—¿Es en serio?
—Lo que sé es que en la madrugada lo llamaron para que atendiera una cirugía de emergencia y mientras lo hacía, comenzó a hablar.
—Pero es mentira —balbuceó—. Terminé con él anoche, porque quería que hiciéramos el amor, pero no quise estar con él y no le agradó que lo rechazará.
—No quisiera decirlo, pero te lo dije.
—Lo sé. Y no fuiste el único.
—¿Piensas confrontarlo? Eso sólo alentaría los rumores.
A Candy le disgustaba la situación, pero era consciente de que tampoco había mucho que hacer al respecto, porque hiciera lo que hiciera, la reputación de la familia, de Albert y hasta del hospital, estaría en boca de todos.
—Lo que importa es que ya no estoy con él —dijo con firmeza, aunque en el fondo le dolía la situación.
—No está bien dejar las cosas así, podría hacer lo mismo con otras mujeres del hospital y a la larga terminará afectandonos. El problema es que hay muchas personas que lo apoyan y que creerán cualquier cosa que diga, precisamente por la misma razón por la que pudo conquistarte, porque tiene dos caras. Por ahora ocúpate de tu trabajo, después pensaremos en alguna solución.
Accediendo, la rubia fue a su oficina, dónde se sorprendió y molestó al ver que Emily la estaba esperando.
—Necesito hablar con usted —la dejó entrar.
—Te escuchó —dejó el bolso, le ofreció asiento y también se sentó.
—Yo sé que el doctor Young miente —dijo con vergüenza.
—¿Cómo lo sabes? —sintió curiosidad al verla tan nerviosa.
—Es que no sé como decirlo, pero desde hace un par de meses, cuando coincidimos en turnos, el doctor Young me ha estado presionando para que salga con él —la rubia se sorprendió al enterarse de eso—. Lo he rechazado porque me hace sentir incómoda, aunque él sigue insistiendo e incluso, el viernes, me amenazó, dijo que me daba una semana para que aceptara estar con él y si no lo hacía, dijo que hablaría con usted para que me despidiera —la jefa de enfermeras la escuchaba con atención, sin saber qué responder—. ¿Usted me cree?
—No tengo razón para dudar de ti. Ya vi lo que es capaz de hacer.
—Eso no es todo.
—¿No?
—Como usted sabe, soy instrumentista del turno nocturno y también cubro puestos cuando alguna compañera me lo pide, pero cuando no tengo nada que hacer, me gusta ayudar a mis amigas de piso y, una noche del mes pasado, mientras venía a su oficina porque mis amigas me pidieron que les llevará algunos formatos para los expedientes, lo vi aquí, en su oficina, teniendo relaciones con otra enfermera a la que no reconocí.
—¿El mes pasado?
—Sí, fue la noche antes del día de acción de gracias.
La jefa de enfermeras permaneció pensativa. Tratando de decidir si eso le podría ayudar de alguna manera.
—Además, sé de otras a las que la ha tratado igual que a mí, aunque siempre intenta ser discreto. De hecho, he visto que en ocasiones lleva un frasco de láudano.
Al escucharla le surgió la duda, la noche anterior le insistió que para que bebiera de ese vino que al principio le supo extraño; ¿había usado eso con ella?
—Gracias por decirme. Intentaré ayudarte, pero si te vuelve a amenazar, no le creas. Tienes el puesto asegurado.
—Gracias. ¿Le puedo pedir algo?
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Por un Poco, Por Siempre
FanfictionTercer entrega de la trilogía "Por un Poco, Por Ahora, Por Siempre" ••• Aunque las cicatrices no se desvanezcan, después del dolor, lo único que prevalecerá será la lección que nos deja, aquella que gracias al amor, es más fácil de comprender. !!Adv...