Aroma a Canela y Menta. (Drarry Omegaverse)

Capítulo 6.

Harry se quedó solo en la habitación, con el cuerpo aún vibrando por la reciente experiencia. Su respiración estaba agitada, y una mezcla de emociones inundaba su mente. Su expresión facial era una mezcla de confusión, anhelo y melancolía. Por un lado, se sentía emocionalmente abrumado por lo que acababa de ocurrir. Había deseado a Draco durante tanto tiempo, y finalmente, habían cruzado una línea que nunca habría imaginado traspasar. Por otro lado, sabía que su deseo por sentirse protegido lo había llevado a esta situación. Se culpaba por haberse dejado arrastrar a esto, y aún más por haber disfrutado en cierta medida de la experiencia, a pesar de la forma en que había comenzado. La imagen del rubio alejándose de la habitación seguía grabada en su mente, y se dio cuenta de que, aunque hubieran compartido un momento íntimo, seguían siendo dos personas distantes que solo los unía un triste acuerdo. Las lágrimas amenazaban con brotar, pero se mordió el labio inferior con fuerza para contenerlas.

Se esforzó por dejar atrás las sensaciones que lo embargaban. Pasó un buen rato intentando relajarse, respirando profundamente para calmar su mente y cuerpo. Finalmente, logró encontrar un atisbo de tranquilidad. Con cuidado, se levantó de la cama a duras penas, ya que le dolía su baja espalda. Apartó a un lado todos aquellos pensamientos desoladores y se vistió de nuevo. Tuvo que descartar su camiseta desgarrada y se puso una nueva. Estaba tan cansado de sentirse mal que decidió, en aquel momento, que iba a intentar aprovecharse lo máximo que pudiera de aquello, y reprimiría todo sentimiento que intentase abrirse camino por su ser. Solo tenía esta salida para no sentirse como un objeto en manos de Draco. Si Sirius siguiera vivo, seguramente le reprendiese duramente por haber hecho tal acuerdo, pero le habría brindado su apoyo y le habría dado consejos para sobrellevarlo. Imaginarse la escena hizo que una sonrisa ladina apareciera en su rostro, sintiendo nostalgia por su padrino. Ansió por unos segundos que estuviera presente para guiarlo.

Mientras reflexionaba sobre esto, un golpe en la puerta de su habitación lo sacó de sus pensamientos. Harry se acercó a esta y la abrió con precaución, revelando los rostros preocupados de sus dos amigos, Ron y Hermione. Sintió un atisbo de alivio al verlos allí.

-Hola Harry...- Saludó primero Hermione, con una mezcla de preocupación y curiosidad en su mirada. -¿Podemos entrar?- Preguntó.

Este asintió con la cabeza al tiempo que habría más la puerta. -Adelante.- Respondió, dejando espacio para que sus amigos ingresaran.

Los dos entraron y de inmediato notaron el inconfundible olor de las feromonas que aún impregnaba la habitación. La de Harry estaba presente, pero también detectaron otra fragancia que les desconcertó. Se sentaron en la cama, notando cómo las sábanas estaban desordenadas y arrugadas.

Ron frunció el ceño mientras observaba la figura de Harry. A pesar de que la expresión de su amigo no revelaba ningún sentimiento concreto, los ojos del moreno mostraban un dejo de amargura que lo dejó pensativo. Era evidente que algo había ocurrido en esa habitación, y estaba decidido a obtener respuestas. -Hermano, no sabemos lo que está pasando, y tanto Hermione como yo estamos esperando que nos cuentes lo que ocurrió ayer. No creo que sea demasiado pedir, después de todo, somos amigos, y tu silencio solo aumenta nuestra preocupación.- Ron habló con sinceridad, deseando que Harry compartiera su carga con ellos.

-Tiene razón.- Hermione asintió con empatía. -Sea lo que sea, siempre puedes confiar en nosotros y sabes que te ayudaremos en todo lo que esté en nuestra mano.-

Harry giró lentamente su cuerpo para encarar a sus amigos. Les prometió que les contaría todo en un lugar más privado y apropiado para hablar. Se acercó a ellos, poniéndose justo delante, y luego bajó la mirada, preparándose para lo que estaba a punto de revelar. -Yo...acepté el trato con Malfoy.- Confesó en voz baja, su ojos aún seguían clavados en el suelo.