Capítulo XXIV

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- ¡Na barad! ¡Na barad! - dijo Aragón llamando la atención de los elfos- Haldir, ¡Na barad! (¡Al fortin, volved al fortín!)
- ¡Na barad! (¡Al fortín!)- dijo Haldir a los que estaban aún sobre la muralla
- ¿Qué estás haciendo? ¿Para que me detienes ahora?- Legolas y otro elfo llevaban a Gimli, el cual se negaba a irse de allí, por los brazos y no lo dejaban llegar al suelo con los pies y así evitaban que se escapara aunque ponía resistencia.
Haldir en lo alto, seguía combatiendo intentando abrirse paso hacia el fortín, pero unos orcos lo detuvieron hiriéndole de muerte
-¡Haaldiiir!- gritó Aragorn y llegó para sujetarlo, pero el ya había muerto. Me encaminé con los demás hacia el portón, para evitar que entraran pero cuando llegué ya habían abierto un gran boquete.
- Al portón, empuñad las espadas.- dijo el rey.
- Retirada, seguidme.- Aragorn guiaba a los soldados restantes evitando la entrada de los orcos al fortín.
Nada más bajar el rey, resultó herido y tuvieron que tomar la decisión de mantener a raya a los orcos como pudieran.
-No aguantaremos mucho más- dijo Gamelin, el consejero del rey
- ¡Mantenedlos!- le dijo Théoden a Aragorn
- ¿Cuanto tiempo precisáis?- preguntó el hombre
- ¡Cuanto puedas darme!
Aragorn, Gimli, y yo, salimos por una puerta trasera que tras un salto nos dejaba justo en el portón
-¡Ooy! Vamos. Ya son nuestros.- dijo entusiasmado el enano.
Aragorn y yo lo miramos y ambos pensamos lo mismo
- Es un salto largo.- le dijo el hombre
- Empújame.- contestó
- ¿Qué?- respondió incrédulo.
-No puedo saltar esa distancia ¡Empújame! - ambos lo cogimos de los brazos, pero el nos paró-¡Oh!, no se lo digais al elfo- dijo con preocupación.
-Ni una palabra.
Saltamos al frente y empezamos a combatir para darle tiempo a los soldados a reparar la puerta
- ¡Aquí! ¡Apuntalad el portón!¡Gimli, Aragorn, Alya, salid de ahí!- nos ordenó el rey. Hice un pequeño campo de fuerza, pero sabía que por el cansancio no aguantaría mucho, pero lo justo para darnos tiempo a pensar en cómo salir de ese sitio.
-¡Aragorn!- gritó Legolas desde arriba tendiéndonos una soga. Nos subió deprisa y corriendo Legolas me miró severamente y luego escuchamos las voces de Gamelin.
- ¡Volved, volved! ¡Todos atrás!
- Han atravesado el portón. Están en la fortaleza.- dijo el rey.
- ¡Retirada! ¡Retirada!- volvío a gritar el consejero
- Rápido, adentro, ¡metedlos dentro!- dijo Aragorn
-¡Al fortín!- gritó el rey.
Las horas pasaban y los soldados que quedaban fuera intentaban mantener a los orcos, cuando se empezó a ver claridad empezamos a notar los golpes en la puerta.
Teníamos más miedo que vergüenza y encima ya no quedaban cosas para poner en la puerta y así evitar que entraran.
Fue ahí cuando el rey ya estaba sin esperanza ninguna y yo no hacía más que correr de un lado para otro buscando cosas que poner y algo de comer para hacer fuerza con mi magia como dios manda
- Han tomado la fortaleza, es el fin.- el rey estaba sin hacer nada cuando nosotros estábamos totalmente apurados y le lanzamos una mirada de: pues no estaba en mis planes morir hoy así que mueve el culo.
