09. Amistad

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Con cuidado se puso el lindo vestido verde que junto con Marcia había elegido antes de dejar Chicago, pero sentía que ahora la embargaba una emoción muy diferente a aquella que experimentó cuando lo compró; con calma peino su cabello y se maquilló, pensando que ni siquiera así lograría impresionar a nadie. Solo se preparaba para volver a ser algo parecido a la Candy del pasado; se preparaba para sonreír.

Se sintió hipócrita tan pronto llegaron al lugar del evento, sonriendo a todo aquel que se acercaba a Albert, siendo cordial porque él estaba presentando a su nueva representante; y sin embargo, ella solo esperaba poder ver a una persona: a Terry.

¿Se acercaría a saludar junto con Karen?

Entraron y quizá por suerte o porque tal vez tuvo la vergüenza suficiente, él no se acercó.

Una vez en su mesa, el lugar vacío a su lado era demasiado evidente, incluso parecía intimidatorio, aunque trataba de no prestarle mucha importancia y la charla ligera la ayudaba, hasta que el comentario resultó inevitable.

—Bill; ¿cómo has estado? —Albert se alegró al verlo.

—Un poco atrasado, pero al fin llegue. ¿Algún interesado en nuestro proyecto?

—Aún no estoy seguro, pero todavía es temprano. ¿Ya conoces a Candy? —la señaló—. Ya te había hablado de ella, es todo un orgullo para mí. Estudió enfermería a pesar de la oposición de la tía Elroy.

—Toda una rebelde, ¿no? —sonrió dirigiéndose a ella—. De hecho, ya nos conocemos.

—Después de varias reuniones, imposible no conocernos —la rubia le guiñó.

—Así es.

Mientras lo saludaba, Candy sintió que su suerte había terminado cuando vió a Terry caminando en su dirección, con un gesto tan molesto que de inmediato le borró la sonrisa.

—Iré a buscar mi asiento.

—¿Vienes solo? —preguntó el rubio.

—Sí.

—Siéntate junto a Candy. Ella tampoco consiguió acompañante —eso era justo lo que le faltaba; que Albert la emparejará frente a Terry y que él mismo lo detuviera.

—Viejo amigo; ¿cómo estás? No esperaba verte por aquí —sonrió ofreciéndole un saludo.

—¿Te dejaron plantada? —preguntó Bill, sin saber que el hombre al que ella había invitado estaba a sólo unos pasos.

—Tal parece que a ti también.

Intentaba prestar atención a lo que Albert y Terry hablaban, pero cuando su mirada se cruzó con la del actor, no pudo evitar sonreírle.

¿Estaba con Karen?

Debía confirmarlo.

—Imagino que a ti te pasó algo parecido...

—¿Perdón?

—Ya veo que estás un poco distraída —pensó en voltear, pero supo que sería demasiado evidente.

—Lo lamentó —el actor se marchó, pero antes la miró con molestia.

—Descuida. Te perdono sólo con una condición.

—¿Cuál?

—Más tarde, cuando sea prudente, me contarás lo que sucede —al fin volteó a verlo, cuando intuyó que estaría un poco lejos

—De acuerdo.

Cenaron, charlaron, el ambiente en la mesa era agradable a pesar de que muchos seguían acercándose para saludar a Albert y durante todo ese tiempo Candy pudo confirmar que Karen no había asistido.

Por un Poco, Por SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora