Capítulo 16

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MinHo había perdido la noción del tiempo, no sabía cuántos días llevaba en aquella casa, cuántos días habían pasado desde que fue privado de su libertad, sólo sabía que el peligro era inminente, su celo parecía estar cada vez más cerca y tenía claro que aquello lo dejaba en una situación muy vulnerable ante los alfas que lo tenían cautivo. El cansancio mental y físico era una constante en su día a día, había sido golpeado en reiteradas ocasiones, tantas que perdió la cuenta de las heridas que su cuerpo cargaba, se sentía cada vez más débil, ni siquiera lo alimentaban de manera decente, no sabía si querían matarlo de hambre, por los golpes o el dolor que sentía de ser alejado de su alfa, su omega decaía cada día un poco más y él contemplaba la idea de rendirse como una buena opción, pero no había escapado de las garras de su abuelo para ceder ante un alfa tan maldito como Juyeon.

El bullicio que sentía fuera de la habitación donde lo tenían encerrado hizo que volviera de sus cavilaciones, sintió las puertas de aquella casa siendo cerradas con brutalidad, haciendo incluso vibrar las paredes debido a la fuerza impuesta en el cierre, agudizó su olfato y oído, los gemidos necesitados y el aroma a feromonas sexuales golpeándolo con fuerza, la esencia dulce que llenaba el aire le daba a entender que había un omega en celo en aquel lugar y no pudo pensar en nadie más que no fuese aquella chica que vio junto a Eunwoo.

Los gemidos y jadeos llenaron cada habitación, así fue durante varios minutos hasta que las puertas de aquella casa volvieron a sonar avisando la llegada de alguien, los pasos fueron presurosos y gruñidos se escucharon en la habitación contigua donde el omega se encontraba.

¿Ha entrado en celo?— la voz de mando se hizo escuchar. Era tosca y firme, MinHo supuso que era para imponerse sobe el otro alfa presente.

—Sí, vete— contestó con voz jadeante y le gruñó desafiante al otro alfa.

—Le voy a dejar un poco de comida y agua para éstos días a MinHo y volveré, tendrás que compartir a la omega, querido Eunwoo— habló con ironía y se oyó el cierre de la puerta.

El pelirrojo se sintió asqueado, la casa estaba sumida en un silencio abrumador, él podía oír cada paso, cada gemido, cada gruñido, cada jadeo, cada murmullo y las palabras que abandonaron los labios de Juyeon, no podía creer que en algún momento él sintiera algo por ese alfa, estaba más que claro que el chico seguía siendo la misma basura que le tocó tratar en un pasado, incluso peor.

La puerta de la habitación donde el omega se encontraba se abrió, MinHo observó con rabia al alfa que había entrado, lo vio dejar una bandeja con una especie de comida que no se veía para nada apetitosa, pero la falta de ingesta de alimentos de tantos días lo llevó a mirar con anhelo el plato y su estómago rugió con anticipación, una botella con agua fue dejada en el suelo.

Juyeon se acercó al omega y le sonrió con sorna, su cuerpo se dobló para quedar cerca de la glándula de aroma de MinHo, éste se tensó al sentirlo aspirando de su esencia natural y lamiendo la zona, no podía defenderse, estaba amarrado a la silla y su boca fue cubierta por cinta, había atacado con sus colmillos a los alfas en más de una ocasión y éstos prefirieron evitar ser heridos una vez más.

—Tu aroma está cada día más potente.— gruñó sobre la piel del omega— Pronto podré disfrutar de follarte en tu celo, será tan exquisito oírte rogar que te haga mío, tal cual en los viejos tiempos— jaló con sus dientes parte de la piel del cuello de MinHo y se alejó.

El alfa desató levemente las amarras que mantenían cautivo al pelirrojo y le retiró la cinta de sus labios, MinHo chilló por la brutalidad con la que el plástico abandonó su boca, sintió que su labio inferior sangraba, pero el dolor era soportable.

—Come, yo iré a disfrutar de Joy junto a Eunwoo, nos vemos luego.

Juyeon abandonó la habitación y MinHo se movió con dificultad cerca del mueble donde estaba el plato con comida, torpemente con sus manos, que aún estaban atadas pero libres de la silla, trató de alimentarse y beber del agua, su labio dolía debido a la herida causada por el retiro de la cinta que lo había cubierto, pero el hambre era tanta, que el dolor sentido pasó a segundo plano.

Marca falsa- HanknowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora