Harry regresó a su habitación en busca de refugio después de haber estado durante un buen rato llorando en aquel pasillo. Se sentía roto, desgarrado por dentro y necesitaba un espacio donde pudiera procesar lo que acababa de suceder. Su habitación, un regalo especial de Minerva, era su escondite seguro en Hogwarts. Estaba ubicada en el quinto piso, cerca del baño de los prefectos, lo que le proporcionaba un acceso conveniente y relativo aislamiento.
En su día, Minerva le preguntó el motivo por el cual no quería tener aquella habitación en la torre de Gryffindor, a lo que el León respondió que necesitaba un lugar tranquilo para poder dormir, y en muchos momentos, necesitaba la soledad que le brindaba aquel lugar, sin tener que aguantar comentarios de sus compañeros cuando pasara. Además, las pesadillas nocturnas aún le asediaban con retazos vividos de la guerra que dejaban cicatrices en sus sueños. En esas pesadillas, Voldemort se materializaba. Su siniestro rostro se burlaba de Harry, y mataba a muchos de sus amigos una y otra vez. Despertaba en sudor frío, gritando de terror. Temía perturbar el sueño de sus compañeros de casa con tales horrores.
Una vez en su habitación, Harry se apresuró a quitarse la ropa y se cambió a su pijama. Caminó hasta su cama y se envolvió en las sábanas, casi hasta la cabeza. Las imágenes de su conversación con Draco seguían atormentándolo, y no podía dejar de darle vueltas a lo que significaba este inusual pacto que habían acordado. El silencio de la habitación solo se rompió por su propia respiración agitada mientras intentaba procesar todo.
La noche avanzó sin que las pesadillas perturbaran el sueño de Harry, un alivio que el joven apreció profundamente. En la tranquila oscuridad de su habitación, agradeció en silencio a su mente por concederle un breve respiro en medio de la tormenta que vivía despierto. Por una vez, la paz reinó en sus sueños, permitiéndole descansar y recargar fuerzas para enfrentar el día.
Por otra parte, Draco experimentó dificultades para conciliar el sueño aquella noche. Aunque su semblante reflejaba serenidad, su mente era una marea de pensamientos. Por un lado, se sentía satisfecho con el curso que habían tomado las cosas con Potter. El solo hecho de tenerlo a su merced le proporcionaba una sensación de grandeza; su orgullo y su honor crecían exponencialmente. Por otro lado, se vio profundamente perturbado por la forma en que habían finalizado el pacto. La expresión afligida en el rostro del León atrajo su curiosidad, y la manera en que se aferró a él, como si estuviera desesperado, le intrigó aún más. Esta perturbación le provocó una gran irritación consigo mismo. ¿Desde cuándo le importaba lo que pasara por la cabeza de Potter? Solo necesitaba una cosa, y después de mucho tiempo, finalmente podría saciarse.
La mañana del día siguiente estuvo repleta de clases y tareas para todos los estudiantes. A pesar de que Harry asistió físicamente a cada una de ellas, su mente continuaba ausente. Aún no había hablado del tema con sus dos amigos, pero tampoco sabía muy bien como decirlo. Era otra tarea más que se sumaba a la lista de cosas pendientes. Durante las clases compartidas con Slytherin, intentaba buscar la mirada de Malfoy de manera inconsciente, pero el rubio parecía completamente desinteresado. Casi daba la impresión de que nada hubiera sucedido entre ellos, como si jamás hubieran intercambiado palabras. En las asignaturas que había estado junto con los del Ravenclaw, sentía la mirada de su acosador perforándole la nuca, dejándolo aun más intranquilo.
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Aroma a Canela y Menta. (Drarry Omegaverse)
Fanfiction⤏ LEER LA DESCRIPCIÓN ANTES DE CONTINUAR ⤎ ❤ Omegaverse ❤ La vida de Harry Potter, el legendario héroe de Hogwarts, se ve repentinamente amenazada por un acosador implacable proveniente de Ravenclaw. Obsesionado con Harry, este estudiante pone en...