- Dijísteis que esta fortaleza no caería mientras la defendiérais, y seguís defendiéndola. Ellos han muerto defendiéndola- le dijo al rey, y al ver que no contestaba miró a Gamelin-¿No hay otra salida en la caverna para las mujeres y los niños? ¿Hay alguna otra salida?
-Hay un pasadizo. Lleva a las montañas, pero no llegarán lejos. Los Uruk-hai son demasiados.
- Ordena a mujeres y niños que vayan al paso de montaña, ¡y levantad una barricada!- ordenó Aragón buscando una solución
- Demasiada muerte. ¿Qué pueden los hombres ante tan aciago destino?- dijo el rey.
- ¡Cabalgad conmigo! Resistid y enfrentadlos.
- Por la muerte y la gloria.
-  Por Rohan, por vuestro pueblo.- no sabía si estaban revisando un poema, se habían fumado una hierba o se estaban poniendo sentimentales
-Está saliendo el sol.- dijo el enano preocupado
- Espera mi llegada con la primera luz del quinto día. Al alba, mira al este.- escuché la voz de Gandalf en mi cabeza pero él no me hablaba a mí, si no a Aragorn.
- Sí, sí. El Cuerno de Helm resonará en el Abismo una última vez.- dijo el rey sonriendo
¡Sí!- dijo Gimli sonriente
-¡Ha llegado la hora de empuñar juntos el acero! ¡Coraje, despierta! ¡Ahora, por ira holocausto y rojo amanecer!- nos subimos en los caballos que ahora sobraban debido al reducido número de soldados que quedaban y cuando los orcos abrieron la puerta, arremetimos contra ellos sin dejar que ninguno nos tocara con sus flechas o espadas.
- ¡A ellos, Eorlingas!- gritó el rey.
Cuando ya habíamos salido por completo de la fortaleza y sabíamos que era nuestra final vimos un caballo blanco en lo alto de la colina
- ¡Gandalf!- dijimos Aragorn y yo
- El rey Théoden lucha solo.- dijo el mago
-Hasta ahora. - apareció el soldado que intentó ligar conmigo cuando íbamos camino de buscar a los hobbits y dijo-¡Rohirrim!- un montón de soldados más aparecieron y nuestras caras se iluminaron
-¡Éomer!- dijo sonriendo el rey.
-  ¡¡Por el rey!!- todos los caballos bajaron y el sol cegó a los orcos impidiendo así el ataque contra los hombres. Tras una larga jornada de matar esas aberraciones de la naturaleza, los orcos se desplegaron y se fueron hacia el bosque.
- ¡Victoria! ¡Nuestra es la victoria!
- No os acerquéis al bosque! ¡Apartaos de los árboles!- dijeron y en eso que vimos como empezaron a moverse y mataban a todos los orcos supervivientes.
Me bajé del caballo exhausta y me limpié la cara, pues me había saltado sangre de orco y eso no era muy higiénico.
Llegué a donde estaban los demás y vi a Gimli sentado sobre un orco, me acerqué a él y también lo hizo Legolas.
-¿Recuento final? 42...- dijo sonriente el elfo
-¿42? - Gimli no sabía que número inventarse para poder ganarlo-No está mal para un principito de orejas picudas. Yo he llegado cómodamente a 43.
Legolas sacó su arco y disparo al que estaba debajo de Gimli
- ¡43!- dijo sonriendo con superioridad
- ¡Ese ya estaba muerto!
- Se movía.
- ¡Se movía porque tengo mi hacha incrustada en su sistema nervioso!- el enano movió su hacha y el orco se sacudió.
- Pues yo he llegado a 81, a ver cómo superais eso.
Fui a ver a Gandalf y por lo bajo escuché.
- Cuidadito con la elfa- dijo el enano con sarcasmo y con su voz característica.
Noté la mirada del elfo conforme avanzaba hacia el mago y escuché
- Acabará siendo una Sindar tarde o temprano.

Mi flecha perdida- Legolas y tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora