Extra_ Revelación

324 36 13
                                    

Durante su segundo día en Lakewood, para celebrar el cumpleaños de Tessie salieron a dar un paseo al lago, momento que Terry aprovechó para intentar enseñarle a nadar a su Estrellita.

—¿Y si vamos al pueblo por un pastel y lo llevamos al hogar de Pony? —la rubia tenía ganas de celebrar.

—¿A esta hora? Si hacemos algo así tal vez lleguemos cuando la mayoría de los niños ya estén dormidos —estaban por llegar de vuelta a la villa—. Para algo así, debimos haber regresado antes.

—Podemos ir mañana.

—Si quieres —sonrió pensando en lo que tenía planeado para esa noche.

Al llegar a la villa e ir acercándose, Candy se intrigó al escuchar el ruido de niños jugando.

—¿Hay visitas?

—Bert y Archie dijeron que vendrían. Imaginó que son ellos. ¿Lo olvidaste?

—No, pero pensé que vendrían después de que nos fuéramos. Como sea, es una linda sorpresa, así Tessie podrá jugar con otros niños durante su cumpleaños.

Sin embargo; al entrar, la rubia se sorprendió al ver que el salón estaba adornado y en este no solo jugaban los hijos de Albert y Archie, sino también los chicos del hogar de Pony.

Era una agradable sorpresa.

—¿Sabías de esto?

—Cuando Bert nos dijo que vendría, se me ocurrió la idea —aceptó—. Quería que fuera sorpresa.

—Lo es.

Entre juegos, dulces, un payaso que hizo reír hasta a los adultos y un gran pastel de frutas, el resto de la tarde pasó rápido para todos. Lo único complicado fue acomodar a tantos niños, que terminaron durmiendo incluso en los sofás y en las alcobas para el servicio que estaban vacías. Pero había sido agradable.

—Tessie nunca había tenido un cumpleaños tan grande —comentó durante la noche, mientras juntaban el diván con el sofá, para acomodar ahí a sus hijas.

—Lo importante es que todos lo disfrutamos.

—Sí.

—Ahora solo falta tu cumpleaños.

—Espero que no quieran hacer algo igual; no me gusta que gastes tanto dinero, sobre todo cuando estamos por volver a Nueva York.

—No te preocupes por eso. Por la mañana Steven me comentó que la agencia ya comenzó a promocionar la preventa en Nassau.

—Lo único que lamento, es que nuestra casa iba a estar cerca del mar. Me gustaba la idea de poder nadar de vez en cuando.

—Pero imagino que hay albercas en Chicago y también está el lago.

—Sí, aunque no será lo mismo —cobijó a sus hijas antes de entrar al baño para comenzar a llenar la tina.

—¿Te estás arrepintiendo? —la siguió.

—No. Pero siento que me acostumbre a Nueva York. Después de todo, ha sido nuestro hogar desde que nos casamos, hace seis años. Nuestras hijas nacieron allá.

—Todo cambia.

—Sí; lo sé —comenzó a desvestirse—. Pero no puedo evitar sentirme nostálgica.

—En eso concuerdo... —al verla también comenzó a desabotonarse la camisa—. Por ahora, dejemos de pensar en ello. Prefiero dormir, antes que pensar en que pronto tendré que darle la mala noticia a Eleonor.

—Tal vez también quiera establecerse en Chicago. La compañía teatral también es muy buena y así estaría cerca de Tessie —se metió en la tina después de Terry.

Por un Poco, Por SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora