Capítulo 9.

6.6K 567 118
                                    


Draco mantuvo su firme sujeción en la mano de Harry mientras avanzaban hacia el destino que tenía en mente. Con una mirada rápida a su alrededor, se aseguró de que no hubiera testigos, y con decisión, abrió la puerta. Empujó a Harry hacia el interior con un gesto rápido, siguiéndolo antes de cerrar la puerta tras ellos.

La expresión de Harry delataba un palpable temor mientras ingresaban al lugar. Se trataba ni más ni menos que del aula de encantamientos, ubicada en el mismo piso que la biblioteca. Sus ojos se desplazaron con ansiedad hacia la puerta del despacho, preocupado de que el profesor pudiera salir y descubrirlos. Sin embargo, su breve inspección fue interrumpida cuando Draco se cruzó en su campo visual y avanzó hacia él con determinación.

El León, por instinto, comenzó a retroceder, encontrándose con la fría superficie de la pared que tenía detrás. Draco se movía con su elegancia característica, luciendo una sonrisa ladeada que insinuaba lo bien que se lo pasaría. Sin darle opción a Harry, lo atrapó entre sus brazos, agarrando con firmeza sus caderas y acercando su boca al cuello del moreno, provocando que Harry se estremeciera por el contacto y el aire cálido que desprendía.

-Por favor, aquí no...- Suplicó Harry con desesperación. Un titubeante temblor en su voz delataba su nerviosismo. -N-Nos po-podría ver el profesor.-

Draco alzó su rostro, mirando directamente al moreno. Elevó su mano con suavidad y deslizó sutilmente un dedo por su mejilla, deteniéndose en sus labios y ejerciendo una leve presión en ellos. -Bueno, entonces tendremos que ser rápidos y no hacer ruido...¿no?- Sugirió, dejando entrever una sonrisa traviesa que oscilaba entre lo atrevido y lo juguetón.

¿no?- Sugirió, dejando entrever una sonrisa traviesa que oscilaba entre lo atrevido y lo juguetón

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Harry giró la cabeza, permitiendo que sus palabras escaparan. -Vamos a mi habitación aunque sea, pero no quiero hacerlo aquí...- Con valentía, posó sus manos temblorosas en los hombros de Draco, desplazándolo ligeramente hacia atrás. -Por favor...- Suplicó de nuevo.

El Príncipe de las Serpientes volvió a pegar su cuerpo con el de él. Con firmeza, tomó la barbilla del joven mago y la elevó, forzándolo a encontrarse con su mirada. -Piensa un poco.- Dijo con enfado impregnando su voz. -Es de noche, y los pasillos están desiertos. ¿Adivinas que hora puede ser, Potter?- Preguntó, molesto. La tendencia constante del León a poner objeciones le irritaba profundamente.

Harry desvió la mirada hacia la izquierda, donde se encontraba un encantador reloj de madera suspendido en la pared. Las agujas marcaban las nueve y cuarto de la noche, la hora en que todos, incluyendo a sus amigos, estarían disfrutando de la cena y, seguramente, se estarían preguntando dónde demonios se encontraba él.

-Exacto.- Continuó Draco, dándose cuenta de que Harry lo había notado. -Así que, por favor, deja de soltar tonterías. Simplemente relájate y no compliques las cosas.- Consciente de que esas palabras podrían no ser suficientes para calmar a Harry, liberó con calma sus feromonas, esparciéndolas sutilmente a su alrededor.

Aroma a Canela y Menta. (Drarry Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora