Gandalf nos llevó a un bosque y nos dió un par de indicaciones a los 3, y al acabar se marchó hacia Isengard con su caballo.
Yo llevaba el mío, Zagreo, y al poni de Sam que iba cargado como una mula.
Un día después llegamos al huerto de Mago. Sam y yo íbamos hablando
- Dime y con Rosita, ¿ cómo va el coqueteo?
- Nada.
- Vaya. Quiero ser madrina.
- Me caguen todo, Alya. No tiene gracia.
- Lo que tú digas.
Pasamos un buen rato riendo y hablando hasta que nos dimos cuenta de Frodo no estaba.
- ¿ Señor Frodo? ¿Frodo?¡¿Frodo!?
Apareció de la nada y quité la mano de la empuñadura.
- Creí haberle perdido.
-¿ De que hablas?
- Es algo sobre lo que dijo Gandalf ' no le pierdas de vista Samsagaz Gamyi', y no pienso hacerlo.
- Sam,seguimos en la comarca, ¿ Qué nos podría pasar?
En ese momento alguien se abalanzó contra los chicos haciéndolos caer.
-¿Frodo?- me reí ante aquella pregunta- mira Merry es Frodo Bolsón.
- Hola Frodo.
- Apártate.- le dijo Sam a Pippin apartándolo bruscamente.- levántese señor Frodo.
- Sujeta.- le dijo Merry a Sam.
- Habéis entrado en el huerto de Mago.- contestó el pobre hobbit.
El hombre empezó a gritar y nosotros a correr.
Pippin iba nombrando todos los alimentos que le habían robado. Me dieron ganas de hacer un hechizo de inmovilidad y dejarlos allí plantados.
Salimos corriendo hasta que yo me paré en seco porque había un pedazo de barranco que pa' matarme. A ver yo no, pero ellos si.
Llegaron de uno en uno hasta que Sam no se dió cuenta de nuestra presencia y caímos. Me caí encima de Merry.
-Buenos días, preciosa.
Me levanté todo lo rápido que pude.
Y escuché algo proveniente del camino.
-Hay que salir del camino, Frodo.- le dije en su mente.
- Deberíamos salir del camino.
Escuché un grito, y me mantuve alerta. Saqué mi arco y creo que Frodo lo oyó porque se puso a gritar como un loco
-¡¡SALIR DEL CAMINO, RÁPIDO¡¡
A ver una cosa era que lo dijeras un poco rápido, pero.... Espera Frodo no los empujes.
Nos metimos debajo de las raíces de un árbol. Unos minutos más tarde un caballo paró donde nosotros estábamos escondidos.
Miro a Frodo y veo que tiene los ojos en blanco. Pero será flojo que solo es un espíritu. Que te quiera robar el anillo, no es mi problema, pero no lo enseñes. Como siempre, me toca actuar a mí.
- Sam quitale el anillo a Frodo que me está poniendo nerviosa- esto de hablar con la mente es guay.
- Merry, tira la bolsa con las setas hacia atrás y lejos de aquí.
Nos salió bastante bien la idea así que proseguimos hasta por la noche y Merry no paraba de preguntar y Frodo, que debíamos mantener en secreto todo, y cuando digo todo es todo, va y le dice
- Debo salir de la comarca, Sam, Alya y yo vamos a Brey.
-El puerto de Valledargo, seguirme.
Vale, he de admitir que estaba por perder los nervios, subir a todos a un árbol hasta por la mañana pero la idea de Merry de no cogernos una hipotermia me gustaba más.
Como todas las escenas dramáticas en esta historia nos encontraron. Fuimos corriendo al puerto, si eso se le puede llamar puerto y persiguieron a Frodo.
Me tocó sacar la espada y cortar la soga, ya que a Sam le sudaban las manos y se le resbalaba la cuerda.
Llegamos a Brey con prisa y sin ningún percance.
Un hombre nos atendió en la puerta y nos dejó pasar por nuestro maravilloso encanto. No, en realidad, no. A decir verdad porque éramos buena gente.
