20. Realidad

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Ese miércoles sonrió al despertar entre los brazos de su amado, apagó el despertador tan rápido como pudo y volvió a abrazarlo recordando lo que implicaba ese día; no quería que el sueño terminara, no quería volver a la realidad. Pero debía hacerlo y debía apresurarse porque seguramente tendría mucho trabajo amontonado, igual que cuando tuvo el accidente.

—Buen día —solo recibió un "mmh" como respuesta.

Lo besó al comprender que también se había despertado aunque seguía con los ojos cerrados, se levantó pensando en preparar el desayuno mientras su ducha estaba lista y le dió un último vistazo antes de salir de alcoba.

Intentaba no hacer demasiado ruido.

Sonreía sin poder evitar su optimismo, enterrando en el fondo de su corazón los pensamientos oscuros que la acechaban y comenzó a preparar el café deseando que, al salir del trabajo, Terry estuviera esperándola.

—Buen día —balbuceó aún adormilado, yendo directamente por una taza de café, pero este todavía estaba frío.

—¿Me ayudas a terminar el desayuno? —sin obtener una respuesta, desapareció tras la puerta del baño.

—Sí... —balbuceó revisando la comida—. ¿Por qué te tienes que ir tan temprano?

Lo entendía, ella se lo había dicho, necesitaba ponerse al corriente tanto con la junta como con sus labores del hospital. Pero esas dos horas que se iría antes, eran dos horas que podía pasar a su lado.

—No importa, ha llegado el momento de que el sueño se convierta en realidad —sonrió ante la idea, seguro de que nada empañaría su felicidad.

De hecho, aprovecharía el día para ir a buscar a Emily y disculparse con ella, para así poder centrarse en su resurgida vida en familia.

Después iría al sitio donde vivía, ordenaría un poco y cancelaría su contrato de arrendamiento, aunque aún no sabía cuál sería la respuesta de Candy, pero se sentía seguro al respecto, aunque también podía esperar a que se venciera su renta, por si las dudas Aún tenía tiempo para decidir y sobre todo, aún no recibía su respuesta.

También iría a buscar a su madre, la última vez que la llamó fue mientras aún estaban en Lakewood y no había tenido oportunidad de contarle nada; estaba seguro de que la actriz estallaría de alegría.

Su día, aunque sintió que estaba comenzando muy temprano, podría llegar a ser bastante ajetreado.

Tras una pared, mientras Candy se duchaba aprovechó el momento para mentalizarse. Sería un día largo en el hospital, tendría que solucionar cualquier problema que estuviera pendiente y luego de tanto papeleo, tendría que comunicarse con su abogado, no solo para hablar con él, sino también para enterarse del avance que llevaban los procesos legales, eso sin contar que seguramente Bill tendría muchas cosas que contarle.

Después del desayuno entró a la que ahora era alcoba de Tessie, entrecerró la puerta y luego de ponerse el uniforme se miró al espejo tal como hacía todos los días antes de ir al hospital.

—Irás a trabajar y no permitirás que nada te venza, ni que arruinen tu felicidad —se dijo lo que siempre se decía, aunque aumentó esas últimas palabras.

Al dar la vuelta se dió cuenta de que su esposo estaba ahí, recargado en el marco de la puerta, regalándole una débil sonrisa; clara muestra de que la había escuchado.

—¿Cómo me veo? —preguntó con tranquilidad a pesar de que al verlo sintió que invadía su privacidad.

—Hermosa, como siempre —la hizo sonreír—. De hecho, no deberías lucir tan linda —quiso bromear—. Cualquiera que te vea así en el hospital, querrá conquistarte.

Por un Poco, Por SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora