𝕽𝖊𝖌𝖆𝖑𝖔𝖘

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Las bellas mujeres del imperio otomano se hacían disfrutando el suave viento en el jardín, todo iba en paz las sonrisas no faltaban hasta que el tema central llegó a ser la boda.

Las fuertes críticas por la madre sultana se mezclaban con los de su madre, no deseaba oírlas, pero no tenía opción alguna.

El simple hecho de escuchar a su madre en su desacuerdo por la boda la llenaban de ira recordando sus últimos días con su viejo amor. Tenía la osadía y frescura de comentar en su vida cuando ella la arruino.

El tiempo había pasado y en su madures y juventud era difícil verla llorar, solo tres personas lo habían logrado hasta ahora, su padre, Esma y su prometido que fue afortunado al presenciar tal hecho.

Sin embargo cada recuerdo de aquel joven se permanecía en su mente y era más doloroso aún con sus palabras tan duras de fondo.

Sus ojos se encontraban cristalinos, trataba de ser fuerte y no rendirse ante el dolor, se prohibía que alguna lagrima recorriese sus mejillas. Trataba de concentrarse en el inmenso jardín teniendo el valor de darles la espalda a sus sultanas.

— Primero Hatice ahora tu. — el enfado no salía de sus palabras — ¿Quien sigue? ¿Tú Mihrimah?

— No podemos impedirlo sultana, su majestad ya aprobó la boda.

— Mahidevran, ¿Acaso no cuidas a tus hijos? ¿No velas por su bienestar?

— Madre juro que lo hago, haría todo por el bien de mis hijos y Raziye lo sabe. — su hija siente su garganta cortase en su interior.

Cierra los ojos con fuerza negándose a ser débil frente a alguien y menos ellas. Los pasos precisos en una caminata que se acercaba a ellas llamaba la atención de todas menos una en particular.

— Por Alá, lo que nos falta.

— Silencio Mahidevran. — la madre la calla al ver la reverencia del hombre frente a ellas.

— Madre sultana. — está asiente más por educación — Sultanas. — se inclina no sólo a la madre de su prometida, sino que también a Hurrem que escuchaba con dolor las palabras sobre su hija de corazón, su hermana y Gulfen quien siempre las acompañaba.

— ¿Que te trae aquí Malkocoglu? — Hurrem decide interferir con amabilidad.

— Su majestad me mando a informarles que esta noche se organizará una celebración en el harem.

— Ahora toma decisiones sin consultarme — forma una mueca, era obvio que no le agradaba la boda.

El Bey ve por unos segundos los ojos de su prometida que no le importaba lo que hablasen en sus espaldas, la veía mal, sabía que deseaba escapar.

— Sultana — los ojos de la madre de la prometida lo ven — si me lo permite, caminaré con la sultana Raziye por el jardín para hablar un poco, hace mucho tiempo que no podemos hacerlo.

— Es una fantástica idea. — Hurrem se adelanta a la que sería la negación de su madre dejándola sin opción — Los novios deben fortalecer su amor ¿No lo crees Mahidevran?

Con una mueca y severidad en su rostro asiente dándole el permiso al hombre quien se acerca a su prometida para esrenderle su mano. La mujer por fin reacciona al ver su mano, sube su mirada a sus ojos y la vuelve a bajar repitiendo esto un par de veces para tomarla y ponerse de pie.

Se reverencia ante sus sultanas para retirarse en un camino largo que la llevaban a lo mismo, al mismo recuerdo tormentoso.

Sus ojos la traicionan dejando que se liberasen algunas lágrimas que no pasan desapercibidas por su prometido.

𝑼𝒏 𝑷𝒂𝒔𝒐 𝒂𝒍 𝑨𝒎𝒐𝒓 | 𝑴𝒂𝒍𝒌𝒐𝒄𝒐𝒈𝒍𝒖 𝑩𝒂𝒍𝒊 𝑩𝒆𝒚 | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora