Capítulo 4.

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Después de recibir la carta, Harry permaneció en su habitación con sus amigos. Juntos buscaron incansablemente los inhibidores por si el moreno los había dejado en otro lugar, pero sin obtener resultados. Ron le prestó algunos de los suyos, aunque tenía pocos. Eran conscientes de que necesitaban que el pedido que habían hecho hace unas semanas llegara lo más rápido posible.

Con la caída de la noche, llegó la despedida de Hermione y Ron. Antes de marcharse, le aseguraron a Harry que estaban allí para cualquier cosa que necesitara y que, si no confiaba en lo que Malfoy proponía, debía rechazarlo sin dudarlo. Harry asintió agradecido por toda la ayuda que le brindaron y se dirigió al séptimo piso.

Durante el camino, Harry reflexionaba sobre lo que Draco le quería proponer. Se le ocurrían diversas posibilidades, ninguna de ellas particularmente agradable. ¿Lo trataría como a un criado o le asignaría tareas absurdas? Aunque ambas opciones le desagradaban, preferiría ser el chico de los recados si tuviera que elegir. Recordó el incómodo momento en el baño y sintió cómo un ligero sonrojo teñía sus mejillas de nuevo.

Inmerso en sus pensamientos, Harry no se dio cuenta de que había llegado a su destino hasta que alguien bloqueó su camino, interponiendo su brazo como una barrera. Inicialmente, sintió miedo, pero al girar la vista, se encontró cara a cara con la persona que lo había citado allí.

 Inicialmente, sintió miedo, pero al girar la vista, se encontró cara a cara con la persona que lo había citado allí

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-Deberías prestar más atención a tu entorno, Potter. Podrías encontrarte con personas no deseadas. -Dijo Draco con un tono sarcástico, evaluando a Harry con su mirada afilada.

El León hizo un esfuerzo por mantener la calma, a pesar de que la sola presencia de Draco lo ponía nervioso. Suspiró y miró hacia adelante con una expresión serena. -No perdamos más tiempo. ¿Qué es lo que me quieres proponer?-

La ceja de Draco se arqueó con asombro. -¿Tienes prisa, o estás esperando a alguien más? ¿O acaso no te has quedado satisfecho con mi ayuda en el baño?- Preguntó con cierta burla en su voz.

El comentario despectivo de Draco acerca de la prisa y su "ayuda" hizo que el joven mago se sintiera aún más humillado. Cada palabra del rubio parecía cortante como un cuchillo. -Eso no es cosa tuya...- Susurró Harry mientras se removía en su sitio. Sabía que no tenía prisa y tampoco quería hablar de aquello, pero no quería darle a Draco la satisfacción de verlo más vulnerable aún. Aunque había tenido la esperanza de que el rubio hubiera cambiado un poco después de su falta de interacción a lo largo del curso, su comportamiento actual lo hacía parecer el mismo Malfoy de siempre. 

-¿Y bien?- Preguntó Harry, sus palabras estaban cargadas de impaciencia. -¿Vas a decírmelo o me voy?- A decir verdad, lo que más deseaba en ese momento era regresar a su habitación y estar solo.

-No te haré perder más tu valioso tiempo entonces...- Siseó Draco. Cada palabra que decía parecía estar cargada de veneno. Dio un paso hacia adelante, acercándose a Harry, y su mirada se volvió aún más penetrante. -La propuesta es simple, Potter. Te protejo de cualquiera que no quieras cerca, de tus acosadores, de quienes te atormentan...- Hizo una pausa dramática. La cercanía del rubio hizo temblar ligeramente a Harry. -A cambio de que cuando yo lo desee, donde yo lo desee, tengas sexo conmigo. Un intercambio justo, ¿no crees?-

Aroma a Canela y Menta. (Drarry Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora