𝕺𝖏𝖔𝖘 𝕮𝖆𝖚𝖙𝖎𝖛𝖔𝖘

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— Mihrimah ya basta por favor. — le pide la mayor con irritación — Estoy cansada, ah pasado mucho tiempo.

— Solo un poco más hermana, ya llegará.

La mayor suspira arrepintiendose de haber aceptado la propuesta de su hermana de ir al jardín por un simple respiro, ahora se hacían allí tras horas porque cierta susodicha esperaba a su ser amado aún que él se negara a aceptarlo.

— Eso me dijiste hace mucho y miranos.

— Esperemos un poco, solo un poco.

— No comprendo porque lo esperas, ¿Por que? Con tu belleza atrairias a muchos afortunados.

— Pero ninguno es él, Raziye.

— Alá es grande. — sonríe en negación — Recuerdo que lo espiabas por mucho tiempo, nunca te cansabas.

— Basta hermana. — baja su mirada con una sonrisa y las mejillas carmesí — No puedo más con la pena.

— Aun recuerdo que pedías que se casara contigo y que su boda seria grandiosa, no parabas de hablar de eso.

— Raziye.

La mencionada ríe dulcemente aún no creía como era posible que ese supuesto amor de niña allá trascendido por todos estos años.

Le emocionaba el hecho de volver a estos trotes con su compañera de vida, pero justo ahora se le hacia cansado, era más divertido cuando solo reían y corrían.

Su hermana reacciona al ver al hombre de buena talla caminar por los jardines como habían quedado o de cierta manera ordenado por cierta castaña.

— Es hora Raziye.

La pelinegra deja el vaso de jugo tan rápido como es llamada para seguir el paso apresurado de su hermana que ya se hacía metros lejos de ella.

Coloca su capucha para ir tras ella y darle el alcance a la enamoradiza mujer quien va en busca de su ser amado.

El hombre se sorprende, pero lo oculta bien, pues en la orden y las palabras de la sultana del sol y la luna no decía que vendría con su hermana.

Se inclina a sus sultanas guardando el respeto para ambas.

— Sultana Mihrimah. — mira a esta formando un ademán con su cabeza — Sultana Raziye.

— Bali Bey.

La ojiazul le sonríe al responder mientras la pelinegra solo ladea su cabeza en respuesta.

— Yo estaré cerca, por favor no tarden.

La pareja quien se había reunido ahí asiente, uno incómodo y el otro ignorando con una sonrisa embobada. La hermosa sultana se aleja, pero no lo suficiente permitiendole escuchar la amena conversación mientras su mirada estaba en las bellas flores de esplendor color.

— Te agradezco por estar aquí.

— No lo haga sultana, usted me lo pidió y aquí estoy.

— ¿Como están las cosas con mi padre?

— El Sultán y los temas políticos se encuentran bien, sultana, la sabiduría de su majestad es una gran guía.

— Mi padre sabrá como solucionar los problemas y junto a tu ayuda se que ganarán.

— Gracias sultana.

Los ojos de la mujer brillaban como el sol y la luna cuando miraban al Bey sien embargo no era lo mismo cuando el hombre la miraba, simplemente era respecto, si habría cariño en la mirada de este, no era especialmente el cariño que la Sultana deseaba y eso lo había notado su hermana.

𝑼𝒏 𝑷𝒂𝒔𝒐 𝒂𝒍 𝑨𝒎𝒐𝒓 | 𝑴𝒂𝒍𝒌𝒐𝒄𝒐𝒈𝒍𝒖 𝑩𝒂𝒍𝒊 𝑩𝒆𝒚 | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora