XVII

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ᴜɴ sᴇᴄʀᴇᴛᴏ ᴍᴇɴᴏs

Intenté ocultar mi mirada triste riéndome con mis amigos mientras esperábamos al profesor de inglés. Ya eran varias semanas que todo seguía igual, no tenía respuesta del por qué él de había alejado tan bruscamente de mí. No estaba preparada para su lejanía, no sabía cómo ocultar mis sentimientos cuando lo veía. Estaba dejando de concentrarme en las clases particulares de inglés, mi rendimiento bajó y eso era malo, no podía seguir así. Hoy debía acabar eso.

Ayer en la madrugada estaba sopesando el tema, lloré acurrucada entre mis sábanas, no pensé que el amor podía doler de esta manera. Intenté ignorar que no importaba, si no escuchaba su voz iba a estar bien, no necesitaba seguir alimentando una ilusión que el aire lo llevó.

Dolía que todo haya sido tan efímero, no me permitió mostrarle mis sentimientos. Debía acabar con todo esto de raíz.








Observé al profesor ingresar, saludó a todos con una sonrisa, se lo veía de buen humor.

—teacher, lo veo muy feliz. —comentó Meiggs

—lo estoy

—cuentenos el chisme. —vociferó Therrence desde su asiento

—lo sabrán a su tiempo. —puso en orden sus cosas en el pupitre. Empezó la clase leyendo algo del libro, caminó por todo el salón. Sus ojos ya no se cruzaban con los míos, no se dibujaba una sonrisa en sus labios, ni sus ojo pardos brillaban.

Después de explicar lo que debíamos hacer en el libro, nos dejó trabajando. Puse todo mi esfuerzo por concentrarme. Recordé lo que me había explicado, era claro la imagen de él con la pequeña pizarra y haciéndome repetir las frases. Llevaba una camisa blanca, sonreía orgulloso y me regalaba chocolates, le solté el comentario que me iba a dar diabetes. Sonreí inconcientemente recordando esa imagen.

—Lu, ¿Tienes corrector?

Asentí mirando a Paul. Le entregué el corrector y volvió a su asiento. Seguí resolviendo la tarea en silencio. Therrence le pedí ayuda a Rose y a Jaz, yo estaba taciturna.

—gracias Lu. —Paul dejó el corrector en mi mesa. Se puso de cuclillas para susurrarme lo siguiente—: ¿Todo bien, bonita?. —su diestra acarició mi cabello, colocó un mechón detrás de mi oreja.

—sí, Paul. Solo ando concentrada...

—te he notado muy callada hace semanas y me preocupas. —su mano se posó sobre las mías.

—han sido días pesados, recuerda que vienen parciales y son finales de bimestre

—sí, sabes que si necesitas ayuda con cualquier curso, cuenta conmigo. —su indice acarició la punta de mi nariz con ternura.

Asentí. Miré al frente y me crucé con esos ojos pardos, de inmediato miró a la pantalla de su laptop. Miré a Paul y le mostré una sonrisa.

—¿Deseas que te ayude con algo del curso?

—por ahora no, Paul, pero gracias. Voy entendiendo bien hasta el momento, aunque parezca extraño

—el trabajo es individual jóvenes.

Levanté la mirada cuando escuché su voz.

—lo siento teacher. —Paul se levantó, me mostró una sonrisa antes de volver a su asiento.

Sentí unos leves golpes en mi hombro con algún objeto, volteé y vi a Rose.

—¿Todo bien?. —susurró

—sí

Ella frunció sus cejas. —¿Resolviste todo? ¿Necesitas ayuda con algo?

—estoy haciéndolo bien. —intenté mostrar una sonrisa.

Me miró inquisitiva.

Bajé la mirada hacia mi carpeta al escuchar vibrar mi celular, lo revisé y miré al profesor de inglés, él estaba mirando la pantalla de su laptop.

Era un mensaje recordándome que teníamos las clases de inglés. Solté un suspiro cansino. Desde que estamos distanciados, me envía mensajes recordándome las clases como si pudiera olvidar eso. No sé si era recordatorios o solo intentaba molestar. Borré el mensaje como hice con los demás.









Caminé al área de inglés con los libros en la mano, ingresé al salón empujando la puerta con mi pie. No había nadie a pesar de ser descanso. No tome mucha importancia y caminé los pasos que faltaban para llegar al área. La puerta estaba semi abierta, la empujé despacio para ingresar con los libros, él estaba sentado revisando unos papeles, en cuanto me vio en la entrada me dio permiso para pasar.

Dejé los libros a un lado del escritorio, me senté donde siempre. La pequeña pizarra estaba puesta para la clase. Él dejó los documentos que leía a un lado, se levantó de su asiento y se acomodó el saco.

—empecemos

Mi mente estaba muy perdida todo el día, lo único que hacía era admirar como explicaba la clase, la fragancia calida combinada con café. Ya no le traía café, él iba a la cafetería por el suyo, se olvidó de mis pequeños chocolates, se alejó y no entiendo por qué.

—señorita, preste atención

Desperté de mis pensamientos. —lo siento

Volvió a explicar, subrayaba palabras en la pizarra para tenerlas que recordar que eran importantes. Se supone que debía escribirlas en mi cuaderno pero no había llevado nada en mi última clase particular.

—no está prestando atención, señorita. Si desea, podemos dejarlo para mañana. —comentó lacónico.

—no profesor, no vendré...

—bueno, para el martes entonces

—ya no tomaré las clases. —me levanté del asiento. Mis piernas temblaban, retrocedí lentamente.

—¿Piensa dejar las clases particulares? ¿Por qué?. —me mira confundido.

Mis labios temblaban, mi voz no salía por mas que intentaba. Mis ojos se cristalizaban y lo último que quería mostrar era mi vulnerabilidad. Pero, era así, una pequeña herida e ilusionada ingenuamente. Me detuve en el marco de la puerta, tenía la respiración entrecortada.

—porque...—mi voz sonó temblorosa, tomé una bocanada de aire. Apreté mis puños y tomé valentía. —Porque me he enamorado de usted...

El plumón que sujetaba entre las manos cayó lentamente al suelo, su semblante palideció. Una lágrima se resbaló por mi mejilla, era momento de salir de ese lugar. Corrí entre lágrimas que escapaban de mis ojos, quería esconderme y no salir nunca más. Terminé revelando mi secreto, me había enamorado ingenuamente de mi profesor, él no me correspondía como creía. Así dolía el amor, eran como flechas traspasando el cuerpo del corazón, un nudo en la garganta por aguantar las ganas inmensas de llorar, en ese momento mi mente comenzó a traerme imágenes de nosotros antes de todo este desastre.

Me encerré en un cubito del baño, comencé a llorar en silencio, necesitaba dejar escapar todo mi dolor.

Tuve el presentimiento que terminaría llorando por él, como ahora mismo.

Love me like you do ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora