MinHo era un omega que no había tenido una vida fácil, su pasado lo marcó y odiaba a los alfas, no permitiría que ninguno lo marcará como suyo.
Jisung era un alfa amoroso, aseguraba tener a su destinada y sólo quería entregarle todo su amor pero los...
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Habían pasado dos meses desde que ambos habían aceptado lo que sentían, el alfa se había encargado de llenar de detalles al pelirrojo, citas en restaurantes, noches de película y caricias, salidas al cine, idas a la playa y picnic que terminaban en dulces besos, ambos eran felices estando juntos, pero no podían decir que todo era color de rosa, MinHo tenía muchos fantasmas de su pasado que lo llevaban a dudar de si era merecedor de todo el amor que estaba recibiendo, pero trataba día a día de olvidar aquellos temores. Han era todo lo que siempre había soñado y no quería arruinarlo al quedarse estancado en sus miedos, pero era así como se sentía, en un sueño tan hermoso que no quería despertar, creía que al abrir los ojos estaría nuevamente en la casa de su abuelo siendo maltratado o con aquel alfa que fue su perdición en el pasado.
Ahora, se encontraba tratando de concentrarse en su presente más que en su pasado hiriente, disfrutando de las caricias y besos del alfa mientras se encontraba ubicado a horcajadas sobre su regazo.
—Eres tan bonito— acarició con suavidad la mejilla de MinHo y dejó un beso sobre la punta de su nariz.
—No lo soy.
—Lo eres y me encanta, eres hermoso, mi precioso omega.
—¡Jisung!— se quejó y palmeó el hombro del alfa.
—¿Qué?.— preguntó sonriente mientras dejaba un corto beso en los labios de MinHo— Es cierto, eres mi bello omega, no sé qué hice para merecer estar con un chico tan atractivo, valiente y perfecto como tú.
—No sigas diciendo cosas así— sus mejillas se calentaron e hizo un mohín.
El alfa besó de manera lenta y suave los labios de MinHo, el omega se perdió en ese sentir casi celestial al tener a Han acariciando con sus belfos a los propios, su mente olvidó lo cohibido que se sentía al escuchar las palabras del pelinegro, se separaron por la falta de aire y el pelirrojo, aprovechando su posición sobre el regazo del alfa, escondió su rostro en el cuello de Jisung, aspirando el aroma a naranjas y canela, tratando de controlar el latir acelerado de su corazón.
Estando junto al alfa se transformaba en alguien que no reconocía, tímido, mimado y romántico, le gustaban las palabras de aprecio que le decía Han, sus caricias, sus abrazos, sus besos, le gustaba todo lo que el pelinegro causaba en él, aunque también tenía que reconocer que se colocaba muy nervioso al escuchar como lo halagaba y al mismo tiempo le daba miedo, siempre habría una pequeña parte de sí que viviría desconfiado, que creería no merecer lo bueno que le sucedía, que temería que su felicidad fuese efímera.
—Mírame, bonito.— susurró al oído de MinHo, dejando un beso en la mejilla de éste. El omega levantó su rostro de su escondite y chocó sus preciosas amatistas con los zafiros del alfa— Te quiero demasiado, eres precioso y me siento orgulloso de que me hayas entregado la oportunidad de estar contigo.