Llegamos al hostal y preguntamos por Gandalf. Tal y como me temía no estaba así que nos alojamos allí. Un hombre con capucha no paraba de mirarme. Fui a por un vaso de agua. Esperaba que todos siguieran mi ejemplo pero solo Sam y Frodo hicieron lo mismo que yo porque Merry y Pippin, una pinta de cerveza.
Poco después, no se que pasó pero Frodo se puso el anillo y el hombre que me miraba lo cogió y lo llevo a su habitación.
Cuando llegamos escuché una voz conocida y caí en la cuenta de quien era.
- Suéltale, o te remato patas largas. - dijo Sam con algo de valor aunque por dentro estaba con más miedo que vergüenza.
- Tienes bravo corazón, hobbit.
Salté a sus brazos y nos abrazamos. La última vez que lo vi, me habían dicho que se tenía que ir a una guerra donde probablemente moriría
- ¿Hace cuánto que no te veo?¿ Un mes? Menos mal está sano y salvo..
- Creo que se van a pensar lo que no es....- dijo Aragorn soltándome.
- Tienes razón.
Nos separamos y nos quedamos en la habitación de Aragorn.
- Bueno, os falta un beso en los morros tórtolos.
- Sam, no eres más tonto porque no entrenas.- le dije aburrida.
- Solo somos amigos.
- Ya, solo amigos, y yo soy más feo que unas bragas marrones. - dijo Pippin
- Pues...- dijo Merry haciendo un gesto con la cabeza
- Aragorn está enamorado de otra persona.- dije yo con una sonrisa pícara.
- Que te he dicho acerca de mis cosas personales.- dijo el montaraz aburrido.
- Que no las diga.- respondí inocentemente.
- Entonces que parte no entendiste?
- Sabes también como yo que por un oído me entra y por otro me sale, por algo los tengo enfrente.
Pippin estaba dormido al igual que Merry, pero se despertaron.
Aragorn le contó la historia de los nazgul y ellos atendieron como si fuera cuando los niños están en un cuentacuentos.
Acordamos que a la mañana siguiente saldríamos de el hostal.
Aragorn y yo nos quedamos hablando cuando se quedaron dormidos.
-¿Y con Arwen?
- Ya nos hemos besado, por primera vez.
Empecé a dar saltos de alegría, y en eso que me caí encima de Sam, que le dió un manotazo a Merry, este le pegó una patada a Pippin y Pippin le dió un guantazo a Frodo.
El caso que se despertaron todos y se tiraron encima mío y empezaron a hacerme cosquillas
- Ya, chicos, a dormir, mañana nos espera un día muy duro. - comentó Aragorn mirándome con cara de "te pinta"
- Vale.- dijeron los cuatro al unísono.
- Pues tengo que presentarte a alguien.
- A mí dejarme en paz de amoríos. Siempre lo mismo, copón.
- Arwen está entusiasmada porque le dije que te lo iba a presentar
- Miedo me dais, y sobre todo viniendo de Arwen
- Es un elfo, alto, príncipe de algún sitio que no me acuerdo...
- Te sigo diciendo que con 1769 casi 1770 años, no se puede ninguna relación amorosa. Todavía tengo mis clases de magia y no voy a dejarlas por un romance.
- Tus ojos son rojo fuego.
- Por algo será- dije cabreada
- Pero solo te lo presento
- Ahórrate el tiempo. Tengo que ayudar a Gandalf, clases, acabar mi libro de Diario de una cazadora y empezar uno que se me acaba de ocurrir que se va a llamar " Alya y la muerte del que me quiere presentar a alguien como pretendiente, como negarse ante esta situación y los elementos de tortura básicos que utilizaré para la masacre".
- Algo largo el título para mi gusto.
- Vete a dormir que estás desvariando.- dije yo aburrida ante sus comentarios.
- Mañana me despiertas pronto.
- Como quieras, montaraz.