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El voleibol era algo que Hyori amaba, incluso más que a sí misma

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El voleibol era algo que Hyori amaba, incluso más que a sí misma.

Desde niña se había interesado por dicho deporte. Lo jugaba torpemente en la playa con sus primos, cuando se iban de vacaciones en familia, luego en la escuela con sus amigos, y poco a poco, su pasión por él fue creciendo. Sus padres notaron el enorme potencial que tenía, así que sin dudarlo, le sugirieron inscribirse en el club de la escuela.

Así lo hizo. Comenzó como la inexperta que era, y evolucionó paso a paso dentro de este equipo. Su propio entrenador sabía que ella tenía un potencial que definitivamente debía explotar. Por ello, dedicó mucho tiempo al deporte, a mejorar y a sacar lo mejor de sí misma en la cancha.

Hyori era la líbero de su equipo. Tenía la altura y la habilidad para serlo. Le encantaba su posición, y la responsabilidad que conllevaba, el tener que ser la persona que debía cuidar cada tapón, cada recepción, ella sabía que su deber era que el balón nunca golpeara el piso. Y amaba cumplir con ese papel.

Hoy era uno de esos días en los que ser líbero la enorgullecía, porque hoy tenían un partido contra una escuela rival, aunque era solo de entrenamiento. Le encantaba enseñarle a los demás lo buenas que eran y la importancia que cada una cumplía dentro del equipo.

Además, en lo personal, ese día quería lucirse porque el chico que le gustaba había prometido ir a verla al partido. Y, más importante aún, había prometido ir a apoyarla a ella.

Del otro lado de la cancha, específicamente en las gradas, Hyunjin tomaba asiento en una de los escalones. Sabía lo importante que eran los partidos para ella, y lo mínimo que podía hacer como su amigo, era apoyarla.

No era el único, Jisung, Felix, Jisu y Mihye, los amigos más cercanos de Hyori y de él, lo acompañaban en los asientos. Todos estaban ahí con el fin de brindarle barras a la líbero del equipo.

—Hyunjin —le llama Mihye, sentada a su lado. Cuando él alza la vista, se encuentra con una bolsa de papas fritas frente suyo, sin dudarlo saca un poco de ellas —¿Estás bien? Tiene cara larga hoy.

Juguetonamente, Mihye pincha su panza con ayuda de su dedo índice. Él se ríe brevemente, dejándose, porque ese pequeño gesto le agrada.

—Sí, estoy bien, solo me duele la espalda.

Habían pasado dos días desde que Hyunjin descubrió sus verdaderos sentimientos hacia su amiga. Dos días en los que se había torturado mentalmente por haberse permitido sentir cosas por ella. No podía entender qué había pasado, en qué punto de su amistad dejó de verla como su mejor amiga y anheló que fueran algo más.

Por si fuera poco, y como si el día de hoy, la vida lo odiara, Kim Seungmin hace ingreso al gimnasio. Hyunjin observa todo, sintiendo que va a largarse a llorar en cualquier momento.

Hyori, que estaba calentando en la cancha, se acercó al recién llegado para recibirlo con una sonrisa tan brillante y linda que causaba envidia. Seungmin luce tímido en su presencia, agacha la cabeza mientras habla con ella y, al igual que Lee, sonríe como un bobo enamorado. El gusto mutuo es tan evidente que le da rabia.

Mihye se gira de nuevo para darle más papas, pero se detiene en seco cuando ve la expresión facial de Hyunjin. Se muerde el labio inferior con una obvia frustración, su pierna izquierda se sacude sin descanso, y su mirada pareciera querer matar a alguien. Sigue la ruta, hacia donde está mirando y se sorprende al ver la misma escena que él.

No necesita ninguna explicación para entender qué pasa por la cabeza de su amigo.

Seungmin finaliza su charla con Hyori y se dirige a las gradas, sentándose un poco más adelante que ellos. Al reconocer a sus compañeros de salón, los saluda, siendo saludado de la misma forma por todos. Hyunjin ha agitado su mano en el aire de mala gana y por ello, Mihye se ha aguantado la risa.

En un intento de que Hyunjin piense en otra cosa, Mihye vuelve a ofrecerle papas, y este suspira, recibiéndolas con gusto. Nada que la comida no pueda curar.

El resto del partido fue terrible para Hwang, porque conocer tan bien a Hyori le estaba jugando en contra en estos momentos. Veía a leguas cómo es que ella hacía todo lo posible con el fin de destacar, y sabía que sólo era porque Seungmin estaba ahí.

Hoy estaba teniendo el partido de su vida y odiaba pensar que cada movimiento que hacía, eran principalmente para conquistar a Kim. Quien, de por sí, veía cómo ella jugaba con un entusiasmo contagioso.

Completamente rendido, Hyunjin informa a sus amigos que se irá temprano, pues debe hacer algo. Por ello, abandona el gimnasio, esperando que Hyori voltee a despedirse de él. Sin embargo, no demora en comprender que su amiga no está muy interesada en él.

Ella solo tenía ojos para Seungmin, con quien intercambiaba sonrisas coquetas desde la cancha.

Ella solo tenía ojos para Seungmin, con quien intercambiaba sonrisas coquetas desde la cancha

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sorry, i love you • hwang hyunjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora