Aroma a Canela y Menta. (Drarry Omegaverse)

Capítulo 13.

-*¡Estoy enamorado de ti!- 

Aquella declaración resonaba una y otra vez en la mente de Draco, creando un eco emocional que reverberaba en el silencioso cobertizo. Permanecía allí sentado, y su mirada seguía perdida en la puerta por donde el León se había retirado. Una amalgama de emociones y pensamientos se agolpaban en su interior, formando un torbellino de confusión. Por un lado, persistía la rabia que había alimentado durante semanas al observar la complicidad entre Harry y el Hufflepuff. Sin embargo, ¿era realmente rabia lo que experimentaba? ¿O simplemente era una manifestación de su enfado? Y, más importante aún, ¿por qué debería sentirse así?

Mientras reflexionaba, otra corriente de sentimientos se apoderaba de él. La partida de Harry, rompiendo así el pacto que compartían, le dejó un dolor palpable en el pecho, una sensación difícil de descifrar. ¿Qué era exactamente lo que sentía en lo más profundo de su ser? ¿Acaso era simplemente molestia porque Potter había cometido el error de enamorarse? No, iba mucho más allá de eso.

Se alzó con esfuerzo de aquel colchón maltrecho. Cada movimiento parecía cargar sobre sus hombros la pesadez de su frustración. En un impulso de ira, descargó una patada contra uno de los objetos cercanos, lanzándolo con violencia hacia la otra esquina del desgastado cobertizo. La confusión reflejada en sus ojos se mezclaba con la tensión de su mandíbula, resultado del choque de sus dientes con fuerza.

-*Así que esto es el final...¿verdad?- Pensó. En un rápido giro, se precipitó hacia la puerta, abriéndola de golpe en un intento frenético de localizar al joven León. Sin embargo, la realidad golpeó con fuerza: ya no estaba allí. El viento azotaba su rostro, y su cabello ondeaba con gracia sobre su frente, como si la propia naturaleza se compadeciera de su tumulto emocional. En ese instante, una sombra de autocompasión se apoderó de él.

-*No es el fin del mundo, Malfoy. Contrólate...- Pensó, luchando por aferrarse a sus propias palabras como a un ancla en medio de la tormenta emocional que lo envolvía.

Salió de aquel lugar y, con pasos veloces, se encaminó hacia el imponente castillo. La necesidad de discutir lo sucedido lo impulsaba, y buscaría a Blaise para obtener otro punto de vista, ya que él mismo no lograba entender lo ocurrido. ¿Harry Potter estaba realmente enamorado de él? Las preguntas se agolpaban en su mente, creando un laberinto de incertidumbre. ¿Cómo era posible? ¿Y desde cuándo? Esa sucesión de dudas le acosaba, y la incapacidad de hallar respuestas solo profundizaba su frustración.

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