Aroma a Canela y Menta. (Drarry Omegaverse)

Capítulo 3.

-¡¡Ve-Vete, p-por favor!!- Suplicó Harry desesperadamente. La vergüenza le quemaba por dentro, y su rostro ardía en un rubor que parecía imposible de ocultar. En un intento de evadir la situación, apartó el rostro hacia un lado y se tapó la cara con las manos, mientras encogía las piernas y se hacía un ovillo en el váter.

Pero Draco pareció inmune a sus súplicas. Sin dar marcha atrás, continuó avanzando hasta posicionarse a un escaso palmo de distancia del León. Ladeó ligeramente su cuerpo para alcanzar el pomo de la puerta y, con un movimiento decidido, cerró la puerta detrás de ellos. La habitación quedó reducida a ese pequeño espacio.

Los ojos grises de Draco se fijaron intensamente en Harry, y sin previo aviso, apartó bruscamente las manos del joven de su rostro. La diferencia en las expresiones de ambos era impactante. Mientras Harry expresaba temor y humillación en su mirada, Draco parecía saborear cada segundo de aquella situación.

-¿Y por qué debería marcharme? Has inundado todo el pasillo con tus feromonas, atrayendo a un Alpha que podría haberte hecho cualquier cosa. Da gracias de que estuviese cerca. A todo esto...¿Por qué no te has tomado tus inhibidores? -Inquirió Draco mientras, con su mano libre, obligaba a Harry a encontrarse con su penetrante mirada.

Si Harry le dijese que se encontraba así por su culpa, le golpearía hasta dejarlo inconsciente. En su lugar, desvió la mirada hacia el suelo, fijando su atención en los zapatos de Draco como si buscara en ellos una vía de escape de la angustiosa situación.

-¡No sé...no sé donde es-están...! Si-Siempre los traigo con-conmigo...- Murmuró Harry con voz entrecortada. No pudo reprimir más las ganas de llorar, y las primeras lágrimas rodaron por sus mejillas. -¡Y a-ahora vete!- Exclamó con un temblor en los labios y los ojos apretados, incapaz de soportar la vergüenza que lo invadía. Tener al rubio tan cerca lo torturaba aun más.

Draco respondió arqueando una ceja, su mirada se tornó suspicaz al escuchar la explicación de Harry. Si siempre llevaba sus inhibidores consigo, ¿por qué en esta ocasión no los tenía? Algo no encajaba en esa historia. Con un suspiro, Draco decidió abordar el asunto de manera más directa. Se agachó, colocándose a la altura del moreno, y sus manos se posaron en las rodillas de Harry. Con un movimiento decidido, las separó, revelando la urgencia de la hombría del León por recibir atención.

La sorpresa y el miedo se entremezclaron en la expresión de Harry al presenciar el acto del rubio. Sus ojos se abrieron al máximo y su boca, antes temblorosa, se abrió en un gesto de asombro ante el movimiento de Draco.

El Príncipe de las Serpientes no pudo evitar sonreír mientras tomaba con firmeza el miembro de Harry y comenzaba a acariciarlo con sutileza, provocando un gemido pronunciado por parte del moreno. -Mira, tú tienes un problema bastante grande, y yo puedo solucionarlo rápido. Pero esto no saldrá gratis...- Susurró lentamente al tiempo que se acercaba al rostro de Harry.