¿𝕹𝖔 𝖍𝖆𝖞 𝖚𝖓 𝕲𝖗𝖆𝖈𝖎𝖆𝖘?

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— Sultana. — el hombre baja la mirada preocupado por el feroz grito.

— Me mordió. — suelta fuerte mientras se aferra a los brazos del pasha.

— Alá no lo permita. — carga a la mujer teniendo un indicio de lo que sucedió — Abran paso, la sultana está herida.

El hombre corre hacia la cabaña con la mujer en brazos quien se achicaba contra el dolor, el sudor comenzaba a recorrer su rostro y cuerpo, empezaba a sentir un estruendoso frío.

— ¡Que traigan a una doctora! — le ordena el hombre a la servidora de sus sultana — ¡Rápido!

Las puertas son abiertas por los guardias permitiendole el ingreso de inmediato al Pasha quien corre para dejar a la sultana sobre los cojines del sofá, su mirada se concetra en la pierna de la mujer donde ve los dos orificios de sangre.

— La mordió una serpiente.

— Malkocoglu no siento mi pierna. — lloriquea con enojo, no le gustaba llorar o sentirse débil.

— Es el veneno sultana, debo sacarlo.

Sin pensarlo dos veces lleva sus labios hacia la herida absorbiendo cada milímetro de sangre que había sido infectada por la venenosa víbora.

La mujer ve el labor del Bey siendo sorprendida mientras el dolor la consumía lentamente, al tener la sangre en su boca se deshace de ella escupiendo al suelo de inmediato.

El Bey repite este accionar unas cuantas veces hasta creerlo conveniente, alza su mirada hacia la sultana quien trata de hacerse la fuerte, pero no lo oculta hacia él, se le es imposible.

Las puertas se abren dándole el paso a uno de los agá que traía consigo agua y algunos trapos que ayudarían en la herida.

Comienza a limpiar la picadura desinfectado su alrededor en la atenta mirada de su sultana que observa dudosa de lo que le podía pasar en los siguientes minutos.

— Bali Bey... el veneno.

— Calmese sultana, ya lo saque de su cuerpo, nada malo le pasara.

— Pasha.. — su respirar aumenta logrando llamar la mirada del hombre — tengo frío.

Sin esperarlo los ojos almendrados que estaban puestos en él se apagan y cierran en un instante preocupando aún más al Bey.

El servidor del Sultán comienza a llamarla mientras la mueve con cautela para despertarla siendo en vano, sus manos rozan con su piel captando el frío que salía del cuerpo de la mujer. Sus manos con cubren rápidamente a la sultana con la manta que estaba a su lado, pero todo intento en calmar el frío era en vano.

Pensado si era buena idea o no se pone de pie para sentarse a un lado de la cabeza de la pelinegra y así poder aferrarla a su cuerpo dándole su propio calor.

Aun que era tonto parecía calmar su escalofrío inoportuno así que se mantendría a su lado hasta que la presencia de la doctora llegase.

Su cuerpo vence al cansado Bey que cierra los ojos tomando como almohada la cabeza de la mujer cayendo en un profundo sueño inesperado.

La sorpresa y tal vez él miedo incrementa en el Pasha cuando sus ojos son abiertos por los ligeros ruidos a su alrededor, pero eso no era lo importante sino a quien tenía en frente. El Sultán Suleiman se encontraba junto a la doctora, Mihrimah y Esma quienes habían oído de la noticia por los gritos de auxilio de esta última.

Con el corazón latiendole a mil se va moviendo del lado de la sultana dejando con delicadeza su cabeza reposar en los cojines, baja su mirada junto a su cabeza avergonzado de lo que habían visto, pero sobre todo quienes lo habían visto.

𝑼𝒏 𝑷𝒂𝒔𝒐 𝒂𝒍 𝑨𝒎𝒐𝒓 | 𝑴𝒂𝒍𝒌𝒐𝒄𝒐𝒈𝒍𝒖 𝑩𝒂𝒍𝒊 𝑩𝒆𝒚 | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora