𝕷𝖑𝖊𝖌𝖆𝖘𝖙𝖊

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— Puedes retirarte Esma.

— Si lo desea sultana, la compañere hasta que el el Pasha llegue.

— El no vendrá. — se pone de pie — Ve, solo quiero descansar, fueron días agotadores.

— Si sultana.. — se inclina para marcharse dejando a su majestad en pura soledad.

Su acuerdo estaba pactado y no lo romperian, él no iba a tocarla y ella no lo permitiría.

Se acerca a su gran espejo para quitar sus pendientes con lentitud, ya no sólo sería la sultana Raziye, si no que sería la esposa de un Bey, un comandante del imperio otomano.

Sus puertas se abren y se frustra, sabía que las intenciones de su amiga eran buenas, pero no deseaba escucharla, solo quería estar sola.

— Por favor, Esma, quiero estar sola.. — deja sus pendientes sobre su pequeña mesa para continuar con su collar siendo algo molesto por el gran velo — que quiero estar sola.

Al voltear con algo de furia es impactada por el gran porte frente a ella, no esperaba verlo, tenerlo cerca ese día, creía que él no la vería.

— Malkocoglu..

— Sultana.. — sus manos toman las comisuras de la blanca tela para alzarla dejando en completo deleite su bello rostro.

Ve detenidamente cada rasgo, cada lunar es su suave piel, no pierde el descaro al recorrerla con la mirada, sus ojos penetrantes estaban en su esposa, en la mujer que compartiría los próximos meses.

Quita de ella el velo y la hermosa corona para dejarla sobre la cama teniendo aún más vista de ella.

— Creí..

— Si me lo pide, si de sus labios sale que me marche, lo haré. Solo dígalo sultana.

La deja perpleja con su pedido, debía hacerlo, decirle que se valla o su acuerdo se rompería y desataria un caos entre ellos y su matrimonio falso.

Sin embargo la negativa de su cabeza se lo impide sacando una sonrisa lujuriosa en el Bey que toma su mejilla con más autoridad.

Sus bellas manos quitan su turbante para juntarlo con su corona, lentamente le da su espalda para sentir sus fuertes manos recorrer sus hombros y luego su espalda.

No tarda mucho cuando el contacto con su piel se vuelve cada vez más fuerte y el vestido cae al suelo dejando al esplendor su delicado y bello cuerpo.

Gira nuevamente para verlo a los ojos como en un inicio y ahora su turno había llegado, uno por uno los botones se desprenden mientras lo único que se escucha en esa habitación son su respiración, el traje es el primero en caer dejando una suave tela blanca sobre él que no tarda mucho despojar.

Sus almendrados ojos ven su pecho de rincón a rincón notando el ejercicio y buen físico de su esposo, sus manos pasan con lentitud por sus brazos disfrutando cada segundo del roce con su piel.

La fuerte mano del Pasha toma la de su amada en la cual traía su anillo provocando un brinco dentro de él, con paciencia la guía a la que seria su cama matrimonial para sentarse juntos.

Acaricia su delicada mano para ir subiendo ante su atenta mirada, llega a su hombro donde no se queda por mucho dejando caer sus dedos en su barbilla para acercarse y por fin besarla.

Un vaivén sutil es la escena tan romántica la que nos brindan, un beso que no se mantiene en ese mismo ritmo, su desesperación por sentirse cada vez más sube rápidamente.

Sus cuerpos se guían como si se conociesen de hace mucho tiempo, el medio de la gran cama los recibe con comodidad. Ahora el gran cuerpo del Bey está sobre ella mientras la llena de besos complaciendola.

En la falta de aire se separan con un pequeño sonido de sus labios momento donde sus ojos se unen en una sola mirada, la noche en la que sus almas empezaban a ser una, nadie existía a su alrededor, solo eran ellos una y otra vez.

Los besos comienzan a descender por el cuerpo de su dama quien disfruta el cosquilleo de su bigote y así como los besos bajan su única ropa de hermosa seda tan bien lo hace, comenzaba a quedar expuesta ante sus ojos.

