𝖁𝖔𝖑𝖛𝖊𝖗𝖘𝖊 𝖆 𝕷𝖊𝖛𝖆𝖓𝖙𝖆𝖗

1.2K 108 2
                                    


Todos sus hermanos se encontraban en fila, la sultana Hurrem junto a Gulfen esperando impacientes. Su esposo y padre dentro viendo como trataban de salvar la vida de la mujer que tenían sus corazones al borde de explotar.

Habían pasado tres hasta cuatro horas desde ese incidente, la luz de la mañana siguiente los comenzaba a cubrir por completo.

Al curso del tiempo, la herida ya estaba vendada por el médico de cabeza del Sultán, quien limpia sus manos para acercarse a los impaciente hombres.

— Dime que esta bien.. que va a levantar.

— La herida fue muy profunda su majestad, hirieron órganos internos. — se atreve a alzar la mirada — Hicimos todo, solo queda esperar que levante.

Toma aire evitando sus lágrimas nuevamente, la furia lo estaba gobernando, ve a su niña bien acompañada por su gran guerrero y se convence que es lo suficiente para que la protegiera.

Sale de ahí dispuesto a matar a todos los que estuvieron detrás de tal aterrador hecho, no tendría piedad, no titubearia, los que le hicieron daño a su rubí tenían que pagar.

Por su mente cruza tantas personas, enemigos de él, pero se negaba, su palacio era lo suficientemente seguro o eso creía, las amenazas de hace unos días lo golpean, ¿Enserió sería capaz de atacar a su sobrina? Pero como no, si por poco la golpea.

No quería seguir pensando en eso, pero su sultana estaba entre la vida y la muerte, todos debían pagar, comenzaba a ser cegado por el odio, quería ser justo, pero como podría, tocaron lo más preciado para él.

Los siguientes días fueron un caos en el palacio, su majestad sentía que la única paz y el único control lo tenía su bella niña, no era armonioso mientras el este.

Seguían buscando al responsable, pero todo seguía como antes, no había nadie que respondiese por ese banal acto. Ya no quería sentirse vacío, no tener esos bellos ojitos frente a él disminuían el gran poder del Sultán del mundo.

No sólo su padre la necesitaba, su madre pelirroja rogaba por bienestar tanto por amor como por ayuda, se había metido en un gran problema y debía salir de el cuánto antes.

En otro lado del palacio, sus ojos seguían hinchados y húmedos, anhelaba que despertara, hubiera ido a atrapar y matar con sus propias manos, pero su Sultán se lo negó y prohibió.

Como aquel día, su mano sigue refugiándo la de su amada, su rostro se hacía tranquilo en un sueño profundo, pero no complacía a las personas que la amaban.

Sus ropas eran las mismas, no se separó de ella ni por un instante, escucha las puertas se abrirse, faltaba unos minutos para que llegase su madre pelirroja y su hermana, sus hermanos llegaban por las mañanas y le hablaban aun que no los escuche.

Su madre y su hermano, estaban en camino, su majestad había decidió decirle al notar la peligrosidad de su estado.

De reojo ve a su Sultán quien llegaba inesperadamente, pero no había día que no la visitará, se pone de pie reverenciandose, al notar su ademán vuelve a sentarse para seguir tomando su mano.

— ¿Que dijeron los doctores?

— Esperar su majestad.. — ya estaba cansado de oír lo mismo siempre — solo esperar..

— Hija.. mi rubí, abre los ojos — le suplica, su corazón estaba en su mano, no quería seguir sintiendo ese dolor — vuelve a alegrar mis días.

Sus ojos bajan en una pelea por no llorar como lo venia haciendo, ¿Que haría si ella no levantara? Era la única pregunta en su mente, sabía que no podía vivir sin ella.

𝑼𝒏 𝑷𝒂𝒔𝒐 𝒂𝒍 𝑨𝒎𝒐𝒓 | 𝑴𝒂𝒍𝒌𝒐𝒄𝒐𝒈𝒍𝒖 𝑩𝒂𝒍𝒊 𝑩𝒆𝒚 | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora