Me desperecé rápidamente y puse la laptop sobre mis piernas; la luz que desprendió al prender me encandiló un poco los ojos. Sincronice mi whatsapp y sentí un gran alivio cuando vi que Ferni también lo estaba. No dudé ni dos segundos en iniciarle conversación.
— ¡Hola! —Tecleé sobre las negras teclas, haciendo aparecer la letra azul sobre la ventana de conversación.
— ¡Hey, hola! —Me contestó al instante.
— ¿Cómo está todo allá? —Deseaba que Ferni entendiera a la primera lo implícito en mi pregunta.
— Bien, supongo. Fernando me llevó ayer a un parque, desayunamos juntos y anduvimos por casi toda la ciudad. —Podía apostar que su rostro dibujaba una sonrisa mientras tecleaba la respuesta.
— Me alegro mucho, de veras.
— ¿Y tú? ¿Qué tal? ¿Cuándo fue la última vez que hablamos?
— No lo sé. El sábado creo. Yo estoy bien... mejor.
— Me quedé con los dedos indecisos sobre el teclado y luego suspiré. Tenía que preguntarlo.
— Dime, Ferni. ¿Cómo está Nailea? ¿Cómo está...él? ¿Sabes algo de ellos? —El segundo que tardó en responder me pareció eterno.
— Regina dijiste que no los mencionarías.
— Por favor, Ferni. Necesito saber algo. Mis especulaciones me hacen más daño. Por favor.
Esta vez se tardó más en contestar.
— Según Fernando, Nailea y Kevin ya no están juntos. Nailea entra y sale de su departamento sola y de vez en cuando Óscar la visita.
— ¿Y Kevin?
— Regina...
— Dime, por favor.
Casi un minuto.
¡¿Por qué esta mujer se tarda tanto en responder?!
— Se fue.
Al momento de leerlo, los ojos se me abrieron como platos. ¿Se había ido? ¿A dónde? ¿Desde cuándo?
— ¿Regina? —Me pregunté cuánto me tardé en contestar. O reaccionar.
— ¿A dónde fue? —Tecleé despacio, letra por letra.
— No lo sé, nadie sabe.
— ¿Cuándo se fue? —Volví a insistir.
— Regina...realmente no lo sé. Cambiemos de tema, por favor.
Acepté, pero luego de ese momento mi mente se desconectó de aquella conversación y empezó a divagar, buscando posibles lugares a los que Kevin se iría. Él no vendría a Xalpa, eso estaba descartado. ¿Iría a Colima? O a lo mejor no se fue del todo, quizá seguía en Pachuca; en alguna otra parte del estado. ¡Ya sé! quizá se fue a Japón, allí quería irse desde un principio, ¿no? Un agujero se me expandió en el pecho, acrecentando el dolor...él estaba tan lejos...
— ¡¡Regina!! —Casi puede oír la voz de Ferni a través de la pantalla de la computadora. Había dejado de escribir y ella esperaba respuesta a la pregunta trivial que me había hecho.
— Perdóname. Llegó un amigo, Jesse, ¿recuerdas que te hablé de él? Bueno, tengo que ir a... —Mis dedos vacilaron— revelar algunas fotos, hablamos después.
No me gustaba mentirle a nadie, ni siquiera a distancia; pero tenía que ordenar el desorden en mi cabeza y encontrar alguna forma para ignorar el hueco en mi pecho, que se iba haciendo más grande conforme se producían los pensamientos en mi cabeza.
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𝐌𝐀𝐍𝐔𝐀𝐋 𝐃𝐄 𝐋𝐎 𝐏𝐑𝐎𝐇𝐈𝐁𝐈𝐃𝐎 - kevin álvarez
أدب الهواةLas cosas son más interesantes cuando son prohibidas y Kevin Álvarez es una de ellas.