Su pecho sube y baja por sus nervios y sus sentimientos que explotaban dentro de ella, la mirada obscura de su esposo estaba sobre su cuerpo al estar desnuda solo para él, no dejaba de mírala quitando su última prenda.

Vuelve a sentir sus labios y está vez con más intensidad, se toma la libertad de bajar su mano recorriendo cada rincón bajo él logrando que su piel se erizara sin dudarlo. Un jadeo sale de sus labios al sentir su gran palma en su vuelva.

La estimación del Bey comienza a fortalecerse dejando que el beso se detenga, ve los labios de su esposa abrirse por el deleite de sus dedos, su ceño se frunse a la rapidez cada vez más gloriosa.

Sus labios vuelven a tomarla para silenciar sus gemidos que comenzaban a salir, las manos de su esposa recorren el cuerpo del Pasha hasta caer en su espalda donde deja rasguños placenteros.

Sus almas comenzaban a ser una en este baile seductor, se conectaban al compás de sus roces y sus besos, la manera tan segura que se sentía bajo sus brazos no tenía comparación.

Al contemplar su cuerpo solo para él decide bajar beso tras beso refugiándose en su aroma, su erección ya lo tenía tenía borde de la locura, deseaba juntarse y sentir el cielo en sus brazos.

Su cuerpo vuelve a subir sin ningún titubeo al mirarla, un último beso en sus labios es su siguiente paso a su unión. El alineamiento en su entrada es suficiente para penetrar a su esposa.

Un quejido de dolor junto a una mueca sale de su hermoso rostro deleitando al Bey quien se mantiene en su lugar para no incomodarla hasta su comodidad, siente sus caderas moverse lentamente pidiendo más de él.

Decide ayudarla y poco a poco ir subiendo su intensidad que se vuelve tan placentero para ambos, los primeros gemidos de su sultana mezclándose con sus roncos quejidos tan varoniles y fuertes.

La estimulación en su centro comenzaba a causar efecto dejando que luego de largos minutos viendo su sudor recorrerla, dejando que ella lo monte y lo diríjase a su antojo sientan el placer invadirnos a su máxima exponente.

Un deleite recorre todo su cuerpo viajando por toda su espalda hasta liberarse sin do seguida por fuerte esposo, su primer orgasmo había llegado dejando que ambos respirasen suavemente.

Sale de ella para recostarse a su lado y jalarla hacia él, no quería separarse mucho menos dormir lejos después de entregarse el uno al otro. Se acurruca en su amado para dejar que el sueño se apodere de ella.

Al día siguiente un brillo fascinante entra por sus grandes ventanas, despertando a uno quien permanece a su lado viendo cada parte de su rostro, recordando cada segundo a su lado la noche anterior.

Los ojos almendrados deciden abrirse con lentitud por el brillo, había sido agotador su noche de bodas. Lo primero que ve es a su esposo viéndola sin descaro, se sonríen con la mirada.

— Sultana..

— Malkocoglu.. — susurra para sentir su acercamiento a sus labios donde deja un lindo beso.

— ¿Te sientes bien? — asiente a su interrogante — Pediré el desayuno, luego podemos pasear por el palacio.

Con un beso en su frente se pone de pie cubriendo su zona baja con sus sábanas para caminar a la puertas y abrirla donde las criadas se inclinan.

— Traigan el desayuno, la sultana y yo comeremos aquí. Y preparen los baños.

— Si Pasha.

Vuelve a cerrar la puerta para volver a su lado dedicandole las más sensual sonrisa posible.

𝑼𝒏 𝑷𝒂𝒔𝒐 𝒂𝒍 𝑨𝒎𝒐𝒓 | 𝑴𝒂𝒍𝒌𝒐𝒄𝒐𝒈𝒍𝒖 𝑩𝒂𝒍𝒊 𝑩𝒆𝒚 | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora