06. Vertigo

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—Me sorprendí cuando dijeron que eras tú. ¿Sucedió algo?

—Sí. La hermana ya encontró a alguien que le ayudará en el hogar.

—¿En serio? ¡Me alegra! Eso significa que pronto estarás libre.

—De hecho, estaba pensando en volver a Chicago por algunos días para que me enseñes algo sobre administración, antes de que vaya a Nueva York.

—Me agrada la idea. Esperaré a que llegues, para contarte una noticia importante.

—¿Cuál? —sonrió al intuir que sería una buena noticia, aunque al voltear hacia la ventana y ver a la mujer que había preferido esperarla afuera, cambió el tema—. Ya sé, es una sorpresa; pero lamento entristecer el momento. Surgió un asunto que no puede esperar —sonrió al ver que madre e hija se abrazaban.

—¿Sucedió algo malo?

—Sí—exhaló—. Me metí en problemas con Tom.

—¿No le gustó escuchar que no querías nada con él?

—Supongo que no, pero ese no es el motivo.

—Te escuchó.

—La verdad es que, Tom amenazó con dejar de apoyar al hogar de Pony porque, cuando iba para hablar con él, encontré a Denise fuera, él la había golpeado y me puse del lado de ella, que es quien me reemplazará, también apoye a su hija para que pudiera quedarse con su mamá y le juré que iba a hacer todo lo que estuviera en mis manos, para conseguir más donativos, para yo misma donar lo que él daba, más lo mío y para contratar a los mejores abogados, para que sea ella quien se quede con la custodia completa de sus hijos.

—Vaya...

—Lo sé. Metí la pata. No tengo ni la mínima idea de dónde sacaré todo ese dinero. Pero no me arrepiento, cumpliré mi palabra, aunque en ello me gaste la herencia que me dejó la tía abuela.

—No te dejó demasiado.

—Para mí, lo es. Pero eso no importa, cuando comience a trabajar podré pagar lo que me falte.

—¿Crees que el sueldo como jefa de enfermeras te alcanzará?

—Eso espero —no había pensado en ello—. Si es necesario, buscaré otro empleo además de ese.

—No te preocupes, mañana hablaré del tema con Archie y George, tal vez podamos hacer algo para que el hogar de Pony pueda obtener apoyo económico del estado. Respecto a lo del abogado, George debe saber a quién contactar.

—Gracias. Eres mi héroe —sonrió—. Siempre estás dispuesto a ayudarme.

—Ambos sabemos que tú también has hecho lo mismo por mí —sólo escucho una ligera afirmación—. Entonces regresa al hogar antes de que sea más tarde. Nos mantendremos en contacto, te enviaré un mensaje en caso de que deba comunicarme contigo. ¿De acuerdo?

—Sí.

—Nos veremos cuando vuelvas. Avísame cuando tengas tu boleto, para ir por ti.

—Pasaré por aquí, antes de ir a la estación. Saludame a todos por allá.

Colgó sintiéndose más tranquila aunque, antes de marcharse, pensó en llamar a Nueva York y en subir a su cuarto, a buscar entre su ropa vieja algo que Allison pudiera usar. Sostuvo el auricular del teléfono pensando en lo que podría decir en esa nueva llamada, sin embargo, lo pensó mejor, Albert tenía razón, lo mejor era que regresará al hogar.

—Sí Pony estuviera aquí, se hubiera tomado las cosas con calma —murmuró la hermana María al escuchar lo sucedido.

—Voy a desocupar la alcoba que estoy usando, para que ellas puedan quedarse ahí.

Por un Poco, Por SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora