruncí mis cejas, me levanto con pesadez del asiento y arrastro mis pies hasta él. Meiggs pasa por mi costado y me mira de pies a cabeza, le entrega el plumón al profesor.

—llamen a los bomberos que Holman incendiará la preparatoria. —río con malicia.

no digas mamadas, merimeiggs. —respondí jocosa acercándome al pizarrón. Oí las risas de mis compañeros detrás de mí.

are y shaking

Escucho aquel susurro que proviene de su voz, después aclara la garganta y trata de poner orden al salón. Escribí la respuesta y le entregué el plumón.

—muy bien, revisemos que tal lo hicieron. Los que se acercaron a resolverlo tendrán 5 puntos en el curso.

Entendí por qué me llamó. Gracias teacher.





                                                            

El descanso llegó, la clase terminó y el profesor de inglés se despidió de todos con amabilidad.

Sujeto mi libro de inglés y un cuaderno corriendo hacia donde él se dirigía.

—profesor.—lo llamé pero no volteó por lo que probé otra vez y no me hacía caso. —¡Teacher!.

Se detuvo, giró despacio y me sonrió. —salud?...

—silid...—imite tratando de recuperar mi aliento.— ¿puede ayudarme?

Unas alumnas se acercaron a él para saludarlo con beso en la mejilla, me hicieron a un lado encerrándose en su pequeño círculo donde el profesor era el núcleo. Me quedé esperando en el balcón observando a los estudiantes caminando por el campus. En ese momento me puse a pensar que la mayoría de las alumnas verán al profesor de inglés como yo lo hago.  Bajé la mirada hacia mi libro, mi indice acarició las letras blancas de la portada, me sentí triste en ese momento.

Estaba por alejarme y olvidar todas esas ideas bobas que sola empecé a crear, cuando escuché al profesor decirles que estaba ocupado y en otro momento conversarían, ella se despidieron de la misma forma, acercándose mucho a él.

—dígame señorita Luana, ¿En qué puedo ayudarla?.

Me puse delante de él. — ¿Podría enseñarme inglés?.

Parecía que no esperaba esa propuesta por lo que se quedó pensativo.

—le pagaré...—aclaré.

—con gusto le enseño, no es necesario que me pague. Sé que está tomando esta decisión para pasar el curso, así que la ayudaré

—pensé que no me iba a aceptar, quién quisiera perder su tiempo enseñando a una alumna...—me encogí de hombros.

—It's not true!, I'll spend my days with you.

—¿Qué?...

Ríe.

—¿De qué se ríe?, usted es muy cruel. —me cruzó de brazos e infló mi mejillas mirándola con ojitos brillosos.

Su mirada se tornó cálida, volví a sentir que estábamos solo él y yo en ese pequeño espacio.

—You don't know what I start to feel, you don't have any idea what I feel when you are with me

—botellita de jerez todo lo que diga sera al revés...

—eso es bueno. —asintió con una sonrisa de victoria.

—¿Qué es bueno?...—lo miro confundida.

su mano se elevó hacia mi mentón, su pulgar acaricio con sutileza esa zona.—cuando aprenda inglés, lo sabrá. —musitó con ternura.

Escuchamos la voz de una compañera de clase, nos alejamos un poco ignorando lo que había pasado en nuestra burbuja.

—teacher, estoy repartiendo mis tarjetas de cumpleaños. —le entrega uno. —lo invito, es este sábado, espero pueda asistir.

Él observó la tarjeta y asintió—. Gracias por la invitación

—voy a esperarlo, eh...—voltea a mirarme y me dice—: Holman, dejé tu invitación en tu carpeta, también espero verte allí linda.

—ay gracias, Raggi, estaré allí.

Ella sonrió con dulzura y se despidió.

—entonces...¿Usted irá?. —me miró mostrando la tarjeta rosa chillón.

—pues...creo que sí, pero ¿Usted que hará en una fiesta de adolescentes?. —elevé una ceja mirándolo inquisitiva.

—no se olvide que también soy joven

—si usted lo dice...—giro en mis propios talones. —lo veo allá, profesor

—teacher. —corrigió.

—salud...—le regalé un guiño y salí corriendo como niña pequeña por la vergüenza.

Love me like you do ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora