12

482 55 1
                                    

—¿Vas a salir? —pregunta su mamá, asomada en la puerta de la habitación, al ver que se coloca un poco de su perfume en el cuello, mientras termina de peinar algunos de sus cabellos rebeldes

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¿Vas a salir? —pregunta su mamá, asomada en la puerta de la habitación, al ver que se coloca un poco de su perfume en el cuello, mientras termina de peinar algunos de sus cabellos rebeldes. Hyunjin asiente a través del espejo —¿Se puede saber con quién?

Ese tono pícaro, que ha empleado al final de su pregunta, le saca una boba risa. Su familia, y principalmente su mamá, estaba al tanto de la situación con Hyori, por lo que cualquier actividad que significara no tener que ver con ella, era una enorme alegría.

Hyori aún era querida en el hogar, no la malinterpreten, pero una buena madre priorizaba la felicidad de su hijo, por sobre el cariño hacia cierta persona.

—Saldré con Mihye, vamos a ir al centro comercial —explica, tomando la mochila que había dejado en su escritorio, para colgarla sobre sus hombros. Al ver la felicidad en el rostro de su mamá, la detiene —No es una cita, sólo iremos a comprar algunas cosas.

—Ya, tu papá y yo también decíamos que no era una cita cuando salíamos juntos —se burla la mujer, continuando su camino por el pasillo hacia el salón.

Hyunjin blanquea sus ojos. Se despide de sus papás y abandona el hogar.

Tras media hora de viaje hacia el centro comercial, ha bajado del bus, encontrándose con el edificio frente a él. Mihye ya ha llegado y está sentada en una banca a las afueras de este mismo.

Algo que siempre ha llamado la atención de Hyunjin, respecto a Mihye, es su estilo de ropa. Tiene una forma de vestir muy llamativa, pese a que casi siempre utiliza prendas oscuras. Como en esta ocasión, que viste una falda negra, debajo de estas unas panties grises, con unos botines negros. En la parte superior viste una primera capa negra, y sobre esta, una camiseta gris, con un estampado de una serie ochentera. Además, lleva encima de todo esto, una chaqueta oscura, que parece ser lo suficientemente gruesa como para no matarla de frío.

Al verlo llegar, sonríe ampliamente, acercándose a él. Se saludan agitando sus manos en el aire.

—¿Llegaste hace mucho? —pregunta Hyunjin, mientras comienzan su ruta hacia el interior del edificio.

—No, hace como cinco minutos —responde ella —Por cierto, ¿tienes mucho tiempo hoy? Porque quería pedirte que me acompañes a comprar ropa.

La idea, extrañamente, hace que las mejillas de Hyunjin se acaloren. Pero no le parece como un mal plan.

—Sí, vamos, también me gustaría ver ropa. Necesito un pantalón nuevo —murmura, observando los suyos, que ya parecen algo gastados.

<💌>

Hyunjin había ido al centro comercial con un único objetivo, el cuál observaba entre sus manos con tanta admiración, que Mihye no pudo evitar tomarle una foto a dicha escena entre risas tontas.

Aquella libreta, de ciento cincuenta hojas, era su nueva compañera de vida, hasta que se le acabara el espacio nuevamente.

Mihye también había aceptado ese paseo por el centro comercial con la finalidad de comprar rollo para una cámara instantánea. Su papá se la había regalado hace poco, y quería poder utilizarla como correspondía. Así que ahora ansiaba llegar a casa para poder probarla.

Habían pasado ya por algunas tiendas de ropa, donde Mihye había comprado varias prendas que encontró en oferta. Hyunjin estaba fascinado con su capacidad de elegir atuendos que sin duda alguna le quedaban de maravilla. Y, por lo mismo, le pidió ayuda para encontrar algún pantalón para él.

Era como si tuviera un don oculto.

Por lo que no se sorprendió, cuando apareció con un pantalón cargo, de tonalidades oscuras, y, lo mejor de todo, en su talla. Perfecto para él. Era como si le hubiera leído la mente.

Ambos salieron de la tienda con una sensación de haber aprovechado al máximo su salida juntos.

Pero el hambre les estaba llamando, por lo que acordaron hacer una parada en el patio de comidas antes de irse a sus casas. Mihye fue la encargada de encontrar una mesa, mientras él pagaba por la comida rápida para ambos.

Hyunjin no pudo evitar reír cuando ella rogó por la hamburguesa más grande y llena de queso que existiera. A veces le aterraba lo parecidos que eran. Finalmente su orden estuvo lista, y con una sonrisa de oreja a oreja se dirigió a la mesa donde Mihye lo esperaba.

Ella atacó la bandeja con el fin de tomar su comida. Parecía un animal, pero apenas dio la primera mordida a su hamburguesa, todo su semblante se convirtió en la imagen más adorable que Hyunjin había visto alguna vez. Muy intimidante se veía con su atuendo tan oscuro, pero era todo lo contrario ahora.

Hyunjin la imita, comiendo tranquilo.

—¡Oh, prueba esto! —dice ella de pronto, exaltada, y también un poco nerviosa. Su cambio de ánimo le llama la atención, pero decide obedecer, probando de sus papas.

Mihye mira a otro sitio. Hyunjin termina por buscar aquel sitio al que está observando.

Siente de inmediato como se congela en su lugar. Y quiere golpearse, porque tiene una mala suerte terrible.

Hyori y Seungmin pasean por el patio de comidas, al parecer ya almorzados, mientras sus manos se mantienen unidas entre sí. Voltea de regreso a su mesa cuando sus miradas se topan de forma accidental. Él y Mihye se quedan en silencio, como si de esa forma pudieran evitar lo que se avecina.

—¡Hola, chicos! —exclama Hyori, mientras Seungmin los saluda con su mano. El cuerpo completo de Hyunjin se estremece —Qué casualidad, ¿qué hacen aquí?

—Hola —saluda Mihye, notando la incomodidad en la mirada de su amigo —Vinimos a pasear y a comprar algunas cosas, ¿y ustedes?

—Pues casi igual —habla ahora Seungmin, enseñando las bolsas de compras en sus manos. Estuvieron en las mismas tiendas sin darse cuenta.

El ambiente es incómodo. Mihye y Hyunjin quieren que ambos se vayan.

—Bueno, los dejamos, fue un gusto verlos aquí —la amabilidad de Hyori lograba irritar a Hyunjin. La misma que antes amaba, ahora mismo le genera rechazo.

Sonriendo amargamente, se despiden de ellos, mientras se alejan hacia una dirección que no quieren ver.

Mihye se gira a ver a Hyunjin, y él a ella. El silencio reina algunos segundos, hasta que en simultáneo se largan a reír. Ninguno sabe si de vergüenza o por genuina felicidad, pero no pueden dejar de reírse.

—Dios... Qué absurdo. ¿Por qué de tanta gente tenían que ser ellos? —se burla Mihye.

El mal rato por fin terminó. Lo mejor ahora, es seguir con su bonita no cita.

 Lo mejor ahora, es seguir con su bonita no cita

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
sorry, i love you • hwang hyunjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora